sábado, 5 de septiembre de 2015

Viernes desde Madrid...

Hola a tod@s!
¿Qué puedo decir yo en medio de este desasosiego? El mundo se inunda de imágenes con personas pidiendo ayuda, Europa se balancea entre ser humanitaria y protegerse de no sé qué, los fanatismos afloran, florecen, hacen su agosto… y todos, absolutamente todos, pensamos tener la razón en el bolsillo. Terminé mi Viernes anterior queriéndome bajar del mundo… hoy no tengo ni idea de qué es lo que quiero. Bajarme ¿pero a dónde? Allá donde vaya, si hay personas, habrá conflicto. Me fui de vacaciones para cargar baterías, en la costa gallega discutí de derechos, en la catalana me abrigué con amistad. Esencialmente solo, pero con el corazón acompañado, caminé por los días sabiendo que las prisas no son buenas compañeras pero, consciente de que este viaje es único, sé que las pausas tampoco lo son. Pintorreteado por “El Color del Verano”, logré atravesar Agosto sin quemarme por dentro ni por fuera. Los amigos fueron muchos: Alice, Ernest, Carlin, Juanman, Rus… las playas fueron pocas pero bastaron. De regreso encontré mi Madrid nuevamente, la casa, el sitio de donde ya soy. Haciendo números simples llevo más tiempo en esta ciudad que en cualquier otra… es oficial, soy de aquí. Y no quiere decir esto que haya borrado las raíces, lo genial de Madrid es que te acepta tal y cual eres. Con acento, con costumbres, con rarezas… con compañías y, sobretodo, con soledades. La vuelta no ha sido traumática, nunca lo fue. El día que no quiera regresar al laboratorio, ese día habré dejado de ser yo. Nunca he entendido eso que llaman depresión postvacacional, debo ser un privilegiado… algo menos para sufrir. Los proyectos no se detuvieron por el verano, el ritmo ya vuelve ser el de un crucero, hemos enviado artículos con datos nuevos, hemos analizado experimentos hechos y planificados futuras direcciones.
Pero nada es perfecto, como parte de mi empeño por sacar adelante el Instituto se montó un encuentro con Cristiano Ronaldo, la estrella de las patadas aceptó eso de apoyar un proyecto que combina un hospital madrileño y otro de Oporto, yo no lo acaba de ver… pero allá fui. Enfundado en un traje y con la cabeza puesta en lo que dejaba de hacer en el lab, tomé un avión a Lisboa, sería fácil, un encuentro breve, unas fotos, un compromiso. Pero las estrellas son caprichosas, más aún cuando sólo saben dar patadas. CR7, como lo llaman, se levantó con molestias en la garganta, CR7 decidió que no era día para ser solidario con la ciencia, CR7 prefirió no bajar al Hall del hotel donde un servidor esperaba. Hace poco en una entrevista dije que “odiaba el fútbol y todo lo que le rodea”… sabía que no me equivocaba. Pero dejemos este episodio en lo que es, una anécdota para contar. Quizá sea mejor recomendar “Liltling” una preciosa película sobre el amor y la compresión que desborda los límites. También decir que Nacho Duato vuelve a Madrid pero su paseo por el ballet clásico no ha sido memorable, se ha presentado con una compañía alemana y una Bella Durmiente que no aporta nada a la historia del amor que despertó con un beso. Pero sobre todo quizá sea mandatorio volver al inicio de este Viernes y recordar que la migración es un trauma, que nadie deja su sitio para ser extraño en otro por puro placer y que el dolor y las heridas que se producen nunca pero nunca llegan a desparecer del todo.
Os quiero, Ed. 
PD: Aquí os dejo la entrevista que me hicieron para Redacción Médica, ha sido realmente un perfil fresco y libre… algun@s la han criticado, otr@s querían más, yo me sentí cómodo. 

http://www.rmedica.es/edicion/252/eduardo-lopez-collazo