Hola a tod@s!

Hace tiempo que no escribo mis Viernes, de
pronto tuve la sensación de que esto no llegaba a nadie, tampoco ayudaba el
desencanto que, inevitablemente, me está carcomiendo. Desde niños necesitamos
creer que algo funciona, que existen verdades. De mayores relativizamos todo
esto pero aún buscamos ciertos pilares donde apoyarnos. “Descubrir” que vives
inmerso en un mar de hipocresías y que también lo eres es algo semejante a
cambiar de ideología… al final gozas el placer de una liberación pero el proceso
puede ser doloroso. Este país es hipócrita y todos aportamos granos de molesta
arena. Ahora el pueblo que anda por las calles se queja de la triada
Bárcenas-Mato-Sepúlveda, se echa las manos a la cabeza cuando Cospedal declara
otra mentira, escupe fuego porque Rajoy no da la cara, se desintegra en
oprobios al escuchar las fisuras de la oposición, vomita de asco al conocer las
andanzas del Rey y su nuero o se espanta con las anécdotas reales que cuenta
una tal Corina. Sin embargo, ese pueblo llano no se cuestiona la génesis de
todo. Pocos se preguntan dónde comenzó el desparpajo. ¿Cuántos de ellos
hubiesen rechazado un sobre con dinero? ¿Qué padre ha dicho a su hijo que
copiar un examen es el primer paso para ser un corrupto? ¿Quién ha respondido
con un rotundo NO cuando el técnico de turno le ha propuesto no hacer factura por un servicio y así evitarse el impuesto? ¿Cuántas veces han dejado de
declarar ingresos engañando a Hacienda? ¿Quién no ha favorecido a un conocido
en un proceso de selección? Estas pequeñas cosas, sin aparente importancia, se
multiplican cuando el poder es mayor. Entonces, en lugar de no declarar 100 €,
te llevas 22 millones a Suiza. En vez de comprarte un ordenador personal con el
presupuesto de tu empresa, te haces con un Jaguar y así hasta el infinito. Es
el juego favorito de España, país donde la verdad no se dice porque se prefiere
la mentira mejor dibujada, coloreada con tonos suaves y salpicadas con frases
prefabricadas. En realidad pocos actúan en concordancia con lo que realmente
piensan y se sorprenden, hasta se ofenden, cuando alguien lo hace. Hoy
realmente hubiese querido contarles que me quedé fascinado con el montaje que
Haneke ha hecho de “Cosi fan tutte” en el Real, hablaría de la gala de los
Goyas y la increíble bajeza de la derecha española, también de la agradable
experiencia visual que resultó ser “El atlas de la nubes”, recomendaría
“Weekend” como película a ver por las familias conservadoramente-liberales que
pueblan llanos y montañas durante sus reuniones navideñas, diría que el papa ha
merecido mis respetos (a pesar de todo lo mal que pienso sobre él y la iglesia)
por su decisión, que en la Isla de las Metáforas se sigue perpetuando el
castrismo de la manera más imbécil posible o que, simplemente, me alegré la
vista con los Impresionistas que gratuitamente se puede ver en la fundación
Mapfre de Madrid… Sin embargo, como ya dije, cuando descubres la desgracia de
la hipocresía por todas partes, pocas cosas “if any” te hacen feliz.
Os quiero,
Ed.
PD: Lisse felicidades, nos vemos pronto… allí
donde los tiempos son otros.