Hola a tod@s!

¿El frío tiene pensado irse? No es que yo quiera que venga el calor insoportable
pero estamos teniendo unos vaivenes de temperaturas curiosos. Ayer se me
ocurrió ir al cine a última hora y casi pierdo las orejas por congelación al
salir. Sin embargo, durante la semana hubo momentos de calor, preocupantes para
el mes en que estamos. Probablemente el clima se está sincronizando con la
locura generalizada que vive este país. Y si es así, la que nos espera. Por una
parte tendremos los vientos suaves de brisas acogedoras que nos envía la cúpula
del gobierno y amplifica el periódico La Razón. Por otra, los rayos y centellas
de una “Garganta Profunda” que manda a El País papeles con contabilidades Z.
Luego, chispea llovizna fina con bálsamo de Aloe Vera mientras la
vicepresidenta asegura que ella y los suyos son pobres al servicio del pueblo
elector. Entonces es el momento de un huracán tipo Katrina con fuerzas
“esperanzadoras” y epicentro madrileño que tiene como objetivo no dejar títere
con cabeza. Y aquí se armó “el sal pa fuera”, “el quítate tú que me pongo yo”,
“el desmelene y tú más” interno. Se acabaron los paños calientes, las caritas
de “yo no fui”. Para muestra la declaración de la presi de los castellanos que
se quitó la mantilla, se puso las chancletas y se echó al solar. Con las manos
en la cintura le cantó las cuarenta a la otra presi “esperanzada” terminando
con un “pa chula yo”. Y todo esto con un montón de parados y otro montón que no
trabajan por aquello tan caribeño que reza: “ellos hacen que me pagan mientras
yo hago que trabajo”. En fin que mejor rememoramos viejos tiempos y esgrimimos lo
que los cubanos decíamos en los años noventa: “cambiando de tema”, porque casi
es mejor evadirse, no contaminarse, aunque tengamos la maldición de la basura
por todas partes. Por ello prefiero seguir contándoles que “La parte buena de
las cosas” no es sólo una postal para admirar la guapura de su protagonista, es
también la demostración que una comedia romántica, más americana que los
cowboys, puede ser buena. También insto a los que admiran a Hitchcock vayan a
ver la recreación que el Hollywood de hoy ha hecho de los momentos en que creó
Psicosis. No es lo mejor que he visto pero merece la pena. A los de Madrid, no
estaría mal acercarse al “El americano perfecto” que ha parido Glass para el
Teatro Real. A quien le guste la monotonía “glassiana”, me incluyo, podrá
disfrutar de una puesta singular que no llega al rango de ópera pero se queda
muy por encima de un musical. Así las cosas, mientras esperamos “el no sé que”
salvador he retomado la lectura de autores cubanos y en el metro me veréis con
un libro de Jesús Díaz, mientras que en casa hace cola el gran Virgilio.
Os quiero,
Ed.