Hola a tod@s!
Confieso que los días grises me inspiran. Eso
de la bufanda y la pose de héroe romántico me fascinaba de joven. Recuerdo
muchas veces salir de un cine habanero y bajar por 12, hasta el Malecón,
pensando que caminaba por una capital fría de Europa. Ayudaba mucho el hecho de
haber visto una de las siete de Tarkovsky, algo de Bergam o quizá Truffaut… en versión original, claro está.
La cuestión es que los días grises no me molestan, es más, me encantan. Algo de
aquella juventud me queda y disfruto muchísimo cuando el cielo está gris,
llueve y te dan ganas de escribir un artículo para Nature o la novela que
explique toda una generación. Aunque para esto último necesito una buena tanda
de días grises o mudarme, definitivamente, para Londres. Lo cierto es que llevamos
una racha de días mustios que ya preocupan un poco. ¿Quién dijo que no hay
cambio climático? En fin, creo que fue un primo del actual presidente, mejor lo
dejo ahí. Por Madrid no para de llover, hay momentos que temo abrir la ventana
por aquello de que entren peces, sé que la intertextualidad es muy manida pero
esto cada vez se parece más a Macondo… también lo dejo ahí. Mientras tanto,
España se paraliza, es decir, los que tienen trabajo se van de vacaciones
porque hay que celebrar lo de la crucifixión y resucitación de aquel que armó
la de dios es cristo y ha dado de que hablar durante más de dos mil años. Si,
estamos en la semana de adoración y llantos a maderas milagrosas, atascos en
las carreteras y una larga lista de insensateces. Yo he estado pensando,
seriamente, replantearme lo de ser ateo; ayer jueves y hoy viernes he estado
trabajando mientras los católicos están de fiesta. Lo curioso es que he estado
terminando un artículo con una amiga-colega-noctámbula que sólo puede avanzar
en la escritura de madrugada. Entonces a las 7:30 de la mañana leía las
correcciones y sugerencias que me había mandado a las 4, hora a la que se iba a
la cama. ¡Hoy logramos hablar en momentos coincidentes de vigilia! Cosa no
usual. Pero no todo ha sido trabajo, el cine me ha acogido dos veces y puedo
recomendar “Liberal Arts” que por aquí la titulan “Amor y letras”. Es la
segunda película de Josh Radnor, el mismo que me sorprendió dirigiendo,
escribiendo y protagonizando “Happythankyoumoreplease” ahora repite con una
comedia romántica supuestamente ligera y con vistas a un campus universitario. Realmente
nada de ligero hay en un guión, salido de su pluma, que disecciona tan bien el
proceso de madurar… algo de lo que no se escapa nadie. Igualmente pude ver “Great Expectations” que no
cubrió las expectativas pero tampoco decepcionó. Y así las cosas, mañana me voy
a visitar a unos amigos, otra gran amiga deja su casa y empieza una vida nueva,
el papa se viste de oveja y besa pies convictos y en esta ciudad no para de
caer agua del cielo.
Os quiero,
Ed.