Y esto no lo dijo Einstein, ni Martí, ni la madre de los tomates, lo digo yo y es mi filosofía de vida.
Un abrazo a tod@s,
Ed.
Una de cal y otra de arena. Mi anterior
Viernes lo mandé tan puntual que hasta yo me sorprendí, este lo retraso dos
días para mantener el equilibrio latino. Ha sido una semana intensa, estuve por
Viena con dos amigos y allí volví a vivir aquella extraña y casi olvidada
sensación, que tantas veces experimenté en la isla de las metáforas cuando me
encontraba con un extranjero. Y me refiero a ver la despreocupación reflejada
en la cara de quienes me rodean, despreocupación por lo fundamental. El
austriaco no tiene la palabra crisis en la memoria RAM, ellos no sufren el
drama de un desahucio que no sólo te deja sin techo, sino que, además, te
mantiene la deuda. Su mirada está puesta en el futuro porque no hay dudas sobre
el presente. ¿Por qué ellos lo han hecho bien y nosotros no? La respuesta
probablemente no sea tan compleja, lo complejo no es cierto la mayoría de las
veces. Por estos lares nos gusta la rapidez sobre la superficie, nunca la
reflexión en profundidad. En estas latitudes nos encanta el beneficio inmediato
y cada uno de nosotros tiene parte de culpa, tod@s. Hoy España carga con un 25
% de desempleo, pero el empleado hace menos cada vez. Aquí criticamos todo y a tod@s,
pero hacer lo que se dice hacer, es cuestión que dejamos para el vecino. El
problema es que el vecino piensa lo mismo. Pero he de cambiar un poco de
tercio, quizá sea interesante comentar que allí, y me refiero a Viena, volví a
enamorarme de Schiele, aquel que murió con 28 años, tiempo suficiente para
dejar un legado pictórico que sigue emocionando. Nunca antes había estado
frente su “Abrazo”, tampoco había tenido sus ciudades a pocos centímetros de mi
nariz. Pude comprobar que para él Klimt fue inspiración y no imitación. En la
misma ciudad el museo Leopold me decepcionó con su muestra sobre el desnudo
masculino, la misma que hizo saltar las alarmas de la parte conservadora
austriaca, “nobody is perfect”, ya lo dijo Wilder en 1959. Pero la perfección
llegó en forma de arquitectura, el paseo gélido a las orillas del río me mostró
el ingenio de quienes supieron convertir la majestuosidad en funcionalidad. Sin
embargo, por encima de cuadros, música, edificios y hielo, de allí me traigo un
aprendizaje. La tolerancia y el respeto puede mover mucho más que cualquier
otra cosa, y en ello no tuvo nada que ver Austria, sino mis amigos. Con ello me
regresé a casa, aquí me esperaba un país que va caminando hacia la oscuridad de
los tiempos, un ministro de educación que impone la religión, un gobierno que
quiere reducir el gasto en investigación, una sanidad que se vuelve precaria y
tiene como única salida la privatización. Y en mí cada día se va haciendo más
fuerte la idea de migrar. ¿A dónde? ¿Qué lugar se salva? ¿Estados Unidos y sus armas
repetidoras que le da poder de decidir sobre la vida de niños a un adolescente?
¿Alemania que mira con desprecio a todo lo que huele a “latinia”? ¿Asia con sus
dictaduras encubiertas por los dólares? ¿Latinoamérica? La Atlántida se hundió. Y por hoy os digo adiós, volveré la semana entrante si es que los mayas no estaban en lo cierto.
Ya en pleno invierno, con bufandas y gorros paseando por las calles, Madrid sigue siendo esa ciudad preciosa tan criticable
y yo ando por ella. Dos semanas han pasado sin Viernes y la excusa se diluye
pero las razones existen: trabajo, desgana, cansancio y un largo etcétera que
no merece enumerarse. Lo cierto es que el país ha vivido una huelga que debió
paralizar el aire y con él la respiración del gobierno, pero no fue así. La
policía sigue pegando con el beneplácito de los poderes y esto debería dejarse
para las dictaduras donde un agente del “orden” infunde miedo y no seguridad.
Por la capital se escuchan gritos agónicos de la sanidad pública pero el
consejero insiste en no llamar recorte al hachazo, recordando la cabezonería de
ZP cuando la crisis no existía en su consejo de ministros. En Europa, allí
donde todavía se derrocha dinero en boberías varias, se escogió a un homófobo
para ocupar un alto cargo y en algún país cercano se ha propuesto hacer una
lista de judíos “just in case”. Todo eso sazonado con masacres mutuas por Gaza,
lugar donde la razón se ha borrado del diccionario. Por no hablar de Cataluña
post elecciones y sus "lecciones" de saber hacer que dan risa. De esta manera
transcurre la vida en el planeta que ya no sabemos si es azul. Por mi parte, he
incumplido todo tipo de compromisos, para no ser menos que Rajoy, y el que más
me duele es no haber visitado a mis amigos A&A en Valencia… viaje que tengo
que posponer para principios del 2013, si es que los mayas no estaban en lo
cierto. Pero otras cosas buenas han llenado la vida: Un amigo vino desde NY y
nos reímos entre análisis y jarana, otro me promete completar mi colección de
Principitos con uno escrito en extremeño. Alex firma de puño y letra su
compromiso de financiarme un lab si se vuelve millonario, Lilo pasea su coraje
y entereza con la naturalidad de la que siempre ha hecho gala, Rober (H) llega a los cuarenta para acompañarnos a Dani y un servidor cosa que celebraremos en
una gélida Viena, Toni huye a Harvard y no celebra sus cincuenta-y-tantos que
tan bien lleva, César me “desvirtualiza”, con Diego no hay manera de quedar,
los patinadores se desinflan pero nueva sangre ha entrado, mi sobrina nieta
crece, una nueva tesis sale del lab y yo me empeño en reír, tanto que no me
enfadé, ni me entristeció, ni nada por el estilo cuando una taquillera me dijo:
“¡Sólo una!” Siendo esto la respuesta a mi: “Me da una entrada para Argo”.
Dicho sea de paso, película imprescindible en estos días que, particularmente,
me recordó momentos pasados en un aeropuerto de la isla metafórica que no
quiero revivir. Y por hoy acabo, riendo también cuando leo en el NY times
artículos donde describen a Madrid como una ciudad sitiada, con colas para buscar
comida y personas que no conocen un Smartphone… Nelson, ¿es así?
Hoy escribo mi Viernes a 299 km por hora y camino, no de Camagüey pero sí de Barcelona. Ya se acaba una semana que como todas ha sido crítica, empalagosa, crucial, trivial y más. Los políticos siguen siendo ellos mismos, los artistas menos creativos, los críticos más acusadores y yo no pude patinar. Resulta que me encanta patinar, eso de ir sobre ruedas, con muchas papeletas para caerme en cualquier momento, me resulta atractivo, cosas extrañas que tiene uno. Pero patinar en solitario aburre o quizá sea más divertido hacerlo en compañía. Ponerme los cascos (auriculares para los que no viven en la Madre Patria) y hacerme el autista sobre ruedas no me complace mucho. Pues bien, un amigo tuvo la gran idea de crear un grupo para quedar los jueves por la noche en el Retiro madrileño y estar unas horas patinando. Somos variopintos, usamos Facebook para convocarnos y allí vamos. Lo cierto es que nos divertimos, a veces alguno se cae, otras alguno se pierde y al final buscamos alguien para que nos haga una foto de familia. Pero esta semana en Madrid han caído perros, gatos y hasta agua del cielo y, por más que lo intentamos, no hemos podido quedar para patinar. Vaya tragedia… A estas alturas del Viernes más de un@ se preguntará ¿y qué? Pues eso, no pude patinar y es mi tragedia. A que fastidia, enerva y hasta jode que venga alguien y te suelte treinta veces su trágica opinión, situación y varias cosas más terminadas en “ión”. Eso mismo sufro yo a diario con mis amig@s/conocid@s preocupados por los perritos que no encuentran casas adoptivas, otros que re-niegan de la carne y quieren hacernos ver que el veganismo es el camino correcto, más allá los que hacen de las manifestaciones su agenda diaria, por el costado aquellos que súper critican lo mega criticable y la lista mejor la corto porque me aburriría yo mismo. Así que hoy me toca a mí y os transmito mi preocupación porque no pude patinar. Pero, afortunadamente, soy de aquellos que no me caso con una sola idea y, a pesar de que no pude ir a patinar, estuve pendiente de la noticas y hasta me enteré que el dueño de Zara ha donado 20 millones de euros a Caritas. La noticia ha sido un bombazo con a favores y en contras, está genial eso de que nuestros ricos comiencen a compartir su dinerito, yo sólo los animo a buscar más eficiencia en el destino. Un amigo subió, a Facebook claro está, un video con las “caritas” de tristeza que se borrarán con esta donación… a lo mejor un proyecto como el Bill Gates daría más futuro y el número de “caritas” se multiplicaría, vamos que la máxima “no regales un pescado, enseña a pescar” no es famosa por gusto. También, y debido a que no pude ir patinar, me he puesto a estudiar más y hasta encontré un error en una serie de experimentos que, lejos de desmotivarme, me ha despejado algún que otro callejón en el laboratorio. Pensándolo bien creo que he encontrado la razón por la cual en el Reino Unido hay tantos premios Nobels, allí llueve mucho y la gente no puede patinar, de esa manera estudian más y encuentran errores en sus experimentos. Más avanzada la semana, viendo que lo de patinar sería imposible, me fui al Teatro Canal y casi me da un infarto al comprobar que, este sitio que ha visto grandes compañías, ha contratado para todo un fin de semana a los alumnos de la Academia de Ballet de la Escuela de la Scala de Milán. Increíble, están vendiendo funciones de fin de curso a precio de ballet profesional, parece que eso de la crisis va en serio. La cara se me cayó de vergüenza porque invité a un amigo reciente, otro que patina pero esta semana tampoco lo ha podido hacer… ¿os había contado que no pudimos patinar? Fuimos pensando que veríamos al Ballet de la Scalla y allí, con toda su caradura, estaban los italianos aprendices preocupados por terminar movimientos cual autómatas sin alma ni arte. De verdad… vaya semanita, y lo peor no lo he contado aún: Debido a la cantidad de lluvia que hemos tenido en Madrid, no pude patinar.
Ha pasado la semana en que se anuncian los Nobels pero, desgraciadamente, este planeta sigue haciendo honor
a la pandereta y otras muchas cosas habrá que destacar. El lunes luego que
medio Madrid llegara tarde a sus trabajos porque el metro, ese que antes
volaba, ahora es lento y la frecuencia ha disminuido significativamente, los
suecos anunciaban el primero de los premios, el que dedican a Medicina y
Fisiología y en realidad es para los biólogos. Este año el casi millón de euros
ha ido a parar a quienes demostraron que las células adultas se pueden
re-programar. En el Reino Unido John Gurdon hace 40 años cuestionó aquel dogma
que decía que la célula adulta debería cumplir sólo una función, el británico
re-emplazó el núcleo inmaduro de un óvulo de rana con otro extraído de una
célula adulta del intestino. El núcleo adulto generó un renacuajo normal,
demostrando el camino hacia la clonación, pero también la reprogramación
celular, años más tarde otro de por allí “creó” a la famosa oveja Dolly. Pero
Iam Wilmut no ha entrado en el tándem laureado, todo parece indicar que a los
suecos, tan religiosos ellos, no les pareció importante que esta técnica se
desarrollara hasta los mamíferos. En cambio, Gurdon comparte su Nobel con un
japonés, Shinya Yamanaka quien logró reprogramar células maduras como si fueran
células madre para dar origen a otras, todo un hito en la biomedicina. Un
día después, es decir el martes, mientras unos esperaban el salto desde la
estratosfera que no se produjo, llegaba el Nobel de Física que esta vez se
congració, nuevamente, con los cuánticos. Es conocido que cuando bajamos a
niveles microscópicos aquello de medir y manipular sin destruir es un problema.
Pues estos “chicos”, el francés Serge Haroche y el americano David Wineland,
han desarrollado métodos en óptica cuántica que abren muchas puertas en ese
sentido. Se dice que serán los culpables de ordenadores ultrarrápidos y relojes
más precisos. Al parecer no hay mucha polémica con este premio, por ahora. Más
tarde, ya miércoles, llegó el turno a los químicos que, una vez más, han tenido
que ver como este premio se va la Biología. El caso es que la Academia Nobel
decidió otorgar el galardón a los que descubrieron unos de los mecanismos de
“internalización” de una señal exterior, me refiero a los receptores acoplados
a la famosa proteína G. Esta forma de “actuar” que tienen varios tipos celulares
explica desde la descarga de adrenalina hasta la forma de acción de muchas
drogas. Los ganadores fueron Robert Lefkowitz y Brian Kobilka, ambos
americanos. Y entonces llegó el jueves y con él el premio del que se hacen
quinielas, el que nunca se comparte “and son on”… el Nobel de Literatura. Esta
vez un chino conocido se llevó el gato al agua. Mo Yan es un escritor que en
los ochenta se dejó influenciar por el boom latinoamericano y “adaptó” esa
forma “real y mágica” a su realidad oriental. Muchos lo tildan de genio, otros
de copión. Lo cierto es que ha sido muy leído y hasta llevado al cine, no entra
en contradicción con el régimen e intenta seguir tranquilo en su pueblo natal…
un cóctel explosivo para la prensa y los estrictos. Pero tuvo suerte el
escritor de ojos rasgados, el amanecer del viernes le dio un espaldarazo al
anunciarse, desde Oslo, el premio de la Paz… redoble de tambores: La Unión
Europea. Ya nadie habló más Mo Yan. Uno por argentina dijo que la UE es una
unión ilegítima, sanguinaria y tenebrosa, en España salieron a relucir los
Balcanes, Siria y la conquista del Dorado, Facebook ardía en comentarios que
tildan a Europa de cuna del horror, la masacre y causante directa de las
explosiones solares, en Cataluña no dijeron nada porque, si se van, quieren estar
en buena con el resto de la Unión por si las cosas se ponen feas. En fin, yo
creo que si se lo merece (acabo de activar el escudo antimisiles). Europa hace
poco más de medio siglo estaba sumida en guerras, llena de fronteras y un largo
etcétera. Gracias a ese proyecto que se llama UE hoy no hay fronteras, tenemos
una moneda única y se han creado infraestructuras que han vigilado por la paz
en el continente… fisuras ha tenido, errores se han cometido, pero tal y como
dije alguna otra vez, me gustaría ver a quienes tanto critican tomando
decisiones de altos vuelos, otro gallo cantaría. Y así las cosas, veremos quien
se lleva el premio de Economía que se anuncia el lunes, difícil en estos
tiempos. Mientras tanto, es agradable ver como la Fundación Templeton sigue
financiando proyectos que rozan la ciencia ficción, esos que pueden provocar un
verdadero salto. No tan placentero es ver como Chávez se afianza en el poder y
Venezuela tendrá el mismo presidente durante, al menos, veinte años. Con ello,
la duda de la democracia sobrevuela muchas cabezas, pero habrá que respetar la
decisión de un pueblo que quiere un dictador en su tribuna. En otra cuerda
estuvo el anuncio de la subasta de una carta de Einstein donde, sin tapujos, el
melenudo llamaba a la biblia (las minúsculas son apropósito) “una colección de
historietas infantiles”, mientras que a dios lo explicaba como una debilidad
humana. No puedo estar más de acuerdo. Por España sigue el rifirrafe con la
independencia de Cataluña, en este sentido y mirándolo con distancia , creo que
si una “pareja” no nos quiere mejor es que se vaya, con todas sus
consecuencias. Probablemente una solución sería convocar un referéndum nacional
donde se pondere la población catalana y se asuma la respuesta ciudadana. La
situación actual sólo está provocando crispación en ambos bandos. Por una
parte, los “españolistas” tratando de españolizar catalanes y por otra los
“catalanistas” diciendo estupideces varias. En fin, si alguien nos viera desde
afuera seguro que diría: están locos.