viernes, 26 de junio de 2009

Viernes


Hola a tod@s!
Ya no hay engaño posible… estamos en verano. Y las temperaturas te hacen hacer locuras, dormir sin ropa, poner el aire acondicionado a tope, contaminar hasta la madre de los tomates, pillar una faringitis del copón, contradecirte en tus opiniones y, sobre todo, hacer lo que has dicho NO VOY HACER MÁS. En fin, como siempre digo, el mar.
Entre las contradicciones de la semana estuvo ir a ver Rigoletto, luego de jurar que no iría a verla. ¡Soy voluble! Como ya sabía el montaje es impecable, también las luces y el vestuario –aunque he de decir que este último no me fascinó-. Se notaban los dos millones de euros en todo momento. Sin embargo, los cantantes no me llegaron. La Gilda (Mariola) se mostró dadivosa con un par de “pianísimos” a lo Monserrat pero no brilló y el resto no me emocionaron en lo absoluto. Sin embargo, sé de otros que tuvieron más suerte y asistieron a un evento único: el lunes Leo Nucci interpretaba el dúo Sí, vendetta, tremenda vendetta junto a la soprano Patrizia Ciofi cuando el público irrumpió en aplausos. La ovación obligó a Nucci a cantar un bis durante la ópera. El barítono italiano hizo historia. Nunca había sucedido algo así en el Real (está en youtube, merece la pena verlo).
Por otra parte, prometí ir al cine y no he pisado una sala oscura en estos siete días… eso sí he conocido a personas interesantes, me he divertido, me he bañado en la piscina, he compartido con amigos y paseé por el Retiro en buena compañía. También estuve en la exposición de la Leibovitz (Alcalá 31), allí se pueden ver unas 200 fotos de la retratista de este mundo. Muchas instantáneas son conocidas, no obstante merece la pena estar frente a ellas y descubrir aristas nuevas. Me impresionó una foto de Nicole Kidman. También está la que llamo el escuadrón del terror (los altos mandos del gobierno de Bush) y pregunto: ¿Ha fotografiado a Obama? Tampoco encontré ninguna foto de rey que ya no está entre los vivos, Michael Jackson… anoche, antes de acostarme, un amigo me mandaba un sms anunciándome la muerte de quien me hizo bailar en mi infancia y una sensación rara me recorrió el cuerpo.
En otra cuerda, me leído de nuevo Cien botellas en una pared y ahora estoy con La Consagración de la Primavera… no sé qué me pasa pero cuando tengo cambios en mi vida necesito volver a los orígenes. Nada… que sigo las recomendaciones del personaje de Chus en La flor de mi secreto: “… si te quedas como vaca sin cencerro…” A mi me funciona.
Os quiero,
Ed.
PD: Marlen lo siento mucho, te mando un beso.

2 comentarios:

Otto Más dijo...

Los cielos de Madrid se clavan en la memoria, y mas en buena compañia.

Eduardo López-Collazo dijo...

Gracia Otto. Tienes toda la razón. Muy interesante tu blog.