domingo, 5 de marzo de 2017

Viernes... otra vez tardío.

Hola a tod@s! 
... al final será que no estamos solos. El mundo sigue pendiente de las payasadas de Trump, por Madrid se ha paseado un autobús con propaganda anti-niños transexuales, un eurodiputado polaco asegura que la mujeres son inferiores, los prelados siguen vociferando que los gays deberíamos ir al infierno terrenal, a mi me tienen harto con la cantaleta de los valores, ya lo dije: poneos a pensar, leer y trabajar… lo valores reales emergerán solos sin necesidad de dictados, la ciática vuelve a protestar…
pero al final será que no estamos solos. Hace unos días lo anunciaba la NASA, a 40 años luz existe un sistema planetario parecido al nuestro, siete planetas y algunos con posibilidades de vida, al menos la forma de vida que conocemos. Esta y no las otras, es la noticia importante, probablemente la que siglos después se recordará. ¿Quién sabe cuándo será necesario irnos de aquí? ¿Hacia dónde enfilar las velas? Ya sé que está lejos y cuando se dice lejos y se habla del espacio… es extremadamente lejos. Pero una vez, no hace mucho, lejos estaba América de Europa. La Física dice que es imposible viajar a una velocidad mayor que la de la luz y no lo pongo en duda, por ahora, pero el espacio exterior es un misterio que sólo se ha modelado en papel y las pantallas de los ordenadores. ¿Quién podía imaginar que la luz se desviaba en presencia de un campo gravitatorio? Esto ocurre debido a la deformidad del espacio alrededor de una masa. ¡Vaya trabalenguas! Pero es así… entonces por qué no soñar con buscar un pliegue, una anomalía, una singularidad que haga posible este viaje. Mientras tanto, me complace pensar que al final será que no estamos solos. De la misma manera que aquí surgió la vida debido a la “(bendita) circunstancia del agua por todas partes”, allí, o allá porque lejos está, pudo ocurrir lo mismo. Dejemos de ser tan egocéntricos y pensarnos únicos en la bastedad del universo. La vida surge a partir de unos cuantos elementos, algo de electricidad y poco más.
Os quiero, 
Ed.