sábado, 3 de enero de 2015

Viernes primero porque no escribí el último...

Hola a tod@s!
Llevo tiempo sin escribir y no es que no tenga cosas que contar, todo lo contrario diría yo, simplemente que la ganas no me acompañaban hasta el ordenador. El fin de año ha sido frío y desapacible, mi casa huele a barniz y reparto mi tiempo entre estar congelado por tener las ventanas abiertas o sentir una especie de “endrogamiento” por tenerlas cerradas y respirar este aroma tóxico que desprende el barniz. Hay una posición intermedia que se logra cuando dejamos una ventana abierta y la otra cerrada, esta proporciona un estado ambivalente, indefinido, que va desde la tos perruna del tuberculoso al atontamiento del que esnifa cocaína. Es como si tratara de mezclar el Paris de principio de siglo XX con la movida madrileña y todo esto en medio de Chueca en los albores del XXI. Como comprenderéis con este panorama las musas prefieren a cualquier otro bloguero, hablé con una de ellas y me dijo que ni por whatsapp se acercaría a mi piso… es terrible. 

Así que sin musas y con un dolorcito de cabeza que ya se está haciendo el estado estándar, intentaré este Viernes primero del año, escrito un sábado gélido y desde Madrid, por supuesto. Probablemente ahora tocaría hacer un resumen del 2014, ponerme elevado y hasta esnobista, pero eso no sale bien cuando ni siquiera puedes enfocar bien las letras que aparecen en la pantalla por aquello del estado intermedio que os conté en el párrafo anterior... Lo cierto es que el año que ya es pasado lo puedo resumir en dos cosas. Por una parte aprendí a distinguir al hijo de puta simple del hijo de puta mayor, mientras que por otra sentí, nuevamente, lo que significa quitarse un peso de encima, vivir la exquisita levedad del ser. En 2014, reconocí la bajeza en el amigo reciente, los rejuegos de quienes se sienten inseguros porque su vida y su carrera dependen de un dedo, la vileza de aquellos que se acercan para quitarte sombra y opacar la luz. Pero también gocé de una nueva salida del armario, de sacudirme una vez más la pregunta, la duda, la incertidumbre sobre mi tendencia sexual… como diríamos en Cuba: “chico, no hay manera”. Ahora en mi hospital ya nadie aborda a quienes me rodean con un: “¿Tiene novia?” Esto se ha cambiado por el susurro en ocasiones mal intencionado de quienes buscan en ello un defecto genético, el castigo celestial o la condena al infierno. El problema es que por aquello de no ser frecuente siempre tratan de ponerte en el bando mayor y meterte, aunque no quieras, en el estrecho armario del que había salido hace ya mucho tiempo. Mas todo esto es pasado, ahora vienen otros 12 meses que habrá que llenar con muchas historias que intentaremos buenas, un año en que me pienso despojar de aquello que no sirve y resta, con mucha ciencia y cultura para gozar. Y por aquí estaré diciendo “os quiero” a aquell@s que lo merecen que, por suerte, sois much@s. 

Ed.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

has tardado

Anónimo dijo...

regio como siempre

Anónimo dijo...

uhmmm candela pa comité

Anónimo dijo...

valiente chaval,

Anónimo dijo...

Cerramos la ventana o la abrimos. Cerramos el armario o lo abrimos. Cerramos el año o se abre otro....es curioso que todo acto tenga su consecuencia y a veces nos cerramos a ver las consecuencias de las opciones y no abrirnos en las intermedias.
A la pregunta de las ventanas mi respuesta es que las abras para recibirme y las cierres cuando yo esté dentro y emborracharnos juntos con ese olor a nuevo. Y a la pregunta de si tiene novia, mi respuesta es que la gente diga " no tiene, pero el morenazo que está esperando fuera es su marido y lo está esperando para disfrutar del finde juntos".
Ya ves.....a veces en toda decisión hay una tangente como consecuencia.
Firmado..... Gofion

Anónimo dijo...

joder tio que wapo eres.