sábado, 22 de febrero de 2014

Viernes... harto

Hola a tod@s!
Nunca pensé decir esto: ¡Por favor que se acabe el invierno ya! Estoy entumecido, yerto, apurruñado, deprimido de tanto viento gélido y noches en las que no se puede pasear. Me parece que han pasado siglos desde la última vez que monté una bicicleta o mis patines. Siempre me pareció muy literario eso del invierno, las bufandas y el estado recogido, pero ya me está hartando. Y de hartazgo tengo mucho que decir, estoy harto de todo lo que sucede y lo que se comenta. En la Europa civilizada salta la chispa xenófoba de sus campesinos banqueros y prende en la rígida Alemania. Sí amigos, ya sabíamos que si había que buscar a un solidario este no sería suizo. Con su democracia habitual los lecheros “alpiños” han votado restringir la entrada de europeos a su territorio para no alterar el equilibrio vital. Y los vecinos germanos, también solidarios, proponen una consulta popular en el mismo sentido. Soy de los que admira la organización suiza y su gran sentido de la democracia, pero nunca debemos olvidar que todo se facilita cuando eres el banco del mundo sucio. Por otra parte, también me fastidia que la otra Europa, la de la crisis, se alarme con esta medida cuando permite cosas peores en sus fronteras del sur. Pero no acabamos aquí, una patraña diferente hace historia y une a dos países tan lejanos como cercanos en estos días. En Ucrania la chispa se tornó en fuego y ya son muchos los muertos. En Venezuela la cosa no es tan distinta, allí el régimen, “tan maduro”, se ha podrido dejando lloros y parcas en el camino. De todo esto se inunda Facebook, Twitter, los periódicos y muchos blogs. ¿Qué más puedo decir? Estoy harto de que me sea tan difícil seguir con mi máxima de preferir ser padre de un buen futuro que hijo protestón del pasado. De sentirme raro por pensar que aceptamos y consideramos importantes los hechos que concuerdan con nuestras hipótesis, mientras tendemos a despreciar y olvidar los que la niegan. Por pillarme preguntándome por qué desaparecieron los animales grandes como el mamut de cinco metros, el tiburón de dieciséis y la mariposa de casi uno. Sigo harto de no poder sentirme a gusto charlando, largo y tendido, sobre el efecto inhibitorio que pueden tener los factores que provocan el cáncer sobre aquellos que inducen las enfermedades neurodegenerativas, y al revés. Explicando como será posible, en breve, curar definitivamente la hepatitis C con un cóctel anti retroviral, sin tener que caer en que será carísimo y que probablemente sólo unos pocos tendrán acceso al tratamiento. Sigo harto de inhibirme de hablar sobre cuánto me gustó la primera parte de Ninfomanía y como se jode todo en la segunda. O simplemente diciendo que dos meses sin ti, mami… es mucho tiempo. 
Os quiero,
Ed.
PD: Os dejo una imagen que tomé de Madrid justo al salir del cine.

viernes, 14 de febrero de 2014

Viernes... para recordar

Hola a tod@s!

Hoy es viernes, también es 14 y estamos en febrero. En España San Valentín se festeja a medias, a ocultas, de medio lado, pero hay cosas que nunca voy a compartir de este país que también es mío. Para mí este día no es San Valentín, este seguirá siendo el día que festeja quien tiene la suerte de estar enamorado. Ese ser “que lleva la luna entre los brazos”, el mismo que “pide esperanzas para todos” y no ve la lluvia aunque diluvie. ¿Por qué ocultar que queremos estar enamorados? Nunca he entendido ese empeño por borrar la poesía de la vida y llenarla de IVA y otros impuestos. Por ello en vez de hablar de horrores y desabores, prefiero compartir con tod@s vosotr@s una canción de alguien que nos dejó esta semana, alguien que intentó ser especial en cada letra que escribió, alguien que al menos eso logró. Sé que much@s se horrorizarán al abrir el link de youtube que os dejo, ¿qué es eso de escuchar un cantautor cubano que hacía poesía de sus sentimientos? Pero yo vengo de otro siglo, también de otro sitio y en mi tiempo y espacio las palabras enamoradas protagonizan la vida, porque sin ellas la existencia es insípida, se va entre las manos como agua que nunca estuvo. 

Os quiero,
Ed.

http://www.youtube.com/watch?v=fT5EI-Z7iM8

sábado, 8 de febrero de 2014

Viernes... para no olvidar

Hola a tod@s!
Se ha ido otra semana, siete días llenos de cosas para contar, horas que no se repetirán. Por eso escribo y escribo, para que no se me olvide lo que ha ocurrido. Mi amigo Fumero hace otro tanto desde Suecia. En Facebook cuenta todo lo que experimentó las semanas, días y horas previas a la gran partida. Aquellos momentos antes de que dejara Cuba en busca de un “algo” seguramente impreciso. En sus palabras a veces reconozco lo que también viví hace casi dos décadas cuando un viaje a Madrid se abría como la oportunidad de mi vida, la que haría que todo cambiara. Fumero recuerda que, de pronto, La Habana se volvía una ciudad turística, cada rincón era especial. A mí me pasó lo mismo, cada abrazo, cada beso tenía sabor al último, fotografié al negro borracho de la esquina y también a la rubia sandunguera, trataba de inmortalizar “every single moment”. Y es que al final sólo somos recuerdos vividos… por eso escribo y escribo. 
De esta semana me llevo el paseo interminable con Lilo por un Madrid frío, dos magníficas películas, alguna que otra lectura, pero sobretodo la sensación de tener a mi alrededor un equipo de locos que aman lo que hacen y se divierten con ello. Mis chic@s del laboratorio son increíbles, Víctor es la memoria que lleva por apellido el orden, Carol es la exaltación que atrae el entusiasmo, Henry es el genio que marca el camino y Aurora la calma que alivia el desatino. Si mi amigo Ian tiene razón en eso del karma, algo muy bueno tuve que haber hecho en el pasado para tener la suerte de contar con ellos. Cuando los veos discutir, planificar experimentos o reírse de los contratiempos, me hacen recordar los mejores momentos que he pasado en mi vida como científico. Evidentemente no fueron otros que aquellos que compartí con Carlos cuando, él becario sin beca y yo jefe sin equipo, nos comíamos el mundo con la pipeta en la mano. Así fue como una vez para poder hacer un experimento crucial, me fui a Milano con células vivas en mi estuche de higiene personal. No sé cómo no me pararon en el control y tampoco sé qué hubiese dicho para justificar aquellas plaquitas con líquido rojo. Recuerdo a Carlos despidiéndome en el aeropuerto y asegurándose que cogía el avión y no el furgón de la policía. También recuerdo a Karel esperándome en Malpensa diciéndome que en su lab todo estaba listo para silenciar el gen de la IRAK-M y demostrar mi hipótesis. Hace poco releía una anécdota de Rita Levi-Moltacini, ella para estudiar las circunvalaciones del cerebro humano trasladaba fetos envueltos en papel periódico desde el hospital a su laboratorio, usando el transporte público. En una de esas excursiones un pedazo de la anatomía fetal se le salió del envoltorio y, sin darse cuenta, se paseó por medio Turín en esas condiciones. ¿Qué diría la ética? Por eso cuándo leo a los exaltados de Twitter arremeter contra los que intentamos explicar la naturaleza me ocurre lo que a Allen cuando escucha Wagner… dan ganas de invadir Polonia. Y hablando de Allen, ¡la que tiene armada el judío newyorker! Su hija adoptiva ha sacado un artículo recordando los abusos sexuales a los que Woody la sometió siendo niña. ¿Verdad? ¿Mentira oportuna? Lo cierto es que la nube de la duda vuelve a oscurecer los días del genio. Por lo pronto ya hay muchos (realmente más muchas que muchos) que reniegan haberse reído una sola vez con sus películas. Sólo sé que es un genio, habrá que demostrar que es un pederasta. Mientras tanto eso de ir al cine sigue trayéndome momentos muy buenos. Esta vez ha tocado el turno de dos obras maestras: “La gran estafa americana” y “El lobo de Wall Street”. Ambas en el mismo tono, las dos haciéndonos ver las tripas y esencia del capitalismo brutal, es decir, concentrar riqueza en un punto sin producir nada. ¿Qué es lo que hace un corredor de bolsas? Venderte una acciones que no tiene ni idea que vayan a subir. ¿Qué hace quien te asegura buscarte el mejor préstamo? Cobrarte una comisión por algo que no puede asegurar que vaya a ocurrir. Y amén de todo ello, hay que ver a Di Caprio en el Lobo y a Jennifer Lawrence en La gran estafa. Pero ha habido más, por estos días Rusia sigue erre con erre en contra de los gays, una infanta va a responder preguntas incómodas y una sanguijuela puede vivir en nitrógeno líquido durante meses. Y yo pienso que estos bichitos nos puede dar claves parecidas a las que hicieron revolucionar la biología cuando en los 80 se creó la PCR. En fin, os dejo por hoy… eso sí, para seguir recordando no os perdáis un vídeo de dos minutos que nos resumen la vida de este planeta, mirad el link.
Os quiero, 
Ed.

PD: Aquí va el link... no os lo perdáis
http://marcbrecy.perso.neuf.fr/history.html

sábado, 1 de febrero de 2014

Viernes... de vuelta

Hola a tod@s! 
Eso de que la vida continúa quizá sea verdad, por ahora lo único que puedo decir es que la vida es diferente. Para los demás continúa, para algun@s nada ha cambiado, mi caso es distinto. 
Seguimos por aquí, viviendo este invierno que alterna la lluvia con el frío y el sol. Mi trabajo ha subido de planta, ahora trato de llenar de sentido un despacho demasiado grande y con vistas. Intento ser yo aunque gran parte del día tenga que distinguir al hijo de puta de raza del hijo de puta de poca monta. Lo que tengo claro es que no me quito de encima a esa especie que se multiplica exponencialmente y para quien no hay otra clasificación posible que la de hijo de puta. Dirigir, aunque sea ciencia y parezca diferente, consiste en luchar por hacer algo bueno sabiendo que será criticado y, fundamentalmente, ser consciente de que tod@s absolutamente tod@s, saben lo que hay que hacer y es distinto de lo que has planteado o podrías plantear. Aunque no moverán el pulgar por llevarlo a cabo. Pero no pienso tirar la toalla, algo bueno podré hacer. Y para eliminar todo esa toxicidad diaria, nada mejor que el gym. 
Mientras tanto, el mundo gira y no deja de sorprendernos con las historias cíclicas. A veces es mejor refugiarse en libros que te llevan a la otra punta de la galaxia o meterse en una sala oscura para guarecerse en la historia de los otros. Así fue como un día traté de impresionarme por una película casi-perfecta pero aburrida que lleva por título “Agosto” y otro, con menos expectativas, me llené de energía con un poema visual llamado “La ladrona de libros”. La primera desborda la pantalla de bestias actuando, convenciendo con todo lo que tienen a su alcance, una obra de arte que no pierde detalles pero no logró tomarme la mano. La segunda, menos pretenciosa, me captó al inicio, me hizo suyo. A veces ocurre, la imperfección es más atractiva y su opositora es encorsetada, rígida, enemiga de la creatividad y la dialéctica. Ahora recuerdo a Rita Levi-Montalcini, la misma que descubrió el factor de crecimiento neuronal, cuando dedicó todo un libro a elogiar, no a la locura, pero si a la imperfección… si ella lo hizo porque no yo. También busqué refugio en la ópera, sin elegancia quise emocionarme con la historia de los vaqueros de Wyomin ahora en la escena regia del Teatro Real capitalino. Mas el chasco no pudo ser mayor, la imperfección es buena pero no cuando roza el desastre. Fue entonces el momento de buscar otros refugios, de alegrarse por los éxitos ajenos: David monta unos premios de cine que harán historia (los Feroz), a Cris lo han nombrado director de la Escuela Nacional de Salud y así se completa la triada de dires, Lilo regresa contenta antes de irse, JL tiene una empresa que crece, Gabi hace las Américas y mi hermana se decide a tomar la riendas de su vida sin pensar en lo tarde que puede ser. Y así, buscando motivos para la sonrisa se afronta un poco mejor los tejemanejes del gobierno que intenta hacernos pasar por ciegos, mudos y sordos. Las maquinaciones oscuras que destituyen al director de El Mundo o las noticias que elevan al altar a un entrenador homófobo. Yo simplemente me pregunto: ¿Cuántos científicos habrán muerto a la vez de Aragonés y nadie les llamará grande entre los grandes? Triste. De la misma manera que aún no he escuchado ninguna voz crítica con la remodelación millonaria que se prevé para el templo del fútbol madrileño en tiempos de crisis. Triste pero más triste aún es que mientras yo tengo que pelear para que no nos retiren el préstamo que estamos empleando en construir un edificio de laboratorio para el Instituto que dirijo. 
Os quiero, 
Ed.