sábado, 26 de febrero de 2011

Viernes



Hola a tod@s!
¿Ha llegado la primavera? Ayer comí al sol y en camiseta junto a mis becarias en una terraza de la facultad de Medicina, en la noche estuve paseando por Madrid sin abrigo y hoy parece que seguimos con tiempo estival aunque las nubes están cobrando cierto protagonismo. De cualquier manera, es pronto para estas temperaturas y seguro que algo de frio aún nos queda. Mientras tanto, el mundo sigue igual de loco que la semana pasada con un Gadafi devenido asesino, o más bien mostrando su verdadera cara, y amenazando al mundo con un cierre del grifo de petróleo que hace temblar a occidente. ¿Este no era el del famoso libro verde? Por China temen a la contaminación de ideas y bloquean las búsquedas de palabras como Egipto ligadas a revolución. En Cuba no tiene éxito una quedada para conmemorar la muerte de Zapata y el régimen sigue en sus treces que ya son cincuenta y uno. En España se reduce el límite de la velocidad máxima en autopistas, por aquello de gastar menos, y en Los Ángeles se preparan para unos Oscars marcados por la juventud y las nuevas formas de comunicación. En fin, que la Tierra sigue girando sobre su eje y nos desplazamos alrededor del sol a pesar de que hayan quedado muy atrás los tiempos en que la elección de un nuevo miembro de la Academia de Ciencias era una noticia de primera plana. Y es que hoy sería impensable que El País y los foros de facebook tuvieran como tema central la disputa entre dos eminentes científicos por ocupar una butaca en la Academia. Esto pasó el siglo pasado cuando Marie Curie se postuló para académica y perdió frente a uno de los inventores de la telegrafía inalámbrica. Por aquel entonces la prensa rosa se postraba frente al hotel donde se celebraba un congreso científico para poder entrevistar a los que descubrían secretos de la naturaleza. ¡Qué tiempos! Pero debemos vivir lo que nos toca aunque sin resignarse a ello. Por eso sigo tratando de buscar lo bello en el arte y lo sutil en la ciencia… aunque no siempre lo logre. Cambiando de tercio, por Madrid tuvimos la feria de ARCO que esta vez redujo su formato y me dejó bastante indiferente. Sólo un montaje me impresionó, era una especie de sala de juntas que saltaba por los aires… me quedé varios minutos frente aquello y al buscar el autor una sonrisa se me dibujo en los labios. “Los carpinteros”… versaba en los créditos e inmediatamente recordé a este trío inquieto que llenaban de creatividad las ferias habaneras en los noventa… eran ellos, estaban en Madrid. Por otra parte, el cine me atrajo dos veces y con “Primos” me reí y “Black Swan” me gustó. La primera es una producción española, de esas en las que no faltan los colores, el parlamento callejero, la revelación de un actor que promete y la carcajada. La segunda es un thriller que se disfrutará más por aquellos que le gustan el ballet. Aquí Natalie Portman luce un trabajo impresionante que, seguro estoy, será compensado con un Oscar. Fue curioso ver a Wynona Ryder interpretando la historia de su propia vida y me quedo con aquello que dice el coreógrafo: “Seduce, seduce, attack, attack”. Yo la recomiendo. Y para terminar os dejo con una foto que de mi Madrid ha hecho un amigo también cubano, también americano que por Cambrige pasa sus días. Gracias Mauricio.
Os quiero, Ed

domingo, 20 de febrero de 2011

Viernes de esperanzas...

Hola a tod@s!
Con auténtico placer puedo decir que no todo está perdido, bueno, eso de alguna manera ya lo intuía. Tal y como una vez dije, frente a un frasco lleno de colorantes tóxicos donde crecía plácidamente un hongo, “la vida siempre se abre paso”. La escena que cuento ocurría en un laboratorio en mi época de postdoc y un estudiante de doctorado “freaky” me dijo: “Eso lo sacaste de Parque Jurásico, ¿no?” Lo cierto es que no sabía si era invención mía o copia barata, pero estaba clara la conclusión: la esperanza siempre florece como lo hacía aquel hongo en un ambiente totalmente adverso. Todo esto viene a colación de una anécdota que quiero contar. Desde hace tiempo vengo observando a uno de los becarios que intenta hacer la tesis doctoral en un laboratorio contiguo al que dirijo. El chico en cuestión tiene mi mismo horario de entrada y por ello coincidimos varias veces en el metro, donde siempre está con un libro en la mano. Por timidez o simplemente por esa especie de respeto que me tienen su saludo es mínimo, por otra parte, ese tiempo también lo aprovecho para leer y prefiero no hablar. Sin embargo, no hace mucho el saludo se produjo cuando ya esperábamos la apertura de la puerta y, por aquello de evitar un silencio incómodo, le pregunté por el libro que leía. La respuesta esperada era cualquier “best seller” de moda o quizá algo peor: un texto de crecimiento personal. Por más que me he empeñado durante los últimos años en elevar el nivel cultural de quienes pasan por mi laboratorio, el resultado siempre ha sido el mismo, no les interesa leer algo inteligente. Sin embargo, estas fueron las palabras que escuché: “El segundo de En busca del tiempo perdido de Proust. Realmente pensé que no había escuchado bien. Inmediatamente busqué mil y una explicaciones: se encontró el libro y lo está hojeando, se equivocó… en fin. Volví al ataque e inquirí, ¿Vas por el segundo? ”Sí, hombre cuesta pero me gusta más que el primero. Lo que pasa es que en la biblioteca de donde los saco no tienen el tercero, pero me lo han encargado, ojalá lo tengan para cuando acabe este.” No me podía creer lo que escuchaba. Mi opinión sobre esta generación de internet, móviles e inmediatez deja bastante de desear. Creo que los de hoy piensan que la sabiduría está en Google y que profundizar es una cuestión antigua y superada. La alegría me duró todo el día, recordé cuando me levantaba temprano los sábados para ir a la biblioteca nacional a leer ejemplares únicos de Stephan Zweig y Ernesto Sábato… pensé que existe una esperanza. Tiempo después me volví a encontrar con el becario en cuestión y le pregunté por su experiencia Proutsiana y, con un lenguaje no muy escogido, me confesó que estaba terminando el último y que era una experiencia “cojonuda”. Le pregunté si conocía algún escritor cubano, en específico Carpertier. A su no por respuesta, le dije que leer La consagración de la Primavera me enseñó más que muchos cursos en el bachillerato. Me dijo que buscaría el libro, me prometí regalárselo. Unas semanas más tarde le regalé el libro de Carpertier y un par de días después volvimos a coincidir en el metro, esta vez en dirección contraria, el vagón estaba lleno y no hubo oportunidad de sentarse y leer… entonces hablamos. Me comentó sobre el libro, me preguntó sobre la ciudad de las Columnas, me dijo que le había costado entender el principio porque poco sabía de ballet. "¿Nunca has visto ballet?" Pregunté. “Sí, hace poco en el Real vi bailar las Variaciones de Goldberg, es que me gusta mucho la música y tengo un abono para el Real.” ¿Cómo? ¡Un becario que gana menos de mil euros al mes que evidentemente proviene de una familia media-baja, se gasta el dinero en un abono para la ópera! Todo joven que conozco protesta por el precio del cine, jamás va al teatro porque las funciones son caras, sin embargo no ponen peros en gastar dinero en beber, comprar hachis y otras actividades más bien poco instructivas. Seguí indagando y le pregunté de dónde venía su interés por la música clásica. “Buscando en youtube escuché cosas de Mozart que me impresionaron, seguí buscando y, jo’er me pareció genial. Luego me pillé un abono de los baratos, estoy bien arriba en el Teatro… pero me gusta.” El chico en cuestión tiene cara de buena gente, trabaja en un proyecto algo atascado, dice que no habla de lo que lee y escucha porque no conectaría con la gente que le rodea, en su familia nadie sabe quién es Bach… cuando nos despedimos en el metro, le pregunté, con algo de vergüenza, su nombre. Habíamos hablado unas cuantas veces pero yo no conocía ese dato. “Miguel” me dijo. “Yo soy Eduardo”. “Hombre, a los jefes los tenemos localizados”, fue su respuesta.
Hoy tenía muchas cosas que comentar: la aburridísima gala de los Goyas que subraya lo de segundas partes “siguen” sin ser buenas :-). También está esa ola que va inundando el mundo árabe y va haciendo caer a los dictadores de esa zona del planeta. Un capítulo entero le hubiese dedicado al caradura de Fidel Castro que no ha tenido vergüenza en expresar su “apoyo” al pueblo egipcio en su valiente lucha contra el dictador; el descarado tiene la poquísima dignidad de decir que Mubarak oprimía y saqueaba a su propio pueblo. ¿Qué diablos lleva haciendo este señor desde hace 51 años? Pero, prefiero seguir con la parte bonita de la vida y pensar que definitivamente no todo está perdido y, si queremos, internet puede ser una fuente inagotable de sabiduría. Ojalá proliferaran los Migueles y en ello mucho tendremos que ver los mayores.
Os quiero, Ed.

lunes, 14 de febrero de 2011

un lunes... algo especial


Aunque no es Viernes... todo lo contrario, os escribo porque no quiero perder la costumbre de felicitar a aquellos que "algo" sienten por "alguien". Hoy es San Valentín para el mundo occidental o simplemente "el día de los enamorados" en la Isla donde nací. En España, país de tantas contradicciones, esta fecha se entiende como algo comercial y hasta estúpido... habrá que revisar las Navidades y otras muchas cosas :-). Yo seguiré fiel a celebrar ciertas fechas porque esas costumbres son las que nos hace, de alguna manera, ver la vida con algo de color.
Os quiero, Ed.

sábado, 12 de febrero de 2011

Viernes de cosas varias...



Hola a tod@s!
Ya termina una semana que probablemente quedará marcada en la historia: Egipto ha dado muestras de que se puede hacer cambios supuestamente imposibles. Este país siempre me ha fascinado, en mi infancia leía y releía las aventuras de Carter buscando la tumba de Tutankamón y en mi adultez me embriagué cuando navegué por el Nilo y visité los siglos de cultura que allí se guardan. No obstante, en aquella visita me chocó la “inmovilidad” del pueblo que había dibujado los primeros estadios de la civilización. No entendí bien todo aquello y varias veces volví sobre ese pensamiento. Hoy el planeta celebra, con cierta hipocresía, el éxito de un pueblo harto que siguió el camino de los tunecinos y lograron, seguro que con ayudas diplomáticas internacionales, que el dictador se fuera. Ahora queda construir un gobierno plural que no sea fagocitado por el radicalismo que tanto teme occidente. De cualquier manera, el hecho es plausible e irremediablemente pienso en una isla que lleva 51 años con la misma imagen en cada telediario. De allí una generación huyó y el vacío que dejamos ha favorecido la estupidez y la adoración de una cuadrilla de asesinos de almas e ideas. Y es que también se asesina sin necesidad de derramar sangre y detener el corazón. En otra cuerda, porque afortunadamente otras cuerdas existen, Barcelona me atrajo y allí estuve discutiendo sobre el material genético mitocondrial y su efecto sobre la tolerancia a endotoxinas para más tarde asistir a un evento de esos que dejan huella. Resulta que un amigo, también científico y también “culturoso”, me invitó a ver el montaje de Anna Bolena en el Liceu con Edita Gruberova. Para quienes no la conozcan, esta señora es una sobreviviente de aquella generación de divas reales que, sin escuela pero con voz, reinaron en los coliseos de la ópera del siglo pasado y eso se nota. Por otra parte y con grata sorpresa, constaté que la frialdad del público en Real nada tiene que ver con que España está en Europa, ahora creo que está en relación con el hecho de que en Madrid va a la ópera mucha señora de laca en la cabeza y escasas neuronas en el cerebro. En el Liceu viví momentos que mucho me recordaron a los fines de semanas en el Lorca habanero, donde el patio de butaca vibraba cual estadio de fútbol, pero no por un “chute” de quien no sabe hacer otra cosa sino por algo sublime que se llama arte (TA y yo escribimos una reseña en: http://www.ociogay.com/OcioGay/Escena130.aspx). Siguiendo por La Habana, una noticia triste nos llega de sus tablas, María de los Ángeles Santana ha muerto. Cuantas veces reímos con su alcaldesa en San Nicolás del Peladero o disfrutamos de su voz en composiciones de Lecuona. Ahora recuerdo la última vez que la vi en un teatro, en aquel momento se homenajeaba a ese gran músico cubano y ella hacía una anécdota realmente graciosa de algo acontecido entre los dos muchos años atrás. Sé que por Madrid también la disfrutaron en la Zarzuela porque lírica era, pero lo cubanos nos llevamos la mejor parte de esta irrepetible artista. Y así vamos, la vida sigue siendo eso que transcurre mientras nos entretenemos en hacer otras cosas, el planeta sigue dando vueltas, los neutrinos siguen siendo menos de lo que tendrían que ser, Ana Botella (la consejera de medio ambiente) dice que el paro asfixia más que la contaminación que sufre la ciudad, un energúmeno tilda de fascista la ley anti-tabaco y yo voy camino de los 42.
Os quiero,
Ed.

viernes, 4 de febrero de 2011

Viernes...

Hola a tod@s!
Aunque la semana insta hablar sobre la visita de la papisa europea a Madrid y me refiero a la Merkel, ayer criticona y hoy hada madrina de la economía española. También los bytes se podrían deslizar con mayor facilidad hacia la crisis del mundo árabe que se va extendiendo cual ola imparable sobre toda África mora, algo que sigo con especial interés y deseando que la “cosa” se amplifique y llegue a confines insospechados… por ejemplo: el Caribe. Sin embargo, prefiero ser cauto, esperar un poco más y observar sin dejar de pensar y compartir esto último con tod@s vosotr@s. Y pensando he estado sobre lo que significa este medio por el que me comunico, las tres fantásticas W que presiden cualquier dirección de internet y la evolución de nosotros los humanos. A pesar de la inútil resistencia que muestran algunos frente a las nuevas tecnologías, poco pueden hacer por impedir la expansión de la forma “on line” de vida que cada día cobra más fuerza y preocupa. Está claro que quien no tenga un móvil, quien no use el “email”, quien no tenga un perfil en facebook… deja de estar conectado con la inmediatez, su vida no fluirá de la misma manera y sus oportunidades se reducen significativamente. Es probable que muchos digan poder vivir sin nada de estas cosas y eviten “las pantallas”… por ahora se puede, pero ¿estamos seguro que en poco tiempo se podrá seguir desconectado de “las pantallas”? La respuesta es no. De la misma manera que hoy nadie encuentra trabajo si no tiene un móvil para ser llamado a una entrevista, mañana será impensable lo mismo sino no se dispone de un perfil en facebook y otras mil modernidades que se nos va escapando a quienes nacimos por los sesenta. Y esto me preocupa… pero no de la manera superficial que se trata el tema, voy un poco más allá en el análisis y creo que la cuestión nos está afectando desde un punto de vista evolutivo (¡Dios la que estoy liando!). Internet y todas sus aplicaciones nos está cambiando a marchas forzadas. Si miramos la historia, corta según los cosmólogos adaptados a muchos ceros cuando se trata de contar años, los humanos hemos ido sacando la “evolución” de nuestra especie. Primero inventamos máquinas para no tener que desarrollar los músculos y de esta manera “perdimos” fuerza física y “oportunidades” evolutivas en aras de posicionarnos en la cúspide pero ahora hacemos algo parecido con el pensamiento. Estamos desterrando el intelecto de nuestra especie y colocándolo en internet. Con esta herramienta nuestras decisiones son más rápidas pero pensamos muchísimo menos. El desarrollo intelectual se va mermando en aras de una inmediatez y la conclusión es que con las máquinas dejamos de ser fuertes físicamente y con internet corremos el peligro de bloquear el desarrollo de nuestros cerebros. Sé que algunos pensaran que es una alarma innecesaria “típica” de quien escribe este Viernes. Puede que así sea pero hay datos, aunque no del todo fiables, que demuestran una ligera tendencia a la disminución del tamaño del cerebro en las nuevas generaciones. Cierto o no, nadie podrá desmentir el hecho de hoy en día somos mucho menos profundos al tratar intelectualmente cualquier problema y dejamos en manos de internet una gran cantidad de cuestiones claves. Por supuesto que cualquier paso evolutivo tarda una eternidad en manifestarse aunque no dudo que el proceso lo estemos acelerando, quizá en la dirección equivocada. Una cosa curiosa es la adición que crea internet, decir que este “ente” creado por nosotros mismos nos está dominando no es del todo disparatado. Los humanos creamos internet y también le damos de comer cada día, pero “ella” nos fideliza (¿existe este término?) de la misma manera que algunas plantas se perpetúan porque proporcionan sustancias adictivas. ¿No estará aprendiendo demasiado rápido? Si nos ponemos un pelín serios, la evolución no es otra cosa que la adaptación de una especie al medio para garantizar su supervivencia. Y cuando hablamos de medio hay que tener en cuenta que para nuestra especie el medioambiente cognitivo es de vital importancia, justamente esto ha cambiado de manera radical en las últimas décadas: Hoy lo digital gana a lo analógico. Todo parece indicar que quien no se adapte a ello perderá fuelle en la evolución acelerada hacia no sé donde aunque, sinceramente, tengo esperanzas en que una rectificación a tiempo evite que internet nos gane la batalla.
Os quiero,
Ed.