Vuelvo, regreso, aquí estoy. Luego de un viaje al pasado y unos días en la playa, ya ando por Madrid, buscando la rutina que me hace “Eduardo”. Mis vacaciones, más cortas de lo planificado, me llevaron a Praga y Budapest y, como ya dije, también al pasado. De ambas ciudades quedé enamorado, imaginé vivir en ellas, elaboré planes para volver una y más veces. En la primera, Praga, me abstraje de los turistas que como yo abarrotaban “llanos y montañas”. Casi pude palpar los instrumentos de Kepler, atravesé el puente Carlos bajo la lluvia, bajo el sol, ilusionado. Intenté hacerme una composición de lo que sintieron aquellos cubanitos de 16 y 17 años, salidos de bohíos profundos, al llegar en los años 80 a ese lugar para estudiar cosas difíciles, sin dominar el idioma y con el cerebro virgen de tanta belleza. En la ciudad de los violines la pasé bien, descubrí la hermosa sequedad de los checos… pero el pasado me asaltó. En el museo del comunismo (así con minúsculas) reviví la estupidez, la terquedad, el empecinamiento y sobre todo las ansias de expansión rusa que hoy toma nuevos vuelos. En sus paredes identifiqué todo aquello que me bloqueaba durante mi infancia y hasta la juventud. Aquellas ataduras impuestas para homogenizarnos y hacernos uno. Y volví a pensar: ¿Qué diferencia el fascismo del comunismo? Los extremos se tocan, probablemente por aquello del espacio curvo. Quizás algunos dejen de leer mi Viernes en este punto, gente que quiero y que quiere que piense como ell@s. En el otro lado de la cuerda, otros fijarán la vista buscando el aplauso a la derecha y luego se frustrarán al no encontrarlo. Y es que he decidido, firmemente, decir lo que pienso sin modulaciones. Salí de Cuba, abandoné las raíces y muchas cosas, para decir lo que quiero.
Ahora vuelvo a lo cotidiano, pero en mi maleta me traje experiencias y visiones, también dos nuevos Principitos, uno en checo y otro en húngaro, esa lengua que suena a diablo. En casa me esperaban otros dos, uno en napolitano y otro en gallego… y es que Facebook hace maravillas, dos personas aún virtuales, sabiendo mi manía de coleccionarlos, me los hicieron llegar desde Nápoles y Galicia, gracias. Y aquí os dejo, pero antes quisiera pedirles algo: aunque sea sólo por hoy probemos dejar de ser hombres para ser humanos.
Os quiero,
Ed.
PD: Angel, Argeo, JL… el viaje a Valencia queda pendiente pero no está cancelado. Robert subiré, subiré. Ana (London) gracias por las recomendaciones. Dani, vuelve de una puñetera vez.
7 comentarios:
impecable!
muy maduro
Ed cuidado que te caigas de tanta madurez hijo. jaja. Me gustó.
Se te ve concentrado en la foto.
Üdvözöljük!!!
Me gusto mucho leerte, no me pasa cada viernes pero me encanta que tu escribas cada semana. Y lo que escribiste esta semana con esa foto ademas es muy emocionante. Es lindo y valiente desnudarse sin querer exibirse ni convencer. Sigue diciendo lo que quieras solo asi te podras sentir agusto contigo mismo.
Cuidate un abrazo!
Johann
Pavlov, si Pavlov, el del experimento con el perro ha estado muy presentee en estos dias que buscaba el "Viernes" y no estaba, pero como es logico lo entendi, no fue necesario tocar timbres, etc. Sin embargo he leido tus Facebook algunos hice un breve comentario y no se si lograste leerlo o no. Si te digo que me has hecho revivir alguno de mis viajes sobre todo a Praga. Es una de las ciudades que mas he visitado, por lo menos cuatro veces. La primera vez en el año 1980, escala tecnica con tres dias de permanencia en el Hotel intercontinental, ,iba en compañia de dos personas detestables. Al tercer dia cogimos un avion con destino a Polonia, psro no pare de patearme Praga del amanecer hasta bien entrada la noche. Comenzaba la primavera y la nieve sse derretia en los campos. Praga me volvio a recibilr a la vuelta, esta vez por dos dias. Que aproveche al maximo para visitar el cementerio judio, los sitios donde vivio KAfka y todos esos sitios que son imborrables. Era otra epoca, mientras la embajada del Pesru se llenaba para salir de la ferrea dictadura, yo regresaba y lo mas significativo, como viajaba con Aeroflot, aquel viaje interminable fue Habana-Gander-Barajas-Praga-Varsovila.
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