viernes, 25 de enero de 2019

Viernes... de aquello que anhelé.

Hola a tod@s! 
Volver a la semilla me hace respirar, llenar los pulmones de puro oxígeno, echar a andar… En un mundo plagado de opciones es fácil equivocar el rumbo o, lo que es aún peor, quedarse petrificado frente a la pléyade de caminos posibles, apetecibles e intrigantes. De niño tenía dos canales de televisión y los libros que se empolvaban en la biblioteca municipal para entretener mis horas libres. De aquellos dos canales, tan sólo uno transmitía películas, en blanco y negro, he de aclarar. Y lo de los libros en la biblioteca chocaba con mi velocidad de lectura, se acababan las posibilidades con gran celeridad. Era fácil, allí estaba yo frente a la tele un sábado por la noche para ver lo que alguien había elegido; sin ninguna posibilidad de cambiarlo, modificarlo o elección del lenguaje. Versión original subtitulada y punto. Desde aquella pantalla llegaron a mi retina los Felinnis, Bergmans, Tarkovskis, con sus Romas, Sellos y Espejos… en algunas ocasiones me dormí, en otras resistí, en la mayoría de los casos aprendí. De la biblioteca bebí ediciones españolas de Enid Blyton con sus “vosotros”, inusuales en el Caribe, y así recorrí praderas inglesas tapizadas de giros de la Madre Patria. Luego llegaron los Sábatos, Zweigs, Cortazars y no hubo elección posible, o los leías o no había otra cosa. Esas fueron mis noches en aquel Jovellanos, tierra oscura de mi infancia y juventud. Nunca tuve la tentación de compartir mi última erección juvenil con un grupo de whatsapp, ni el menú de Netflix para escoger qué serie, qué película, qué documental ver. No había instagram para escudriñar la vida de un amigo en potencia o una fantasía por descubrir. En la radio se escuchaban cantautores que escribían poesía musicalizada, a pura guitarra o con una banda de jazzistas empedernidos. No tenía tendencias en spotify y charlar electrónicamente con una escritora fetiche como Daína Chaviano era, sencillamente, un imposible. … así crecí.
Pero la vida ha cambiado, de pronto me veo frente a una tele “inteligente” que me llena la pantalla de posibilidades. Opciones que me hacen emplear más de media hora en seleccionar, descartar, ponderar y, muchas veces, desistir. Cuando me voy a la cama decido seguir el libro que estoy leyendo, por cierto es de Cartarescu el rumano, pero el instinto me lleva a abrir el móvil y navegar por las redes ¿a-sociales? para ver opiniones de otros, discusiones de muchos y fotos de tantos. Acabo rendido, miro la hora, quedan sólo 6 para levantarme, coloco el libro en la mesilla y sueño con organizarme mejor al día siguiente… De niño, soñaba con estar conectado, quería compartir lo que veía, leía, opinaba… leer a otros y no perder a nadie. Estaba obsesionado con esa idea. Mi amiga Ana dice “no desees algo porque lo tendrás…” Hoy tengo todo eso: opciones, comunicación, instantaneidad, pero quiero desconectarme y no puedo. Sé que es bueno pero abruma. Lo entiendo, mas la variedad a veces me fosiliza, me deja impávido frente a las opciones. ¿Dónde está el punto medio? No lo hay, simplemente hay que seguir. Eso sí, sin dejar de pensar, algo que no se reduce a cuestionarse. Aquel sueño de antaño no ha mejorado la calidad del ser humano. Ser intelectual sigue estando denostado, la guerra contra el que piensa está declarada también en las redes… por ello de vez en cuando vuelvo a la semilla, me desconecto, no atiendo al whatsapp… Todo para que no me mate la variedad.
Os quiero, 
Ed.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguien se ha percatado de los de Romas, Sellos y Espejos?

Anónimo dijo...

Quiero decir, alguien más que yo.

Anónimo dijo...

Uno de tus mejores Viernes.Lo de Roma es por Felinni, Sellos por el Séptimo Sello y Espejos por Espejo del ruso Tarkovski. no?

FHierro dijo...

Yo me congratulo de toda esa inmensidad de opciones que nos ofrece la tecnología. También creo que no somos conscientes de estar viviendo una de esas eras en las que nuestro cerebro se ha de adaptar al contexto como lo ha hecho siempre a lo largo de nuestra (corta) historia. Hay mil oportunidades de llegar más lejos pero hemos de desarrollar una nueva inteligencia que lo gestione. El que lo consiga le dejará a su linaje el cetro de líder del futuro.

Fonseca dijo...

Interesante también me paseo en la tecnología es mi compañía en la soledad y la distancia de los míos que ahora son “muchos “ pero en ocasiones abruma y es necesaria dejarla a un lado para volver a tu yo interior . Gracias por su blog