sábado, 30 de julio de 2016

Viernes... de Pokemons, OnCuba y respuestas, pero tardío

Hola a tod@s! 
Se me han pasado dos viernes sin Viernes y ya hoy es sábado. A veces simplemente las ganas de escribir se van de paseo y se llevan a la inspiración. Pero sé también que sólo la dedicación te salva de la desidia. Entonces aquí estoy, en Madrid, un sábado cercano a agosto, escribiendo otro Viernes tardío. 
La semana ha pasado veloz, en España seguimos sin gobierno y la capital se ha convertido en el regio lugar donde más seguidores de Pokemons Go se han cuantificado. Dudosa reputación ganada a pulso por aquellos que, heroicamente, han abandonado sus escondrijos para salir a la luz de una ciudad que es toda luz, no a disfrutar de sus bellezas, mas sí a cazar unos simpáticos bichitos virtuales que mantienen atontado a todo el planeta. Si antes la pantalla del móvil era el sitio más mirado, ahora las proporciones son de escándalo y a mí, simplemente, me preocupa. Ayer hablaba con una amiga, con la que suelo coincidir en muchas opiniones, sobre la oportunidad de, al menos, advertir a las nuevas generaciones que, probablemente, hacer deporte, socializar cara a cara, leer y otras muchas cosas puede que sean una alternativa interesante a mantenerte atado a una pequeña pantalla a la espera de que aparezca un Pokemon para cazar. Otros eran los tiempos aquellos en lo que esperar se remediaba con Stephan Zweig, Carpentier o incluso algún bloque indigerible de Lezama. Eran momentos largos, en colas interminables y horas eternas, hasta que un medio de transporte apareciera y hablo de mis tiempos en Cuba. Lo mismo he de dar gracias a aquellas desdichas porque contribuyeron, indudablemente, a mi acervo cultural. Rememorando nostalgias también estuve cuando OnCuba, una publicación de cubanos de afuera leída por cubanos de adentro, me hizo una entrevista que apareció esta semana (http://oncubamagazine.com/sociedad/eduardo-lopez-collazo-un-cubano-de-exito-en-madrid/). La interacción con el periodista, Amílcar Pérez Riverol (http://oncubamagazine.com/author/amilcar/), fue de lujo. Hablar con él, usando todos los medios electrónicos posibles, se convirtió en un intercambio de experiencias y en un inevitable viaje a la semilla. Luego vino la publicación como tal, momento en que te lanzas desnudo a la cruel piscina de la opinión. Para leer las opiniones de los lectores en el Facebook de OnCuba o en la propia web de la revista, necesitas una coraza de duro acero. Personas anónimas o aparentemente anónimas, como un supuesto Abel que se descubre por su estilo, se erigen críticos sobre tu condición, tus decisiones y esgrimen frases groseras para mostrar su desacuerdo o, simplemente, soltar toda su frustración del día a día. De errores están llenas nuestras vidas, nadie escapa de tomar decisiones equivocadas o que nos hacen caminar por derroteros espinados, acaso no es cierto aquello que dijo el poeta “… que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.” Sin embargo, en cada cual está la posibilidad de tornar lo negro en rosa. Otros comentarios fueron incisivos con la homosexualidad, la oportunidad de una lista, de estilos y naturalezas contrarias a no sé qué dios. En este caso, sólo decir que mientras siga existiendo una persona señalada por su orientación sexual seguirán siendo necesarias las apariciones de homosexuales en listas y declaraciones. Quien diga lo contrario, simplemente nunca ha sentido en sus carnes el hecho de ser infrecuente. Y por último, hubo alguien que enarbolando su orgullo patrio, cuestionó mi opinión sobre la ciencia en Cuba. Siento enormemente tener que mantenerme en mi posición. En mis lecturas y estudios de todos estos años apenas han aparecido artículos que se refieran a grandes progresos generados en la Isla. Alguien habló de decenas de patentes deseadas por americanos que yo desconozco… probablemente se han escapado a las búsquedas por temas de interés que he realizado en las bases de datos internacionales. El intelecto no entiende de latitudes, en Cuba seguro que existen potenciales premios Nobels, pero la ciencia necesita un caldo de cultivo que se hace a fuego lento y con condimentos finos. Yo mientras tanto seguiré con mi filosofía de vida, la misma que me ha permitido “caminar hacia adelante sin mirar atrás”, me quedo con todos los comentarios sanos, los nuevos conocidos, los potenciales amigos, con Amílcar que sigue con sus sueños por el cono sur, con Maikel que hace ciencia en Oviedo, también con Alejandro el ecólogo que no renuncia a la Isla de las Metáforas y así una lista más larga que la de los “Abeles” enmascarados que dicen saberme poco cubano desde sus oscuras cavernas.
Os quiero, Ed.

sábado, 16 de julio de 2016

Viernes... tardío y reflexivo

Hola a tod@s!
Nunca entendí por qué cayó Venecia, ni el imperio Romano. Los argumentos que leía en los libros y esgrimían los profesores no me convencían. Alguna vez pensé que sería un programa extraterrestre, ahora este sube, ahora aquel baja. Pero no hay nada como vivir la situación para entenderla, si es que contamos con algo de gris en la masa cerebral, por supuesto. El Reino Unido decide salir de la Unión Europea, y ahí están todos los estrategas del diario, con formación de tertuliano del corazón, diciendo que la Unión no es necesaria. ¿Alguien no ve que ya Gran Bretaña no es el imperio de mil colonias? ¿Alguien no se percata que su riqueza está en las transacciones financieras que tienen lugar en la City y debidas a las facilidades de mercado con la Unión y Estados Unidos? ¿Quién pasó por alto que hasta el inglés podría dejar de ser lengua oficial en la Europa Unida? Así comienza el declive de una gran nación. Decisiones mal tomadas, en este caso al amparo de un referéndum y volvemos a la eterna discusión sobre la democracia y sus peligros. Es cierto que si venimos de una dictadura, y yo levanto la mano, la social democracia nos parece un edén con ángeles pululando, sexuados y fisiculturistas, claro está. Pero el mecanismo puede fallar, ¿acaso el votante de baja formación ha analizado concienzudamente las consecuencias de su NO o su SI? Pero la democracia dice que esa persona también tiene derecho a decidir. Como también dice que para ser ministro o presidente de gobierno no se necesita formación, tan sólo esa chispa natural que te hace especial. Ahora entiendo por qué Venezuela, con Maduro, es un paradigma de democracia. Ironías Platónicas las llamaría yo y también llamaría la atención a los teóricos y filósofos sobre el tema. ¿No es hora de pensar que la democracia necesita una renovación? El problema está que en cuanto alguien se cuestiona los mecanismos democráticos se le tilda de facha-dictador, o elitista si se le quiere dar un mejor trato. Pero el problema sigue encima de la mesa. ¿Qué hacemos si un SI o un NO sale por el 51 porciento? ¿Qué hacemos con el otro 49 que está en desacuerdo? ¿Es una mayoría el 51? Y otra pregunta aún más dura: ¿Estamos todos preparados para decidir? No me respondáis, no quiero que más de uno mienta en nombre de la democracia. Lo cierto es que dar por terminado la evolución de la sociedad porque existe la democracia es tan poco inteligente como haber dicho, siglos atrás, que el feudalismo era el modelo cúspide de desarrollo social. No lo fue el uno y no lo es la otra. Admitirlo sería como admitir la veracidad de ese libro que llaman Biblia, pero bueno, aquí volvemos al otro eterno problemita, no resuelto, de quienes necesitan ese “algo” para vivir y quienes nos basta con vivir. ¿Es tan difícil entender que la ciencia es una verdad universal y flexible, mientras que la religión es una verdad personal? La ciencia intenta dar una interpretación lógica del mundo, en ella hay lugar para la equivocación y flexibilidad para asumir el error. En cambio la religión es una creencia interior nacida de la necesidad del acompañamiento. No estoy en contra de que cada cual tenga su verdad y muestre su fe. El problema lo tengo cuando quieren hacer de esa verdad personal algo universal. Para ello necesitaría mostrar la flexibilidad que tiene la ciencia para admitir las equivocaciones de algunas teorías, y la capacidad de evolución hacia explicaciones y leyes más cercanas al dato real. La religión es un “porque sí”, la ciencia es un “porque esto viene de aquello y aquello se demuestra de esta manera”. Todo ello sin tener en cuenta los desastres que han provocado y provocan los “en nombre de mi dios” que no es el tuyo. Siglos de guerras santas porque unos quieren imponer su verdad personal, recuerda que es tu religión, sobre otra persona que tiene otra verdad personal, con dios y libro sagrado incluido. Hoy nos quejamos de los radicales islámicos que matan en nombre de un dios poderoso que los ilumina, y a la vez defendemos la inocencia de los no radicales que siguen los preceptos del libro que define su verdad personal. Mandamientos que incluyen discriminaciones evidentes e imposiciones severas. Pues yo no los defiendo. De la misma manera que no creo que sea cultura matar a un toro por el hecho de ser tradición milenaria, no defiendo mantener una cultura que discrimina a la mujer, señala con el dedo al homosexual y frena el avance de la ciencia… y no me vale aquello de que “no matan por ello”, faltaría más. El cristianismo, aunque a base de tortas hoy se ha modernizado algo, hizo lo mismo durante mucho tiempo y por ello tampoco es plato de mi buen agrado. En fin, a veces pienso que pedir que detengan el mundo para bajarme sería una buena opción, más aún cuando en cualquier momento un fanático de hoy e igual que lo hizo el fanático de tres siglos atrás, puede arrebatarme la vida porque su verdad personal, supuestamente porque no me lo pregunta, no es la mía. Entonces luego, Facebook y todas las redes sociales dirían que hoy llevan mi nombre pero mañana volverán a cometer el error de creer que su dios es más poderoso. ¿Y si nos dejamos de dioses de una vez? Ah no, que hay que cazar pokemons.
Os quiero, 
Ed.

viernes, 1 de julio de 2016

Viernes... con años y celebración

Hola a tod@s!
Los tiempos en que era una “joven promesa” definitivamente me abandonan. En unas horas, algo más que un día, pero poco más, el seis dará paso al siete y me acercaré, velozmente, a la cifra redonda que marca el medio siglo. Un becario, que pretende ser jocoso, hoy me decía que esos números son impresionantes. Visión viciada, sesgada y cegada que rebosa los veinte y pocos. En cambio, esta misma semana conocí a Samanta, una señora transexual que pasea por el mundo sus 84 abriles y te mira con la sabiduría y tranquilidad que sólo los años aportan. Yo quiero llegar a la vejez como ella, sin rencor, sin odio, con amor. ¡Imaginaros, transexual en México el siglo pasado! … no puedo imaginarlo. Profundizando en el tema de los años, las canas y otras biologías, le propuse a un amigo-mayor intercambiar datos y experiencias. Desde Cuba me escribe y describe su entereza. Sus textos me confirman que los años pasan pero en esencia seguimos siendo los mismos, con suerte algo más sabios y sólidos. Y así sigo viviendo cada día, sin perder la perspectiva, recordando que me siguen gustando las flores amarillas, tal y como me lo recordó hoy unas de las personas más importantes de mi vida, hablo de ti Ani. 
También por estos días Madrid se vuelve fiesta. La semana del Orgullo Gay envuelve esta ciudad, la hace suya. Banderas de arcoíris por doquier y muchos aún sin comprender la importancia y necesidad de la celebración. “¿Para cuándo un día del orgullo hetero?” vociferan… es tan simple, no conozco a nadie que haya sido recriminado, golpeado, apartado, blanco de burlas y risas por ser hetero. Cuando se acaben los silencios, las maniobras encubiertas y todo lo demás… dejaremos de tener necesidad de este día y entonces quedará como un bonito recuerdo. Mientras tanto, ahí estaremos otro año más… y otro año más el periódico El Mundo me mete en su lista de los 50 homosexuales más influyentes del país, hace tres, cuando salí por primera vez, me pregunté “¿y qué hago yo aquí?” Hoy no me cabe duda de lo necesario y gratificante que ha sido y sigue siendo… lo festejaré, el Orgullo y los 47, claro está. 
Os quiero, 
Ed.