Hola a tod@s!
Desde un Madrid ya instalado en otoño de libro, con días en los que se alterna la lluvia y los cielos plomizos con sol tímido y temperaturas pre-invernales, escribo este Viernes que, como siempre, a algunos gustará y a otros rascará. Mientras tanto los medios se preguntan qué ministerio ocupará Gallardón, las puertas de un A&F se abren en la calle Serrano, Viola Davis presenta película nueva, la derecha busca fisuras en el proceso de paz y yo planifico el fin de semana que pienso llenar con cine y teatro, porque me gusta y así lo quiero hacer.
Han pasado dos semanas movidas en varios sentidos con noticias buenas y otras gracias. Un viaje de ocio-trabajo me llevó a Gran Canarias y allí nos juntamos cuatro amigos variopintos: el uno con su portátil y sus tres móviles, no paró de reportar lo que su ojo escudriñaba, el otro se relajó en una superpiscina que compartió, un tercero, recién llegado de la Isla Metafórica, nadó entre nuestros comentarios capitalistas-opulentos y yo disfruté de la compañía especial que proporciona el calor de la amistad. ¿Se puede pedir más? El regreso a la península se tiñó con trabajo no menos variopinto que mis amigos, un paper casi aceptado en PLos y datos que auguran proyectos entretenidos para mi laboratorio. En fin, cosas agradables que proporcionan satisfacción a la par de rompecabezas. Sin embargo, algo ha ocurrido que merece la pena compartir. Resulta que tengo otro amigo, también hijo de las metáforas, que lleva más de un año intentando regularizar su situación en España. Esta persona es un “crack”, desde Cuba logró premios que es difícil obtener en un laboratorio financiado del primer mundo. Aquí y por su currículum obtuvo un contrato de investigador que es sueño dorado para los nativos… pero, la burocracia es grande y madre de todas las desesperanzas. A pesar de haber ganado el contrato, haber demostrado su capacidad trabajando gratis en un laboratorio y un largo etc, España no veía posible su legalización. La historia termina con mi amigo obteniendo un visado especial para los Estados Unidos, donde sí reconocen su valía y le proporcionan los medios para instalarse y ser productivo. Interesante la manera que tenemos en la Madre Patria de perder lo que vale y puede generar cosas buenas. Nuestras calles se llenan de personas de dudosa reputación que poco aportan a la economía y el bienestar, mientras tanto exportamos talento y rechazamos profesionales de primera. En esa línea, aún no es oficial pero si oficioso que la Comunidad de Madrid ha recortado drásticamente su presupuesto para estabilizar investigadores en el área de Biomedicina, debido a la crisis y otras desgracias… lo increíble es que este año sólo tenían que estabilizar a 7 científicos. No hay dinero para ellos. En fin, ni el mar nos salvará de la hambruna, de espíritu, que a la larga dura más que la otra.
Os quiero,
Ed.
PD: A partir de hoy los comentarios en mi blog serán moderados debido a que no voy a permitir ataques personales ni comentarios obscenos.