viernes, 13 de diciembre de 2019

Viernes... para ti y para mi mago

Hola a tod@s! 
Hoy alguien cumple cuatro décadas, alguien especial que aterrizó en mi vida hace cuatro años. Un mago capaz de convertir la ilusión en canto, la tristeza en optimismo y el despropósito en banco… pero ese alguien es tímido, poco dado a las luces, arisco a los focos. Por ello simplemente le digo: felicidades mago y, una vez más, gracias por tu encanto. 
Entonces he de cambiar de cuerda y acercarme a ese resumen que todos hacemos cuando el año va cerrando. Doce meses de metamorfosis con libro primero en la calle, dos proyectos tocando su fin y choques miles con la idiotez profunda que habita en cada uno de los seres humanos… no me salvo. Un sin parar con viajes largos, amigos nuevos, fotos viejas y más relatos… así describo mi año. Pero el planeta, ese viejo aliado que se desgasta sin escuchar los cuentos y burlas de quienes niegan lo palpable, llamase Vox, Trump, Bolsanaro y acompañantes, está agonizando. Él no es de izquierdas, no conoce el centro, ni entiende de derechas centradas, alejadas o rancias. Es el momento en que digo, gracias Greta, por esos símbolos, ese empuje, ese temple al soportar la imbecilidad humana de la que tampoco me salvo. Ahora muchos me escribirán improperios o lo pensarán que da lo mismo… a veces soy el gran científico, sólo a veces, cuando no digo lo que se quiere escuchar, soy el imbécil ciego que no se percata de la barbarie sueca y sus patrocinadores millonarios… esos financiadores ocultos del discurso que, oh sacrilegio, miles de entendidos investigadores llevamos diciendo hace años, pero simplemente nadie nos hace caso. Esa chica que no niña ha movido fibras, ha puesto dedos en llagas… ¿por qué la defenestras? No respondas… no tienes motivos más allá de que no concuerda con el libro político que te has creado. Es aquí el preciso instante en que soy púrpura y he de morir asado en la hoguera para comunistas impíos que desean la vuelta de Stalin y todos sus santos. Pero paso la página, hablo de locuras separatistas y nacionalismos absurdos, me posiciono contra las disgregaciones, los muros, las divisiones y pierdo el color rojo, me destiño, me pintan de azul, de musgo… me echan a los perros, el resto calla. Acto seguido empatizo con el feminismo, entiendo la bronca de quienes han sostenido el eterno segundo plano, vuelven otros perros, ladran fuerte, me señalan y acusan de fidelista empedernido, clasifico como trapo sucio, útil para fregar mugrientos baños. ¿Entonces quién soy? ¿Cuál es mi color? Tengo neuronas, las uso y un discurso lo evalúo sin importarme el bando. 
Mago, pongo un punto y a ti voy para gozar del día con todo encanto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Primero Felicidades a ese mago. Una reflexión justa y sin tapujos. Esperemos que el 2020 sume más amigos al bando de los que soñamos un mundo más equilibrado, más feminista, más tolerable, más de todos y no de unos cuantos, aunque corramos el riesgo de que nos conviertan en trapos de cocina (quiero ser optimista y suponer que el 2020 será mejor y no lleguemos a trapos para limpiar mugrientos baños). Ah y deseo que para el 2020 se le preste a la ciencia la atención que merece. ¿Cuánto avanzaríamos si una buena parte de lo que se gasta en armamentos y guerras, se dedicara a la ciencia?