Hola a tod@s!
… una amiga de la infancia me escribe un email, no usa su cuenta, tampoco da detalles reveladores para terceras personas, se disculpa, se deshace en perdones, una vez tuvo que cortar la comunicación conmigo porque en su país, aquel que fue mío, cuestionaron eso de escribirse con alguien que abandonó “el sistema”. Su carta me hizo pensar que soy libre que puedo dirigir mis palabras a quien desee sin temor de una reprimenda pero no es así del todo. ¿Realmente somos libres en esta democracia? Una vez hice una petición on line para que quitaran del Comité de Bioética a un homófobo confeso, aquello tomó proporciones épicas e inmediatamente fui temporalmente destituido de las comisiones técnicas de evaluación que asesoran a la agencia que financia la investigación médica, en palabras textuales del entonces jefe de parte de aquello: “… lo hicimos para protegerte, eres parte del sistema y te has puesto en su contra”. Hoy haciendo la declaración de la renta pensé que debería existir una casilla para la ciencia, inmediatamente se despertó el “libre” que tengo dentro, monté en mi mente otra campaña on line para lograrlo, sería bueno para todos y no haría daño a nadie. Entonces me asaltó la pregunta: ¿De dónde me quitarán ahora?¿En qué despacho dirán que “tienen que protegerme”?¿Cuál será el enano que determinará mi futuro? Al final, no somos libres. Jugamos a serlo pero las cadenas nos atrapan. Hace mucho que no escribía un Viernes, probablemente quise sentirme libre de esta costumbre o simplemente la desgana y la insoportable temporalidad de lo que hoy llaman SER ahogaban las palabras antes de cobrar vida y ser escritas. Pero cometía un error, donde único me siento libre es aquí, escribiendo lo que pienso y lanzándolo al ciberespacio como botellas con mensajes que nunca sabré si llegaran algún puerto.
Os quiero,
Ed.