sábado, 28 de marzo de 2015

Viernes... de vuelta

Hola a tod@s! 
Hace mucho tiempo, cuando acaba de llegar a Madrid, mi amiga Shelly me escribía desde La Habana diciendo que no me preocupara por el jet lag. Según ella esta descompensación horaria ya la había definido y estudiado muy bien Cortázar. Todo se debía a que la era moderna hace que nuestro cuerpo viaje muy rápido dejando detrás el alma, ella es más lenta, se toma su tiempo en llegar. Años más tarde, cuando Shelly ya era una experta en eso de cambiar husos horarios, volvía sobre la reflexión de antaño y rectificaba: “flaco, yo creo que lo que realmente se queda atrás no es el alma, es el culo, cuando cambio de hora me cuesta horrores volver ir al baño a las horas de antes”. Shellita, como me acuerdo de ti por estos días en los que he llegado de Colombia y seis horas de diferencia aún no han sido regularizadas por mis intestinos ☺. Llevo varias semanas sin escribir, muchas cosas se me han quedado por contar: el paso gracioso por MasterChef desafiando la orden expresa de la CAM donde se me prohibía asistir a ese programa, el estrés de tener que entregar cinco proyectos, preparar varias charlas y eso mezclado con el olor a barniz que no se va… al final el que se va soy yo, la noticia de que un amigo en NY se ha enamorado, sigue enamorado e incluso se casa, la aparición de una serie en televisión española que merece la pena, hablo de “El ministerio del Tiempo” y así un largo etc… Pero hoy lo retomo, tengo que volver a ser “isótropo, lineal y homogéneo”, debo volver a contar lo que veo, porque simplemente me gusta hacerlo… allá voy. 
Estuve en Colombia, el viaje me costaba imaginarlo. De ese país pocas cosas buenas se habían prendido en mi mente. Allá me esperaban en Calí un amigo de un amigo que me había organizado charlas y encuentros en la Universidad del Valle y luego, en Medellín, debía participar como jurado en una tesis doctoral y dar un seminario. Los aviones no me gustan, la altura me pone nervioso, el ruido de la cabina me da dolor de cabeza, en fin… que para mí viajar es un puro estrés des-compensatorio. Sólo que no tenía ni idea que al otro lado del océano, luego de 11 horas encerrado, me esperaba un sitio encantado. En Cali, la bondad de Dorian (no Grey y si Polo) superó cualquier expectativa de entrega y profesionalidad. La ciudad no es bella, pero su gente son como flores que regalan sonrisas a cambio de nada. En la Universidad del Valle me encontré con estudiantes inteligentes capaces de seguir un seminario lleno de peculiaridades del sistema inmune que no están en los textos. En la calle hay escribidores a máquina que ofrecen sus habilidades para redactar cartas oficiales entre limpiabotas y gente que venden minutos de sus celulares. Paseando por San Antonio te encuentras un bar que llaman Macondo cuya palabra clave para acceder al wifi es “Úrsula”… entonces me di cuenta que Márquez lo tuvo fácil, tan solo tuvo que describir lo que vivía, su alrededor. Una vicedecana me contaba que conocía a sus 21 hermanos y otra persona aseguraba que su padre había tenido 87 hijos, algunos de ellos, a pesar de que estaban “oficialmente” muertos, asistían a al fiesta que cada año celebraba por su cumpleaños. Luego vino Medellín, probablemente la ciudad más limpia que haya visitado si pasamos por alto la esterilidad suiza. A diferencia de Cali, allí existe un urbanismo y la preocupación por mostrar una fachada agradable se palpa en cada centímetro cúbico de aire. Con un tráfico caótico lleno de motocicletas y buses, el metro aéreo ha venido de perlas al paiso de a pie que es más agradable aún que el caleño y tiene una peculiar manera de hablar que, sencillamente, encanta. La primera sorpresa me la llevé en la cena de bienvenida, allí estábamos científicos de varios sitios, Colombia, Francia, Estados Unidos, Argentina y España… decidimos que el inglés sería la lengua a usar, pero una silla se quedó reservada donde la concentración de hispanoparlantes era ligeramente mayor, todo esto siguiendo la orientación del director del laboratorio que me invitaba. Entonces llegó Manolo, un señor que muchos conocían y yo le adjudiqué el puesto de técnico de confianza, el lab manager del sitio, el brazo ejecutor del jefe, aquel que vela porque nada se desmadre, los ojos del “dire” cuando este no está. Manolo irradiaba simpatía, no hablaba inglés pero su sonrisa comunicaba más que cualquier palabra… me había equivocado, no era el técnico-mano-derecha, Manolo era simplemente la pareja del director del laboratorio… “aquí no tenemos derecho a casarnos, pero eso no impide que la sociedad nos acepte”, me dijo. ¡Vaya lección! A Colombia llegué esperando un país horrible y las bofetadas no paraban de acariciar mi cara. Entonces me entregué a la ciudad y los paisos.
Entre tormentas y sol descubrí la amabilidad sin límites del nativo, admiré el arte de Botero al cual nunca he sido aficionado y disfruté de nuevos amigos que se deshicieron en atenciones. Gracias Andrés, Marcela, Felipe, Jose Luis, Manolo, Alejo…, ojalá vuestro país logre superar esa historia de violencia y crezca como os merecéis… y entonces volví a España, a mi Madrid. Y aquí me esperaba un artículo en El Mundo donde se me señalaba como uno de los cuatro solteros de oro del gremio gay con la puntual repercusión que este tipo de cosas trae consigo…, aquí también me esperaba un premio para mi equipo que consistió en 4 mil euros para mis proyectos y sé que ha sido obra de Chadi e insistencia de Libia, a los dos os mando un beso enorme. También me esperaba un apagón, un fallo en el suministro de electricidad a los incubadores y con ello se me fue a la mierda unos cuantos experimentos, todo sazonado con aquello que reza: “… el amor es algo bello que estropeamos sin darnos cuenta”.
Os quiero, Ed.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor eres tú querido Ed.

Anónimo dijo...

Seria bueno saber qué hiciste con el premio que te han dado, fueron unos cuantos miles de euros, no? Ropita de marca? Viajecitos? Opera?

Eduardo López-Collazo dijo...

No suelo responder a los comentarios pero este anónimo ya me ha tocado un poco las narices. El premio, de 4 mil euros, ha ido íntegro para la fundación que controla los gastos de mi laboratorio.

Josete600 dijo...

Ed, tú ni caso. Ese comentario solo demuestra ignorancia, y me gustaría comentar un par de cosas para que esta gente tan estúpida aprenda algo. En primer lugar los que nos dedicamos a la investigación básica sabemos que es un trabajo totalmente vocacional, con muchísimas horas de trabajo y muy muy mal remunerado. Segundo, este tipo de premios van destinados a fundaciones sin ánimo de lucro las cuales están muy controladas por hacienda y todos los gastos deben de estar justificadísimos con albaranes, facturas, etc.

En definitiva Ed, mi más sincera enhorabuena para tí y tu equipo.

Cuando lo pruebas repites dijo...

Bueno, solo quiero agradecer a los que investigais porque en realidad velais por nuestro futuro, asi que infinitas gracias. A ti Ed decirte que es genial tenerte como amigo. Tus viernes siguen siendo regalos. Hay ciertos comentarios que no son dignos de una respuesta. Este blog como he dicho es un regalo y en realidad no se hizo la miel para la boca del asno. Tranquilo amigo, "just grin and bear it mate!" Enhorabuena por tus logros Ed, te los mereces todos. "Norma keeps smiling up there"
Your friend Ian

Unknown dijo...

Señor anónimo.
El premio es el resultado de una gran labor de equipo y para una buena causa. Por tanto, ese comentario va de sobrado, hasta de tilda de desagradable
Firmado....gofion