sábado, 25 de octubre de 2014

Viernes con propósitos...

Hola a tod@s! 
Llevo algún tiempo ausente, lo estoy no sólo en estas líneas habituales de fin de semana, también cuando camino o hablo. “Descubrir” que has vuelto al pasado no es plato agradable, menos aún cuando huiste de él. En Cuba no era suficiente con “ser”, también debías “aparentar”. Nunca moví un dedo contra aquel sistema, por miedo más que por otra cosa, pero el sistema no se contentaba con la obediencia, pedía además la apariencia. De allí huí, dejando atrás mil cosas que van cobrando importancia con el tiempo. Pero valió la pena, siempre lo he pensando y aún lo pienso. Sin embargo, este sitio que me acogió y ya es mío tiene una esencia parecida, un olor húmedo que se va intensificando cuanto más te adentras. España no te exige “ser”, te recomienda “aparentar”. Aparenta no ser consciente de lo hijo de puta que es un supuesto amigo, aparenta no escuchar las imbecilidades del otro, aparenta ser quien no eres y a veces ni quieres, aparenta, aparenta y lograrás. Por estos días hemos visto como un ex ministro, ex director del FMI y ex de muchas cosas sólo aparentaba ser lo más de lo más, también como un jovenzuelo con cara de imbécil aparenta y aparentaba y lograba ser recibido por quienes aparentan gobernarnos y reinarnos. Está claro, “aparentar” es el verbo, lo de “ser” es secundario. Pero siempre habrá “outsiders” y es que son estos los que hacen historia. Probablemente yo ya me haya metido demasiado en el sistema, quizá “aparentar” sea parte de mi léxico y “ser” se vaya alejando de mi realidad. Pero mi Viernes son míos y aquí voy a “ser” sin “aparentar”. En estos textos no dejaré que entren los que venden “ser” especialistas aparentado situaciones. A punta pies saldrán de estas líneas. Y desde ya os prometo otra cuerda que me permita “ser” de verdad. 
Entonces, por aquello de que el movimiento se demuestra andado, os cuento que la Compañía Nacional de Danza estuvo de cumpleaños y yo lo celebré con ellos. Durante tres fines de semana bailaron en el Teatro Canal y pasaron del clásico al contemporáneo como cambiarse de ropa. Muchas sombras han planeado sobre esta agrupación desde la partida forzosa de Duato, pero hoy hay más claros que grises. Por el cine tampoco ha ido tan mal la cosa, de “Boyhood” me quedé prendado, también me enamoró “La desaparición de Eleanor Rigby” y hasta me gustó la especie de biografía que han hecho sobre Yves Saint Laurent. “La isla mínima” no la he visto, pero de ella ya se habla demasiado. Al teatro he ido poco, pero me llevo “La Plaza del Diamante” que los de por aquí recordarán de la telenovela, yo que soy de un “aquí” más reciente puedo deciros que Lolita debió ser actriz desde siempre, borda el personaje como una grande. Por el Real he estado una vez, un concierto de Piotr Beczala me hizo disfrutar de este polaco con voz grandiosa y planta considerable. Pero no sólo el arte es bello, en Cancer Cell han publicado un estudio realmente hermoso, los exosomas, esas trazas de material genético que llamábamos basura, son capaces de transformar células normales en auténticas “cabronas” que proliferan creando un tumor. Y así, sabiendo que la RAE no deja de estar muy por detrás de lenguaje “real” y que sólo aparenta modernidad al admitir “amigovio” en lugar de follamigo, me despido de vosotros con el firme propósito de “ser” sin “aparentar”… al menos aquí. 
Os quiero, 
Ed.

viernes, 10 de octubre de 2014

Viernes algo negro...

Hola a tod@s!
Sí, os escribo desde ese país que ahora está en portadas no por su sol sino por un virus que ha cambiando, esencialmente, de color. ¿Cuántas veces hemos cenado con el recuento de negritos africanos muertos por ébola en el televisor? Y de ellas, ¿cuántas veces hemos salido corriendo para tirarnos frente a una furgoneta policial, en protesta por los nulos fondos de investigación destinados a luchar contra la enfermedad negra? Hoy nos avergonzamos del gobierno español por su incompetencia, manifiesta. Nos indignamos por la gestión de una alarma sanitaria. Elevamos las manos a la cabeza en claro signo de inconformidad. Pero, ¿qué hicimos ayer? ¿A cuántos se le cayó la cara de vergüenza cuando os contaba que para estudiar enfermedades infecciosas y VIH se dispone de muy pocos millones… y poco es menos de cinco? ¿Quién se dijo: hago un evento en internet para concientizar sobre este problema que algún día me tocará? Será que no había un perrito por medio y esto hace pensar. 
El ébola ha cambiado de color, ahora no es sólo negro, también entra en los blancos del mundo aséptico al cual pertenezco. Los mismos blanquitos que tanto nos cuesta meter dinerito en las arcas de la investigación porque pensamos que eso es tarea de otro, y ese otro mira hacia otro lado. La situación en mi España no es buena, los palos de ciego y la ausencia de eso que llaman seriedad hacen su agosto en este país que parece erguirse sobre la improvisación. Se improvisa todo el tiempo y luego se rectifica improvisando aún más. Y sobre todo, lo único importante es la política. Introducir una enfermedad que no existe en un continente es una decisión dura, muy dura diría yo. Sólo justificable si estamos seguros de contar con medios, no sólo para atender un caso puntual, sino para afrontar una eventual propagación. ¿Quién preguntó? ¿Quién respondió? Me atrevería asegurar que pocas fueron las preguntas, en la decisión primó aquel interés político de actuar como gran potencia. También puedo aventurar una lista de “respondedores” aquellos que siempre dirán lo que se pide escuchar, algunos médicos, sí, pero con notas muy poco competitivas en sus exámenes de MIR. Ahora llega el momento de la verdad, el minuto que no admite improvisación. Se ponen serios, los figurines y la ministra de los jaguars desaparecen de la foto. ¡Cuidado, viene los grandes del gobierno! La vice presidenta tomará el timón. Ella se rodeará de científicos, de los primeros que debieron ser consultados, y ojalá que sean aquellos que sus respuestas no les haga tambalear su estatus. Quiero confiar en los que estén. Quiero tranquilizar a los que me rodean. Quiero pedir que dejen de hacer chistes y pasar mensajes tontos sobre una cosa tan seria. Quiero volver a tener la tranquilidad para retomar mis Viernes y no tener que saltarme una tradición de media vida. Esta semana, como todos los años, me tocaba hablar de los Nobels anunciados… está semana está siendo dura por muchos motivos. 
Os quiero, 
Ed.