sábado, 25 de mayo de 2013

Viernes desde la selva negra...

Hola a tod@s!
Es una sensación rara la que se experimenta al volver a sitios donde has vivido y sobre todo donde has sufrido. Quizá no sepáis que cuando terminé el doctorado, ya hace mucho tiempo, empaqué mi música y me fui a Freiburg. Allí me esperaba el Max Planck Institut für Immunobiologie y toda su pompa científica de centro Europa. Pero no calculé que también me esperaba un sitio todo verde lleno de lagos desolados, una catedral oscura y la selva negra con todo lo que esto implica. Freiburg es pequeña, es fría, es triste y yo, además, venía de dos separaciones simultáneas, mil decepciones y una reconsideración de mi modo de vida. En fin, que finalizando el siglo lo mío no fue la puntería. Recuerdo tomar el avión para Basel (Freiburg queda justo en la frontera Franco-Alemana-Suiza) llorando, luego llegar al sitio y seguir llorando, trabajé lo que pude llorando y aquello se hizo insoportable. De allí salí corriendo en cuanto pude y me importó bien poco perder salario y estatus, escuchar comentarios varios y viboreznos de mis supuestos amigos… no era feliz y para calvario ya tuve bastante en la Isla de las Metáforas. Han pasado muchos años, hemos cambiado de siglo y nunca mis pasos han tenido como destino esa ciudad. Pero la vida da vueltas y ahora escribo este Viernes desde un tren que me saca de Freiburg y me dirige a Zurich. 
Resulta que por azares y otras circunstancias, una reunión de la Europa unida se celebra en Freiburg. Resulta, además, que a esta reunión debía asistir y allí fui. Al llegar tuve la misma impresión que antaño: sitio gris, ambiente rígidamente-calmado, entorno propicio para la intromisión sin estímulo… es decir, un no-lugar para mí. Aquí estaban los mismos cielos grises, las montañas que vigilan, esa llovizna fina y fría que amenaza con tornarse gruesa, empapadora. Pero al tomar un taxi hasta el hotel un detalle me sacó del paso. El taxista era de raza negra, me advirtió que no hablaba bien alemán pero que se comunicaba en inglés. Wao! Esto en el Freiburg de mis recuerdos era impensable. Pero no paró aquí, luego de un par de calles veo paredes enteras con grafitis y quizá merece un segundo “wao”, pero prefiero guardarlo para más tarde. Entonces llegué a un hotel con aspecto de perfecto y en realidad lo era, sólo que pertenecía a una cadena de establecimientos católicos, la cruz precedía la entrada y un nuevo testamento me acompañaría por las noches, el segundo  “wao” lo dejo para esto. Pero todo pasó a un plano secundario cuando reconocí a mis colegas, nos fuimos a cenar, crema de espárrago que no falte, y nos pusimos en marcha con lo que allí me-nos trajo. Otras consideraciones me vienen a la mente y todas a colación de esta reunión. "Expertos” variopintos debíamos realizar recomendaciones al poder europeo sobre temas que afectan a la experimentación con humanos. No es la primera vez que Europa me usa para esto, no es la primera vez que constato la lentitud, la redundancia, la excesiva democracia, el respeto exagerado y el avance en círculos que caracteriza al viejo continente. Por una parte, es admirable la manera en que se van tomando las decisiones donde cada opinión es escuchada y cada recomendación consensuada. Mientras que por otra, duele el tiempo invertido y el poco avance en vertical. Pero así es Europa. A veces la comparo con los consejos interplanetarios imaginados por tantos escritores de ciencia ficción, donde razas distintas intentan un punto común, la mayoría de las veces con poco éxito. Lo cierto, es que la experiencia fue buena y de allí me llevo enseñanzas, historias y nuevos amigos. Cosas curiosas como encontrarme a un científico colombiano que vivió en Provindece antes de pasar por NY y finalmente vivir en Barcelona. También un matemático indio que se dedica a la bioestadística, con quien estuve hablando en inglés un buen rato, antes de descubrir que bajo esa tez característica del país de las vacas libres, había un borica (puertoriqueño) hijo de inmigrantes indios que estudió en Estados Unidos y hoy vive North Caroline. El no-indio con un español perfecto se descubrió un cuenta-cuentos magnífico. Nos pasamos una cena contándonos batallas floreadas con la tintura inevitable con que salpicamos nuestras historias quienes nos gusta contar historias. También intercambiamos recetas porque, al igual que yo, le fascina la cocina y odia fregar. Lo cierto es que estos dos días y medio en Freiburg han servido para borrar aquellos meses oscuros y mirar con otros ojos esta parte del mundo vivido que sigue no siendo para mí. Ahora continuo en un tren rápido que, tercer “wao”, se ha retrasado 10 minutos y me está llevando por Suiza al encuentro de Any. Por la ventana el verde duele por lo intenso y yo me preparo para abrazar a quien tanto quiero y dice esperarme con una cena cubana en medio de este país perfecto que para mí sigue siendo centro Europa y, por lo tanto, vetado para vivir.  

Os quiero, Ed.

PD:¿Qué pasa en España? Consultad internet :-)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu viernes, parece un cuento. Que bueno lo del puertoriquegno.
Lilo

Anónimo dijo...

Me gusto este viernes!
Chelly.

Anónimo dijo...

Lo del consejo interplanetario me ha gustado y, para bien o para mal, me temo que es una comparación muy acertada. Por cierto, me alegro que te hayas reencontrado con tu pasado en un encuentro sin rencores.
T

Anónimo dijo...

Hola hermano:

Como siempre tus viernes excelentes , cada vez me recuerdas mas al gabo en tus escritos , siempre inteligentes y muy bien estudiados , cuanto me gustaria estar contigo alli, te imaginas poder bajarnos de ese tren y abrazarnos con any eso seria supergenial , pero por ahora saludala de mi parte un beso a ambos los quiero mucho.

ivo.

Anónimo dijo...

Bello texto amigo.

Anónimo dijo...

Que extranio como la misma ciudad nos llega en distinta alotropia. Creo que hubiera podido vivir en Freiburg, pero una nunca sabe pues una vista de trabajo no es es el vivir diario que tu llevas en la piel de tus recuerdos.
Cuando vuelves por Londres?
Un beso,
Miriam

Anónimo dijo...

Me alegro que la vuelta a un sitio donde habias sufrido por diversas circunstancias, en esta ocasion has tenido la oportunidad de apreciarlo desde otra optica. Asi se va aprendiendo que los golpes de la vida se superan y a veces uno no sabe el por que, pero no esta mal revisitar los lugares donde el tiempo o mejor dicho, el momento vivido no ha sido el mejor.