sábado, 16 de junio de 2018

Viernes... de sábado por la mañana

Hola a tod@s! 
Es humano aquello de trascender y a veces, en el empeño, perdemos la oportunidad de realmente hacer algo trascendente o lo que puede ser peor aún… de vivir. Por estos días mi país adoptivo se estremece entre la pérdida y ganancia de poder, mas no es cuestión local esto que describo. Una parte de los habitantes del planeta viven pendientes de cuántos seguidores tienen, cuántos los han abandonado y cómo hacer para ganar otro puñado de “fieles” mientras retienen a los actuales. Pero siendo justos, debemos mencionar a la otra parte, quizá mayor, que vive ajena de este ajetreo humano, probablemente por no tener acceso, o una total desidia. Y todo esto ocurre mientras la Tierra da síntomas de agotamiento, un puñado de habitantes crean obras geniales, otro conjunto pequeño intenta romper moldes y cinco acumulan y acumulan. Quizá pensemos que es la fotografía de hoy, mas tiempos pasados no fueron distintos. Cambiando la guerra virtual por una más física, y la ganancia de seguidores en una red intangible por adeptos a una doctrina, ideología… el escenario, en esencia, ha sido el mismo. Visto desde afuera, con la lejanía que permite la mañana de un sábado tranquilo y una estancia en silencio, sólo me asalta la pregunta: ¿Cómo hemos logrado seguir? 
De cualquier manera, la suerte de vivir en Europa, alejados de polvorines y con la asepsia del siglo 21, crea una burbuja de aire limpio que propicia aquello de encontrar la vía para superar las barreras, humanas, de la creación y finalmente, trascender. Sin embargo, durante estas últimas semanas también me he preguntado si esto de dar a conocer tu yo vertiendo opiniones y evidencias gráficas a la red es, al final, una perdida de tiempo que nos aleja del propio empeño que nos hace luchar por la perpetuación. La urgencia que nos lleva a procesar miles de “virus” de información, evidentemente, trunca la profundidad que merece cada análisis. Si esto lo unimos al ingente número de aplicaciones que nos sitúa a varios años luz de la base del conocimiento, no me cabe dudas de que llegará el día en que no sabremos resolver una ecuación de segundo grado. El gran Hawking decía que su enfermedad lo había apartado de pertenecer a muchos estúpidos comités, comisiones y otras agrupaciones humanas, añadía que ese precioso tiempo lo había invertido en pensar… hoy yace en Westminster, entre Newton y Darwin, a pesar de su profundo ateísmo. Otra inmensa, Irene Curie, una vez elegida secretaria de estado de ciencias se levantaba de las reuniones, sin dar ninguna explicación, cuando le parecía que la relevancia estaba ausente. Ella, junto a su marido, descubrió la radiactividad artificial y ganó un Nobel por ello… yo, mientras escribía este pobre texto, he interrumpido el proceso “creativo” una docena de veces para consultar en mi móvil si alguien ha dado “like” a mi último estado o si un mensaje enviado había sido leído por su destinatario… es evidente que de esta manera no llegaré a ningún puerto deseado, no escribiré algo interesante, no responderé las preguntas que me intrigan… no haré nada que me haga trascender. 
Os quiero,
Ed.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No dudo que te den el premio Reflexiones :-)

El Desheredado dijo...

Trascender... ¿es verdaderamente necesario? Lo que es más importante, ¿es importante?