viernes, 12 de noviembre de 2010

Viernes

Hola a tod@s!

Estamos en pleno otoño, los días son sinusoides que se mueven entre el sol y la sombra con temperaturas algo frías pero agradables, a mí me gustan porque me recuerdan un anhelo de juventud. Resulta que cuando en La Habana corrían los tardíos 80, quien hoy escribe buscaba en el aire del malecón el otoño de otras latitudes…

Ya es viernes y muchas cosas han ocurrido dignas de ser mencionadas: La ortografía española da un giro hacia Latinoamérica, aunque no me gusta eso de que “sólo” de “solamente” pierda su acento, el G20 se reúne… no tengo muy claro para qué, Irlanda se está yendo a pique, la bolsa española va hacia el fondo, el Gobierno no condena lo sucedido en el Sahara, un accidente aéreo ocurre en Cuba mientras que el Airbus falla por Asia… creo que voy a pedir que el planeta pare de dar vueltas para bajarme. De cualquier manera, cuando las cosas parece que no se pueden torcer más… viene el Papa y nos visita. Sí, el “santo pontífice” estuvo en España y no dejó lugar a dudas, sigue siendo el Papa, ese ser anclado en el pasado que insta a seguir fiel a unos textos antiguos que nadie sabe quién escribió, y a mantener una “vida disciplinada” donde sólo cabe la familia, eso sí, formada por un hombre y una mujer que se llenan de hijos por aquello de que usar métodos anticonceptivos va en contra de los ya mencionados textos. El “ilustre” señor advirtió que este país está volviendo a un laicismo “agresivo”, tal y como sucedió en los años 30 del siglo pasado… lástima que no sea del todo cierto y una muestra de ello nos las dio Rajoy, individuo que se ve sentado en la Moncloa y manifiesta abiertamente su NO al matrimonio homosexual. Retomando la gran “venida” del Papa, en su discurso recomendó a los gobiernos proteger la familia, esa única que su miopía social le permite ver, y sugirió que la mujer debe ser feliz en el hogar. Yo vuelvo y me preguntó: ¿Todo esto no estaba superado? Parece que no. ¿Es tan difícil entender que venimos de una nada y hacia ella volvemos? Por otra parte, no me puedo creer que aún alguien no se haya percatado del embuste colosal que ha sido, es y seguirá siendo la Iglesia Católica. Pero afortunadamente no todo es tan gris en el planeta ¿azul? (yo pongo en duda lo de este color con la contaminación que hay). De Cuba me llegaron noticias de cómo celebraron los 90 años de la dulce tirana de los pies ligeros que se llama Alicia Alonso. Todo parece indicar que los habaneros disfrutaron del baile de estrellas de todos los puntos cardinales incluyendo el ABT y yo me alegro por ellos. En cambio, por Madrid puedo recomendar que no os gastéis medio céntimo en ver “Copia Certificada” o “Agnosia”, si la una es mala la otra es peor. Sin embargo, nadie debería perderse a Nuria Espert en “La violación de Lucrecia”. Este texto, nunca antes representado, fue escrito por un joven Shakespeare y, utilizando palabras de otro, es digno de un guión de Tarantino. La Espert con 75 años sube, una vez más, a la cúspide… y es que las buenas se re-inventan y sacan partido al paso del tiempo, por sólo citar otro ejemplo: Vanesa Redgrave está interpretando “Driving Miss Daisy”. Y aquí lo dejo… ahora cojo aire y me voy al gym.

Os quiero,

Ed.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Completamente d'accord con tu resumen semanal, mi querido. Ésta (y utilizo la tilde proscrita por la academia) ha sido una semana de hipocrecías varias. Lo que debemos hacer para seguir en pie es seguir tu ejemplo y marchar al gym. Será más productivo que ver una obra de la Alonso (dios, ¿nadie le ha dicho que es hora de jubilarse? Eso ya lo dije el 89 cuando en olor de multitudes celebró el aniversario de su interpretación de Giselle en Nueva York y alguien estuvo a punto de darme un puñetazo. Seguro.
Yoss