sábado, 25 de junio de 2011




Hola a tod@s!



Finaliza una semana de noticias encontradas: un gran amigo logra uno de los propósitos de su vida y la vida de una persona, a la que estuve muy unido en mi niñez, se extinguió sin que mi beso llegara a tiempo. A ellos, Toni y Tata, dedico este Viernes que no tengo muy claro a qué puerto irá.
En estos momentos escuchó al viejo Silvio y Madrid se prepara para otra jornada de achicharramiento, las temperaturas se engalanan y el verano es una realidad patente en cada arista de la ciudad… ¿Os tengo que decir que no me gusta? Y mientras despliego mil estrategias para bajar la temperatura y subir la humedad, manteniendo la integridad de mi garganta, se me antoja pensar que mi ilusión infantil de vivir aventuras interplanetarias, con negociaciones entre razas diferentes y conceptos vitales diversos, no se aleja mucho de lo que hoy ocurre pero a nivel de un solo planeta. Esto cada vez se parece más a la Guerra de las Galaxias: pueblos diferentes que se enzarzan en negociaciones de fachada, alianzas falsas, intrigas diplomáticas, guerras en zonas desérticas y reyes que no hacen nada… En fin, aquí sigo diseñando artilugios de donde salgan pequeños chorros de vapor frío que mantengan fresco el ambiente y trato de quitarme de la cabeza lo de las Galaxias en Guerra, pero entonces me asalta una clasificación que ya está en el aire caliente de este país. La cuestión viene por una pregunta clave: ¿Qué te lleva a ser derechas o de izquierdas? Genético no puede ser aunque si escuchamos algunas opiniones extremas parece que allí hablan las cadenas de oligonucleótidos y no una neurona desarrollada. Mientras cambio de lugar unos libros para evitar que se aneguen con uno de mis inventos, sigo cavilando… ser de derechas es muy fácil, no tiene complicaciones, la economía lo domina todo y por la economía se apuesta. Ser de izquierda es otra cosa, es buscar algo más allá de lo simple, es intentar un balance difícil donde no sea siempre el mismo quien tenga la carta ganadora. Por eso la izquierda es diversa y mal organizada, porque la evolución nunca es lineal. De cualquier manera otra cosa curiosa se puede destacar: el pueblo no olvida lo malo que hace la izquierda y si los desastres de la derecha. Amigos, el ladrillo “vencedor” que destrozó la economía española fue cebado por Aznar ¿nadie se acuerda de ello? Entonces me doy cuenta que si dejo encendido “esto” toda la noche es probable que pueda elevar la humedad de la habitación al 40% pero por la mañana no tendré parqué, en su lugar estarán unas “cosas levantadas” que me costará una pasta arreglar. Creo que tendré que centrarme más para buscar una solución adecuada.




Os quiero,




Ed.

sábado, 18 de junio de 2011

Viernes... así de simple





Hola a tod@s!
En estos tiempos de crispación, movimientos sociales y bancarrota occidental viene bien, de vez en cuando, mirar hacia otro lado… como para estirarnos el cuello y luego recuperar el tono muscular.
Por ello, hoy no escribiré sobre los gritos justificados o no, los alcaldes y las tenientes, Camps y su cuadrilla, ni Zapatero y sus zapatos. Hoy me apetece contarles que escuché la novena de Mahler en el Auditorio Nacional y los austriacos que la interpretaron me transportaron a no sé cuantos lugares indómitos. O que disfruté de Felicity Lott en el Real confirmando aquello que dijo Mahler “lo sublime no es perfecto” a lo que agrego ¿y qué importa? También me gustaría contaros que una tarde me reí a lo grande con Loles León y Bibiana Fernández que sobre las tablas no hacen otra cosa que sentenciar: “Almodóvar es un genio”. Sólo él puede crear un texto que se mueva entre lo cursi y lo melodramático sin caer en el fondo… la obra de Loles y Bibi cae al fondo porque la pluma de Almodóvar no está por allí, pero la movida de los ochenta es tan fuerte que la carcajada no se ausenta. Me apetece también deciros que por casualidad, y en compañía de mi sabio amigo Roberto, vi una película francesa con guión rotundo e historia cotidiana y hablo de “Mademoiselle Chambo”. O que la última de Allen, “Midnight in Paris” me pareció que sería un auténtico coñazo en los primeros minutos y luego el genio de antaño se pone su chaqueta vieja y crea una historia tan divertida como original, donde bailan Josephine Baker y Dujna Barners, Hemigway da sermones, Dalí flota junto a Man Ray y todos prefieren la gloria del pasado sin percatarse de la maravillas del presente. Lo mismito que nos ocurre a los que respiramos el aire contaminado que nos proporciona esta Tierra medio agónica… la misma que sólo tú y yo podremos salvar.
Os quiero,
Ed.PD: Toni aúpa ya queda poco.

viernes, 10 de junio de 2011

Viernes de dos generaciones

Hola a tod@s!


Había una vez una generación que creció entre supuestos algodones, sus padres lucharon por un algo que se materializaba en aquellos hijos educados en el civismo y la veneración por el conocimiento. Esa generación estudió, apenas fumó y creció… creció hasta los límites del propio envase que se le había predestinado y entonces apareció la contradicción. La generación pensó, sopesó y decidió marcharse, dejar a los padres, la tierra, la niñez… en una palabra: voló. Al verse sin futuro decidió el camino ¿fácil? de la migración, entonces aprendió francés para terminar un doctorado en la Sorbona o servir cafés al pie de Notre Dame, inglés para estudiar economía en la Columbia o montar un negocio de comida rápida en New Jersey, también sueco, fines y seguro que hasta chino mandarín. La generación puso su bandera con nostalgia y alegría en los cuatro puntos cardinales, creando pequeñas colonias que aún no sabemos cómo evolucionarán.


Había otra vez una generación que crecía entre reales algodones, sus padres lucharon por bienes que hoy gozan: un empleo fijo, un piso propio, una vida de clase media con comodidades. Esa generación estudió, fumó mucho, bebió, viajó, aprendió idiomas, se licenció, se doctoró, en la universidad hizo fraude y no se avergonzó, coqueteó con las drogas y a veces hasta se pasó. La generación no pensaba, se dejaba llevar por la inercia de la inacción y entonces llegó la contradicción. Los algodones se fueron esfumando y el futuro se nubló. La generación pensó y comenzó actuar, se concentró en plazas y calles, se organizaron e hicieron propuestas, decidieron que ellos pueden cambiar las cosas que hoy no funcionan y puede que les salga bien. Se llama 15M y sólo espero que no forme un partido, ni se asocie a otro… espero que se mantenga como el poder que vigila el paso equivocado del político y haga valer su preparación.

Yo pertenezco a la primera generación, la que decidió marcharse, buscar otro sitio y veo con alegría a la segunda, esa que quiere cambiar las cosas desde adentro porque su país es España y no quiere que nada ni nadie los eche. ¿Cómo acabará todo? Quien lo sabe, al menos han tomado un camino interesante. Buena suerte.


Os quiero,


Ed.

sábado, 4 de junio de 2011

Viernes de dos ciudades, una revolución sin comentar y algún etcétera…











Hola a tod@s!
Ha pasado más de un viernes sin Viernes y es que a veces la desidia gana al desgano y la confusión de los sentimientos es algo más que el título de una novela corta de Zweig. No obstante aquí estoy, viviendo en un tiempo lleno de bacterias feroces que burlan los antibióticos y ponen en entredicho a la sanidad alemana, claro está que los germanos “superiores” no pueden ver la viga en el ojo y tuvieron que poner la paja en el pepino español. Tiempos que han teñido de azul la geografía española en unas elecciones de castigo y marcada por el movimiento 15M del que tanto se ha hablado, se habla y se hablará. Con una Italia que se ha cansado del no-caballero Berlusconi y, a poco, le quita poder. Con la misma crisis de hace un mes y sin soluciones… sólo con ver “Inside job” nos percatamos que esto no funciona, pero seguimos atados a las agencias como Moody’s. La misma que dio una “triple A” a “Lemman and Brothers” dos días antes de quebrar diciendo con esto que la fiabilidad de los brothers era máxima. Pero esto está de moda, los grandes bancos de inversión metieron la pata hasta lo último y seguimos confiando en ellos. Si una pequeña empresa se equivoca se hunde. Las grandes no…
En fin… yo crucé el mar y mucha tierra y conocí dos ciudades cinematográficas: San Francisco y Los Ángeles. Me fui a San Francisco en un combinado de vacaciones-trabajo, por una parte asistí al congreso de la Sociedad Americana de Inmunología, mientras que por otra conocí esta ciudad que tantos llaman “la preferida”. Mi primer contacto con SF fue aéreo, desde arriba muestra su mejor cara: muchos puentes, un “skyline” impresionante y bien dibujado, áreas verdes extensas, casas cuyos tejados vaticinan un lujo a lo americano y una organización urbanística que se mueve entre New York y Chicago. Luego la “cosa” cambia “a little bit”. A pie la ciudad sigue siendo bella, cuenta con una arquitectura armoniosa y sus calles nos trae sorpresas agradables. Sin ir muy lejos, en mi primer paseo y por pura casualidad tropecé con el sitio donde nació Isadora Duncan, la misma que bailó descalza en París y fue odiada por toda la danza clásica que parió Rusia. Un par de bloques más arriba, descubrí el lugar donde los “Beats” aullaron aquellos versos que le quitaron el corsé a la poesía americana y abonaron las letras del nuevo inglés. Luego admiré la organización del SF-MOMA y gocé de un Lam que preside la sala junto a Diego Rivera y Frida Kahlo. Sin embargo, algo que nadie me dijo salta a la vista, San Francisco se quedará en mi memoria como el sitio donde más personas des equilibradas he visto. No son violentos, no son latinos, ni tampoco chinos… y están locos, muestran actitudes de demencia, hablan alto, algunos piden dinero, tienen dificultades para andar y un largo etcétera. Vamos que es imposible no verlos. Lo curioso es que la ciudad no exhibe signos de dejadez o crisis, está muy limpia y sus habitantes son mucho más cívicos que en mi querida Madrid, encontrar un papel o una colilla de cigarro en el suelo es algo eventual. Pero junto a la amabilidad tenemos este hecho extraño que no pasa desapercibido en ningún momento. Por supuesto que estuve en Castro, el barrio gay donde todo empezó. Aquello es un gueto alejado del centro neurálgico de la ciudad pero inmensamente agradable. A diferencia del Chueca madrileño, en Castro se respira más militancia y menos tontería, es el hermano mayor. Encontré el sitio donde Harvey Milk vivió y trabajó, allí donde las libertades para los homosexuales se lucharon con sangre… la del mismo Milk. Otra cosa bien diferente es Los Ángeles, la pensaba plástica y se desveló como muy interesante. Es variada y te puedes encontrar una playa cuasi-hippie y más que auténtica como Venice junto a la decadente y elegante Santa Mónica. Más que recomendable es la parte alternativa de su Museo de Arte Moderno que resulta ser un templo al arte callejero post-Basquiat. Decepciona el paseo de las estrellas y hasta el mismo teatro Kodak que no es más que un centro comercial… pero en general se respira un aire distinto mezcla de glamour, americanismo y autenticidad que me dejó un buen sabor de boca… estando por allí algo explotó en Madrid que hizo acelerar mi corazón, pero de ello no hablaré hoy, las revoluciones hay que evaluarlas con algo de distancia y esperaré al menos una semana más.
Os quiero,
Ed.
PD: Alguien desde Brasil me lee… bienvenido.