sábado, 26 de noviembre de 2016

Viernes... ¿hace falta decir de qué?

Hola a tod@s! 
Cuando no encuentro las palabras exactas para decir lo que quiero, cuando las ideas no ganan cuerpo en una frase precisa, cuando esto ocurre… prefiero el silencio. Mi Ángel desde Valencia, Ale desde La Habana y el eterno profesor matancero han reclamado mis Viernes. Pero los Viernes no encontraban la arcilla propicia para expresar la consternación ante la estupidez mayúscula de un Trump en el trono planetario, un análisis que se me atragantaba entre tanta paja y posts. Pero esto tendrá que esperar… hoy, un sábado lluvioso en Madrid, me levanté sigiloso pero sin propósito. Ismael duerme, ayer, hasta las tantas, celebrábamos la vida con Lissette, la misma mujer adorable que abandonó Cuba hace veinte años para re inventarse en una NY convulsa, buscando una oportunidad que la Isla, llena de Metáforas, le negó. Durante la cena el teléfono sonó, era Ariel, mi hermano de la Universidad, dos décadas sin vernos y el domingo pasa por Madrid… un congreso lo sacó de Canadá y nos reunirá ¿por casualidad? mañana. Ha pasado mucho tiempo, una vida fuera de Cuba… más tiempo en otros lugares, una profesión construida a cojones, hijos criados en otras culturas, vivencias que se superponen a los recuerdos, en blanco y negro, de aquellos lares caribeños. Pero las heridas cerradas, taponadas, mal cocidas y olvidadas se asoman. No lo hacen como antaño, cuando sangraban sin contención, ayer eran aparentes rasguños mal curados que mejor no revolver. Entre risas, las historias neoyorkinas se entremezclan con aquellas habaneras. Ismael no conocía las peripecias vividas por Lissette y servidor cuando, debido a la grandilocuencia de un líder absoluto, nuestras prometedoras carreras se vieron truncadas en pleno despegar. Pero la risa ganó, ¿quién se acuerda hoy de aquel 1992 cuando la inocencia nos llevó a actuar con libertad y decir lo que pensábamos? Éramos científicos en ciernes, los datos ante todo, pero los datos tenían que estar en plena concordancia con un ideario… y nosotros, no lo sabíamos. Entonces empezó un calvario, de la noche a la mañana dejamos de ser fiables… y el plan secreto floreció. Como Lissette y yo, casi toda una generación abandonó la Isla Metafórica… 
Y vuelvo al comienzo, abrí los ojos esta mañana rara, dije que lluviosa, prolegómeno de un invierno anunciado… con la lentitud del soñoliento encendí el teléfono y la noticia saltó. La tristeza me abrazó y con ella llegó la rabia dando paso a unas lágrimas que me quemaron aquellas heridas que ayer, tímidamente, removí. No era inmortal… ha sido la única persona que he odiado con la fuerza de lo irracional. No te deseo que descanses en paz, no te lo mereces. No estoy contento, me ha asaltado la rabia que hace mucho reprimía para poder vivir. Se ha ido sin justicia y eso… no es justo. Hablo de fidel castro y las minúsculas no son un error. 
Os quiero, 
Ed.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Viernes... cambiando de tema

Hola a tod@s! 
Allá por la isla de las Metáforas, cuando los años 90 hacían su agosto, la emigración devenía un desesperado deseo y el comentario sobre lo mal que andaba todo era el primer punto de todo orden y día, allá asumimos la costumbre de empezar cualquier conversación con un “cambiando de tema”. De nada servía ebullir la sangre y aumentar la presión arterial… buena costumbre aquella que nos mantenía hablando de cosas bellas, del futuro y lo sabroso del pasado. Costumbre que hoy abrazo para evitarme un ictus matutino… entonces recomienzo mi Viernes escrito un sábado de casi invierno, en Madrid. 
 “Cambiando de tema”… por aquí sigo, saltando para recordar, recordando para vivir, elevando la mirada para evitar los muros y el corto plazo. Y también negociando para cambiar, guardando la fina memoria que va definiendo cada paso… desechando en cajones inmensos todo aquello que huele demasiado mal para llevarlo en la mochila. Así llegué hace poco a Manchester, el Instituto Cervantes buscó en mí la Ciencia perdida y mil veces encontrada de España. Hasta allí fui con el miedo del principiante que la experiencia de otros cientos de veces no ha borrado, ni lo hará. Allí encontré un equipo de gente, rica por dentro, a quienes las tinieblas del sitio no han logrado desdibujar la sonrisa latina que nos hace especial en Europa. Hablé de España y sus tópicos, de Ciencia y España, de teorías que a punto de convertirse en artículos están. De allí me guardo a Kepa con su biblioteca mental que atesora la historia y el arte, a Oda con Japón por sus venas, a Amaia, discreta y encantadora, las afiladas preguntas de Artal que revuelven los cimientos, una foto con Alan Turing… y esa especie de halo de “knowledge in valoration” que envuelve todo lo británico. Luego vino la vuelta a la convulsión, mas he decidido, sólo “bellezas en mi entendimiento” aunque con ello ofenda. En el laboratorio las lupas incrementan su aumento, el misterio se va desvaneciendo y a Dylan alcanzaremos. Fuera, la vida lleno con letras de otros, imágenes que son historias y vericuetos que se me antojan bellos. Y dentro, muy dentro, filosofo sobre cómo avanzar… el mundo se retuerce pero yo no con él. El hartazgo no puede consumirnos y las metas han de estar en el infinito, que otros pongan los tornillos… y hoy me voy al Ballet. 
Os quiero, 
Ed.

sábado, 15 de octubre de 2016

Viernes... de otro amor

Hola a tod@s! 
Probablemente ya nadie recuerde mi otro ser querido, ese ente al que le he dedicado y dedico muchas más horas que a cualquiera de mis parejas, incluyendo la presente. Quizá mi defensa a ultranza de la ciencia y el desespero que me provoca verla caer, precipitarse, defenestrarse haya ocultado, momentáneamente, ese otro amor nacido también en la infancia. Pero las apariencias a veces engañan, nunca he dejado atrás al cine. De pequeño, en la soledad de las noches jovellanenses, con mis padres durmiendo y mi hermana… quién sabe dónde, el diálogo con el cine se hacía sólido. Gracias doy, sin exagerar ni dar más crédito que el justo debido, a la programación de cine que la pequeña pantalla, en blanco y negro, me regalaba cada noche para llevarme, plano a plano, por mundos ignotos y suertes de conocimientos en forma de imagen. Todo aquello me hizo devorar, no sólo las películas, sino libros que hablan de películas, directores, formas y modos.

De planos americanos a los generales, de Chaplin a Keaton, en cine fórums improvisados con fans también improvisados que el tiempo dejó sin cines ni pasión… así crecí. Entonces llegó La Habana y con ella más cine. La universidad y la ciudad eran un cultivo de cinéfilos, muchos excéntricos, otros más excéntricos que los primeros. A mi vida llegó Tarkovsky y sus siete obras de arte que mandan a dormir al más despierto si no te centras en la búsqueda de algo superior. Por mis ojos desfilaron los neorealistas italianos, los elevadísimos franceses, el cine feroz* latinoamericano, la técnica impecable norteamericana, la escuela inglesa y los olvidados rusos. Entre ecuación y experimento sacaba tiempo para la cinemateca (filmoteca para los españoles) y allí estaba contando sellos hasta llegar al Séptimo* o buscando a esa Persona* que obsesionaba al sueco. Ahora atropello recuerdos con Cielos protegidos*, Acorazados* que no llegan a puerto, siempre contando escalones hasta llegar a 39* a pesar del Vértigo*. Más tarde llegó el estilo de las mujeres que se desquician al borde de un ataque de nervios*, Almodóvar, sus locuras y el primer beso homosexual explícito en una pantalla enorme repleta de ley pro-deseo*… el cine, el cine. En una sala oscura o en el salón de una casa en silencio, siempre ha estado aquí conmigo y también me preocupa. La gran pantalla necesita comida, pero caviar fino, no salmón ahumado en promoción y a punto de caducar. Como la ciencia, el cine se ha ido al “ladrillo”, no sólo aquí en la patria madre (¿por qué tengo que poner madre patria?), sino en casi cada rincón del planeta. Como en la ciencia, la base del cine se está derritiendo con el cambio climático… ¿Dónde se ha ido el cine de autor? Hemos olvidado que todo empieza con él, todo lo que hoy es el cine se engendró a partir de los genios que idearon un lenguaje nuevo, una estética trasgresora, un movimiento de cámara insólito, un plano estrafalario, un decálogo dogmático que luego se flexibilizó hasta el infinito sin olvidar que un día rompieron las olas* y apareció, entonces, un pueblo llamado Dogville*. Pocas son ya las veces que el cine sorprende con un giro que impondrá estilo, muchas, creedme, son las oportunidades a la semana que le doy. El séptimo arte puede estar entrando en la lenta agonía de quien repite fórmulas porque el cerebro no es capaz de generar nuevos axiomas para demostrar… o simplemente, “los tiempos están cambiando” como cantaba Bob Dylan, tanto que su poesía hoy es Premio Nobel y yo… definitivamente me he vuelto un conservador. 
Os quiero, 
Ed. 

(*) las películas que menciono: Séptimo Sello Persona El Cielo protector Tango Feroz El Acorazado Potemkin Los 39 escalones Vértigo. Mujeres al borde de un ataque de nervios La ley del deseo Rompiendo las olas Dogville

sábado, 8 de octubre de 2016

Viernes de Nobels y otros sueños… algunos cumplidos.

Hola a tod@s! 
Cuando era pequeño, bastante por cierto, me leí un libro para niños de Herminio Almendros sobre la vida de una polaca que, contra viento y marea, se licencia en Física y Matemáticas en la Sorbona de París, se casa con la ciencia y su Pierre Curie y funda una dinastía de científicos sin precedentes. De sus manos salió el concepto de radiactividad y también dos nuevos elementos químicos: el radio y el polonio. Aquella vida dedicada a la búsqueda de la verdad me fascinó, la elevé a un altar. Luego muchos otros compitieron por destronarla, mas algo la mantuvo firme en lo alto de mi veneración. Como cada año, esta semana desde Suecia han ido anunciado aquellos que entran en otro altar, los Nobels. Como cada año, pensé dedicar mi Viernes a comentar los premios pero un soplo que se origina en mi infancia me desvía del objetivo primero.
En Madrid, dos personas apasionadas por la vida de Madame Curie, la polaca de mi altar, han lanzado una nueva biografía de la Curie y para celebrarlo trajeron a los dos nietos de aquella diosa de mis primeras décadas. A veces, pocas, los sueños se cumplen. Tuve la oportunidad de conocerlos y decirles que estudié Física Nuclear por culpa de su familia. Ahora en casa tengo una biografía más de Maria Salomea Skłodowska-Curie, pero firmada por Helene y Pierre, hijos de Nobels y nietos de Nobels. Y una curiosidad más se añade a lo que ya sabía de esa dinastía científica; Helene que también es física nuclear, se enamoró y se casó con el nieto de  Langevin, aquel otro científico que tan cerca estuvo de plantear la misma teoría que hizo famoso a Einstein y con quien Marie Curie, se dice, tuvo un fallido amorío tras la muerte de su Pierre. Los círculos, a veces, se cierran. Pero la semana, implacable, siguió su curso sin atender a mi emoción. Empezó con la mala noticia de un NO colombiano al proceso de Paz, seguramente imperfecto pero extremadamente necesario. Otro ejemplo de lo que, muchas veces, hemos hablado sobre consultas populares y madurez frente a las urnas. El mismo lunes vivimos con cierta intranquilidad la posibilidad, aún real, de un Nobel español en Medicina. Lo que hemos llamado “corta y pega” genético estaba en las quinielas con grandes posibilidades. Me refiero a ese mecanismo molecular que imita lo que hacemos todos los días con el procesador de texto cuando cortamos y pegamos frases, pero a nivel del ADN, es decir tratando a los genes como si fueran palabras. Su descubridor, el que le puso ese nombre tan difícil para la prensa generalista (CRISPR), es alicantino y trabaja en la madre patria. Al final los suecos decidieron elevar a su altar a un japonés, Yoshinori Ohsumi, por el descubrimiento de la autofagia, la maquinaria que permite una especie de limpieza a niveles celulares. Merecido. El mismo lunes, y a raíz de la posibilidad patria, escribí para un diario “on line” una tribuna de opinión sobre por qué España ha perdido el tren de los grandes descubrimientos a favor de los autobuses que tan sólo llevan al pueblo colindante. Es simple, se han olvidado de lo esencial. La ciencia con mayúscula se gesta en los laboratorios básicos, allí donde se buscan explicaciones “estrafalarias”, se prueban ideas “locas” o simplemente se estudian las bases del todo. Nuestro sistema es miope a los grandes saltos y sólo se interesa por los pequeños pasos que van dando soluciones intermedias. El mismo Pierre (nieto de Marie) respondía a una pregunta mía sobre el tema con un … “nos hemos olvidado de la creatividad y sólo hacemos ciencia programada, hoy Einstein no tendría ninguna posibilidad de financiación”. El martes llegó con el Nobel de Química a la nano-ingeniería, las futuras máquinas que llevaran fármacos y otras necesidades a lugares escondidos del cuerpo, los premiados fueron Jean-Pierre Sauvage, J. Fraser Stoddart and Bernard L. Feringa. Y con ello se esfumó, por este año, las posibilidades españolas de volver al altar sueco. El corta y pega que antes comentaba, al convertirse en una técnica que está revolucionando la biomedicina, tenía posibilidades de entrar en esta categoría, habrá que esperar un año o más. Ya miércoles tocaba el turno de los físicos y esta vez el galardón se fue a la teoría de la topología de transiciones de fase, debo reconocer que aquí me perdí… David J. Thouless, F. Duncan M. Haldane and J. Michael Kosterlitz estarán muy contentos, digo yo. Y el jueves vino la sorpresa. Tuve un día complicado, asistí a un homenaje que me ocupó la mayor parte del tiempo y sobre las seis de la tarde fue que pude buscar el nombre del escritor o escritora que verá re-editada toda su obra en medio planeta. El Nobel de Literatura es controvertido, la exquisitez literaria se antoja demasiada subjetiva. Mientras me conectaba hice quinielas ¿Murakami? ¿Un poeta senegalés que no conoce ni dios? … ya sabéis que hablo del dios de los ateos, por supuesto. Y la sorpresa es que no había anuncio de Nobel de Literatura. ¡La indecisión ha llegado a Suecia! Amparados por la regla de los 4 jueves y este caprichoso año bisiesto, no dieron el veredicto, tendremos que esperar un poco más. Pero el viernes me gustó, luego de ese NO popular vino el reconocimiento por el proceso de Paz en Colombia que tanto ha costado a ese hermoso país. Santos recogerá la medalla Nobel el 10 de diciembre en Estocolmo. Falta el de Economía, Oslo y no Estocolmo lo anunciará el lunes… y los libreros no han podido hacer agosto con el nuevo escritor agraciado. Y por hoy os dejo, tengo que revisar datos del laboratorio. Sé que la ciencia no me promete la felicidad pero, al menos, me proporciona bocados de verdad. 
Os quiero, 
Ed.

domingo, 2 de octubre de 2016

Viernes...

Hola a tod@s! 
Un Viernes corto, rápido pero sin urgencias en un domingo madrileño que parece lunes de espera. Ayer un partido político tocaba fondo, hoy volvemos a las andanzas. Días atrás recibía una lección grabada con fuego: la gente mala seguirá siéndolo y el malnacido que dice saber de danza es eso. Pero la balanza se inclina a favor de las buenas personas alrededor. Siempre habrá una de arena para aplacar la cal. Y esta semana hubo cosas buenas, diría que muchas… Rafael Yuste hablando de su proyecto Brain, Julio reaparecido desde México, una poesía escrita con Marlen durante el sueño y la esperanza de un Nobel para España que, a pesar de gobiernos, políticos y recortes sigue siendo creativa porque a sus científicos y artistas les va la vida en ello. 
Os quiero, 
Ed.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Viernes... nipón, por supuesto.

Hola a tod@s! 
… y decidí irme lejos y a Japón nos fuimos ligeros de equipaje. Siempre sentí curiosidad por aquel sitio apartado de cualquier camino, fuera de cualquier ruta. A Japón se va por que se quiere ir. Sin apenas dormir el día anterior, catorce horas de vigía representaron el viaje hasta Osaka, y allí empezó todo. Hoy tengo serias sospechas de haber sido japonés en una vida anterior. 
Se me torna imposible plasmar en simples letras y pocas palabras todo lo vivido, visto, experimentado en un país que pertenece a otro planeta. Mas si me empeño en resumir en una palabra el Japón que visité, no encuentro otra mejor que armonía. Seguramente vivir su día a día, trabajar en aquellas moles de medio centenar de plantas y pagar el alquiler sea otra cosa. Pero la experiencia de turista occidental, cámara en mano y ojos abiertos… es fascinante. El bien llamado país del Sol Naciente conjuga la tradición con lo moderno en una persona y sin plurales. Lo primero que salta a la vista es una arquitectura que no presta atención a la belleza por la belleza para centrarse en la funcionalidad y la geometría imposible.
Luego vienen los detalles que hacen la vida fluida, una limpieza que ronda la esterilidad, un civismo que no se identifica con el servilismo, la elegancia basada en la sencillez, el minimalismo y, sobre todo, una organización razonada que se me antoja diseñada por un matemático. En Osaka conocí que su gente es creativa, la mitad de las grandes ideas que hoy giran con el planeta se gestaron allí. Verlos a ellos andar con sus maletines ejecutivos de diseño, homogéneos pero distintos y a ellas, perfectamente vestidas, permitiéndose la licencia de mirar de reojo a un occidental en pantalones cortos que sudaba a mares… era un espectáculo difícil de captar y transmitir. Luego los pies me llevaron a lugares más pequeños y encantados… Nara, Nagoya, Hakone. En ellos el arte japonés, fino, delicado, simple, geométrico cobra el protagonismo que sólo su presencia infunde.

En Hakone supe de los Obsens y el agua a 42 grados con la montaña por escenario me hizo viajar por experimentos y textos no escritos. Cerca de Kyoto, el templo dorado o más que el templo su reflejo en el agua consumió gran parte del tiempo que tenía destinado a su visita. También por Kyoto distinguí a una maiko de su geisha y la fotografié cual paparazzi tras aquella reina de corazones que llamaban Lady Di. Cada día mi estómago agradecía la dieta nipona que evita el dulce y, en su defecto, llena los sentidos de aromas y sabores delicados. No faltó alguna que otra desconexión o pérdida en la traducción al lenguaje de signos, el que menos fallas en aquellas tierras. Japón no habla inglés, el francés ni se intenta y otras lenguas ni se imaginan. Al final del viaje estuvo Tokio, la apoteosis hecha ciudad organizada. Un sitio en el que sus muchos millones de habitantes, sus edificios gigantes y una red de transporte para copiar nunca te hacen estar perdido. A Japón regresaré.

Os quiero, 

Ed.

sábado, 13 de agosto de 2016

Viernes...

Hola a tod@s! 
Mejor sábado que nunca, y aquí mi Viernes… corto, estival, sin florituras. La semana acaba con una sensación dual, el viernes cerró con reuniones de resúmenes y nuevas ideas para los que se quedan, ilusiones para los que nos vamos a “descansar” unos días por ahí.

Dual porque siempre afronto las vacaciones con una especie de culpabilidad, un “pude haber hecho más, mucho más”, pero me voy, cerca y lejos, todo dependerá del punto de referencia. Por aquí quedará España, la misma de siempre, contradictoria, irrespetuosa, punto medio entre la frialdad y el desparpajo. Ayer sin gobierno y hoy sin él, cortando y recortando en futuro, elevando altares con vírgenes, queriendo que sean otros los que se sacrifiquen… pan y circo para pobres de espíritu. Mas ningún lugar es perfecto. Me marcho entonces pensando en un mecanismo para explicar la fusión entre tumores y células de defensa, mecanismo simple, “demasiado simple” diría Fernando, “elegante” sentencia Henry, hablo de gente de mi equipo. Me esfumo, pero me llevo todo conmigo porque nunca se huye de uno mismo. Y no prometo Viernes tardíos o puntuales, o sí, quién sabe. 

Os quiero, 
Ed.

sábado, 6 de agosto de 2016

Viernes... tardío y editado desde la metáfora

Hola a tod@s! 
Ya está encendido el fuego olímpico y ojalá no haya una sola guerra, ni un solo ataque, ojalá que, como en la antigüedad, todas las contiendas sean un juego. Mas me temo que será mucho pedir a nuestra especie. Pero hoy dejemos a un lado los reproches, hablemos de algo hermoso, hablemos de ciencia, de cine… ¿Acaso hay algo más bello que percatarse todos los días de la enorme plasticidad de la naturaleza y su gran economía de recursos? Por estos días en mi laboratorio nos dedicamos a disolver barreras, fronteras establecidas por el pensamiento compartimentado que nos lleva a creer que la naturaleza imita las debilidades del conocimiento. Aquello que explica un proceso de expansión tumoral, seguro que también está implicado en la proliferación bacteriana que se trastoca en sepsis tras una infección. ¿Por qué no?

La naturaleza no duplica, todo lo contrario, siempre intenta usar el mecanismo energéticamente más económico y mil veces “probado” en cualquier otro contexto. En la ciencia, y ojalá se tradujera a todos los momentos de la vida, se piensa en grande que no quiere decir buscar lo complejo. Por regla, la explicación de un fenómeno es la más sencilla de las hipótesis que se barajan. Un profesor, quizá uno de los mejores que tuve, me remarcó mientras corregía un error que cometí en un desarrollo matemático “… en matemáticas, como en cualquier ciencia, no puedes mecanizarte”. Yo lo grabé con fuego. Hoy no recuerdo el error que cometí en aquel ejercicio, pero sí el mensaje que me transmitió. Así lo intento cada día, frente a cada pregunta que trato de resolver. Por estos días y también en mi laboratorio, hemos hecho el camino contrario y aquello que tanto se cacarea en las nuevas terapias contra el cáncer puede que cobre protagonismo durante las infecciones bacterianas… continuará. Mientras tanto, y cuando la luz se apaga en el Lab, muchas han sido las veces que me he refugiado en la oscuridad de un cine. Manía esa mía que viene del siglo pasado, cuando aún vivía en la Isla de las Metáforas, las salas oscuras eran mi refugio anti nuclear, mi zona de confort. Frente a la pantalla grande muchas veces, debido a la falta de aire acondicionado, despojado de la camisa, camiseta o lo que cubriera el torso por aquel entonces, me defendía del ataque diario de eso que llaman vivir. En este siglo y con la suerte del aire frío, los cines siguen siendo aquel sitio donde la vida cobra otro sentido y la imagen me transporta lejos de donde estoy. Por estos días, no en el laboratorio, pero sí en Madrid, el cine me vuelve acoger y quizá lo mejor visto ha sido “Correspondencia”, una historia imposible hace unos años que hoy se pinta de los colores que la hace una realidad probable. Es el amor, más allá de la propia existencia, entre un astrofísico y una de sus mejores alumnas. Melodramática, sensiblera y otras lindezas han sido los calificativos que le han asociado aquellos quienes el amor no ha tocado sus puertas… afortunadamente no estoy entre ellos. 
Os quiero, 
Ed.
PD: Gracias Gabo por la edición desde la madrugada de la Isla Metafórica. 

sábado, 30 de julio de 2016

Viernes... de Pokemons, OnCuba y respuestas, pero tardío

Hola a tod@s! 
Se me han pasado dos viernes sin Viernes y ya hoy es sábado. A veces simplemente las ganas de escribir se van de paseo y se llevan a la inspiración. Pero sé también que sólo la dedicación te salva de la desidia. Entonces aquí estoy, en Madrid, un sábado cercano a agosto, escribiendo otro Viernes tardío. 
La semana ha pasado veloz, en España seguimos sin gobierno y la capital se ha convertido en el regio lugar donde más seguidores de Pokemons Go se han cuantificado. Dudosa reputación ganada a pulso por aquellos que, heroicamente, han abandonado sus escondrijos para salir a la luz de una ciudad que es toda luz, no a disfrutar de sus bellezas, mas sí a cazar unos simpáticos bichitos virtuales que mantienen atontado a todo el planeta. Si antes la pantalla del móvil era el sitio más mirado, ahora las proporciones son de escándalo y a mí, simplemente, me preocupa. Ayer hablaba con una amiga, con la que suelo coincidir en muchas opiniones, sobre la oportunidad de, al menos, advertir a las nuevas generaciones que, probablemente, hacer deporte, socializar cara a cara, leer y otras muchas cosas puede que sean una alternativa interesante a mantenerte atado a una pequeña pantalla a la espera de que aparezca un Pokemon para cazar. Otros eran los tiempos aquellos en lo que esperar se remediaba con Stephan Zweig, Carpentier o incluso algún bloque indigerible de Lezama. Eran momentos largos, en colas interminables y horas eternas, hasta que un medio de transporte apareciera y hablo de mis tiempos en Cuba. Lo mismo he de dar gracias a aquellas desdichas porque contribuyeron, indudablemente, a mi acervo cultural. Rememorando nostalgias también estuve cuando OnCuba, una publicación de cubanos de afuera leída por cubanos de adentro, me hizo una entrevista que apareció esta semana (http://oncubamagazine.com/sociedad/eduardo-lopez-collazo-un-cubano-de-exito-en-madrid/). La interacción con el periodista, Amílcar Pérez Riverol (http://oncubamagazine.com/author/amilcar/), fue de lujo. Hablar con él, usando todos los medios electrónicos posibles, se convirtió en un intercambio de experiencias y en un inevitable viaje a la semilla. Luego vino la publicación como tal, momento en que te lanzas desnudo a la cruel piscina de la opinión. Para leer las opiniones de los lectores en el Facebook de OnCuba o en la propia web de la revista, necesitas una coraza de duro acero. Personas anónimas o aparentemente anónimas, como un supuesto Abel que se descubre por su estilo, se erigen críticos sobre tu condición, tus decisiones y esgrimen frases groseras para mostrar su desacuerdo o, simplemente, soltar toda su frustración del día a día. De errores están llenas nuestras vidas, nadie escapa de tomar decisiones equivocadas o que nos hacen caminar por derroteros espinados, acaso no es cierto aquello que dijo el poeta “… que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante.” Sin embargo, en cada cual está la posibilidad de tornar lo negro en rosa. Otros comentarios fueron incisivos con la homosexualidad, la oportunidad de una lista, de estilos y naturalezas contrarias a no sé qué dios. En este caso, sólo decir que mientras siga existiendo una persona señalada por su orientación sexual seguirán siendo necesarias las apariciones de homosexuales en listas y declaraciones. Quien diga lo contrario, simplemente nunca ha sentido en sus carnes el hecho de ser infrecuente. Y por último, hubo alguien que enarbolando su orgullo patrio, cuestionó mi opinión sobre la ciencia en Cuba. Siento enormemente tener que mantenerme en mi posición. En mis lecturas y estudios de todos estos años apenas han aparecido artículos que se refieran a grandes progresos generados en la Isla. Alguien habló de decenas de patentes deseadas por americanos que yo desconozco… probablemente se han escapado a las búsquedas por temas de interés que he realizado en las bases de datos internacionales. El intelecto no entiende de latitudes, en Cuba seguro que existen potenciales premios Nobels, pero la ciencia necesita un caldo de cultivo que se hace a fuego lento y con condimentos finos. Yo mientras tanto seguiré con mi filosofía de vida, la misma que me ha permitido “caminar hacia adelante sin mirar atrás”, me quedo con todos los comentarios sanos, los nuevos conocidos, los potenciales amigos, con Amílcar que sigue con sus sueños por el cono sur, con Maikel que hace ciencia en Oviedo, también con Alejandro el ecólogo que no renuncia a la Isla de las Metáforas y así una lista más larga que la de los “Abeles” enmascarados que dicen saberme poco cubano desde sus oscuras cavernas.
Os quiero, Ed.

sábado, 16 de julio de 2016

Viernes... tardío y reflexivo

Hola a tod@s!
Nunca entendí por qué cayó Venecia, ni el imperio Romano. Los argumentos que leía en los libros y esgrimían los profesores no me convencían. Alguna vez pensé que sería un programa extraterrestre, ahora este sube, ahora aquel baja. Pero no hay nada como vivir la situación para entenderla, si es que contamos con algo de gris en la masa cerebral, por supuesto. El Reino Unido decide salir de la Unión Europea, y ahí están todos los estrategas del diario, con formación de tertuliano del corazón, diciendo que la Unión no es necesaria. ¿Alguien no ve que ya Gran Bretaña no es el imperio de mil colonias? ¿Alguien no se percata que su riqueza está en las transacciones financieras que tienen lugar en la City y debidas a las facilidades de mercado con la Unión y Estados Unidos? ¿Quién pasó por alto que hasta el inglés podría dejar de ser lengua oficial en la Europa Unida? Así comienza el declive de una gran nación. Decisiones mal tomadas, en este caso al amparo de un referéndum y volvemos a la eterna discusión sobre la democracia y sus peligros. Es cierto que si venimos de una dictadura, y yo levanto la mano, la social democracia nos parece un edén con ángeles pululando, sexuados y fisiculturistas, claro está. Pero el mecanismo puede fallar, ¿acaso el votante de baja formación ha analizado concienzudamente las consecuencias de su NO o su SI? Pero la democracia dice que esa persona también tiene derecho a decidir. Como también dice que para ser ministro o presidente de gobierno no se necesita formación, tan sólo esa chispa natural que te hace especial. Ahora entiendo por qué Venezuela, con Maduro, es un paradigma de democracia. Ironías Platónicas las llamaría yo y también llamaría la atención a los teóricos y filósofos sobre el tema. ¿No es hora de pensar que la democracia necesita una renovación? El problema está que en cuanto alguien se cuestiona los mecanismos democráticos se le tilda de facha-dictador, o elitista si se le quiere dar un mejor trato. Pero el problema sigue encima de la mesa. ¿Qué hacemos si un SI o un NO sale por el 51 porciento? ¿Qué hacemos con el otro 49 que está en desacuerdo? ¿Es una mayoría el 51? Y otra pregunta aún más dura: ¿Estamos todos preparados para decidir? No me respondáis, no quiero que más de uno mienta en nombre de la democracia. Lo cierto es que dar por terminado la evolución de la sociedad porque existe la democracia es tan poco inteligente como haber dicho, siglos atrás, que el feudalismo era el modelo cúspide de desarrollo social. No lo fue el uno y no lo es la otra. Admitirlo sería como admitir la veracidad de ese libro que llaman Biblia, pero bueno, aquí volvemos al otro eterno problemita, no resuelto, de quienes necesitan ese “algo” para vivir y quienes nos basta con vivir. ¿Es tan difícil entender que la ciencia es una verdad universal y flexible, mientras que la religión es una verdad personal? La ciencia intenta dar una interpretación lógica del mundo, en ella hay lugar para la equivocación y flexibilidad para asumir el error. En cambio la religión es una creencia interior nacida de la necesidad del acompañamiento. No estoy en contra de que cada cual tenga su verdad y muestre su fe. El problema lo tengo cuando quieren hacer de esa verdad personal algo universal. Para ello necesitaría mostrar la flexibilidad que tiene la ciencia para admitir las equivocaciones de algunas teorías, y la capacidad de evolución hacia explicaciones y leyes más cercanas al dato real. La religión es un “porque sí”, la ciencia es un “porque esto viene de aquello y aquello se demuestra de esta manera”. Todo ello sin tener en cuenta los desastres que han provocado y provocan los “en nombre de mi dios” que no es el tuyo. Siglos de guerras santas porque unos quieren imponer su verdad personal, recuerda que es tu religión, sobre otra persona que tiene otra verdad personal, con dios y libro sagrado incluido. Hoy nos quejamos de los radicales islámicos que matan en nombre de un dios poderoso que los ilumina, y a la vez defendemos la inocencia de los no radicales que siguen los preceptos del libro que define su verdad personal. Mandamientos que incluyen discriminaciones evidentes e imposiciones severas. Pues yo no los defiendo. De la misma manera que no creo que sea cultura matar a un toro por el hecho de ser tradición milenaria, no defiendo mantener una cultura que discrimina a la mujer, señala con el dedo al homosexual y frena el avance de la ciencia… y no me vale aquello de que “no matan por ello”, faltaría más. El cristianismo, aunque a base de tortas hoy se ha modernizado algo, hizo lo mismo durante mucho tiempo y por ello tampoco es plato de mi buen agrado. En fin, a veces pienso que pedir que detengan el mundo para bajarme sería una buena opción, más aún cuando en cualquier momento un fanático de hoy e igual que lo hizo el fanático de tres siglos atrás, puede arrebatarme la vida porque su verdad personal, supuestamente porque no me lo pregunta, no es la mía. Entonces luego, Facebook y todas las redes sociales dirían que hoy llevan mi nombre pero mañana volverán a cometer el error de creer que su dios es más poderoso. ¿Y si nos dejamos de dioses de una vez? Ah no, que hay que cazar pokemons.
Os quiero, 
Ed.

viernes, 1 de julio de 2016

Viernes... con años y celebración

Hola a tod@s!
Los tiempos en que era una “joven promesa” definitivamente me abandonan. En unas horas, algo más que un día, pero poco más, el seis dará paso al siete y me acercaré, velozmente, a la cifra redonda que marca el medio siglo. Un becario, que pretende ser jocoso, hoy me decía que esos números son impresionantes. Visión viciada, sesgada y cegada que rebosa los veinte y pocos. En cambio, esta misma semana conocí a Samanta, una señora transexual que pasea por el mundo sus 84 abriles y te mira con la sabiduría y tranquilidad que sólo los años aportan. Yo quiero llegar a la vejez como ella, sin rencor, sin odio, con amor. ¡Imaginaros, transexual en México el siglo pasado! … no puedo imaginarlo. Profundizando en el tema de los años, las canas y otras biologías, le propuse a un amigo-mayor intercambiar datos y experiencias. Desde Cuba me escribe y describe su entereza. Sus textos me confirman que los años pasan pero en esencia seguimos siendo los mismos, con suerte algo más sabios y sólidos. Y así sigo viviendo cada día, sin perder la perspectiva, recordando que me siguen gustando las flores amarillas, tal y como me lo recordó hoy unas de las personas más importantes de mi vida, hablo de ti Ani. 
También por estos días Madrid se vuelve fiesta. La semana del Orgullo Gay envuelve esta ciudad, la hace suya. Banderas de arcoíris por doquier y muchos aún sin comprender la importancia y necesidad de la celebración. “¿Para cuándo un día del orgullo hetero?” vociferan… es tan simple, no conozco a nadie que haya sido recriminado, golpeado, apartado, blanco de burlas y risas por ser hetero. Cuando se acaben los silencios, las maniobras encubiertas y todo lo demás… dejaremos de tener necesidad de este día y entonces quedará como un bonito recuerdo. Mientras tanto, ahí estaremos otro año más… y otro año más el periódico El Mundo me mete en su lista de los 50 homosexuales más influyentes del país, hace tres, cuando salí por primera vez, me pregunté “¿y qué hago yo aquí?” Hoy no me cabe duda de lo necesario y gratificante que ha sido y sigue siendo… lo festejaré, el Orgullo y los 47, claro está. 
Os quiero, 
Ed.

viernes, 17 de junio de 2016

Viernes...

Hola a tod@s! 
 Me encantaría poder hablar hoy de células que vienen y van, de exoplanetas parecidos a la Tierra, de la ópera que más veces me hizo consultar el reloj a pesar de su exquisitez, también ¿por qué no? de “Cómo está Madriz” esa no-zarzuela inspirada en el género chico que hace furor en la capital y con la que me divertí a mares… me gustaría contar mi fin de semana en Valencia, ciudad agradable que alberga a dos amigos queridos de siempre y un impresentable, también amigo, que no pudo hacerme hueco para un té, ¿será porque no bebo café? Tenía incluso pensado un Viernes teórico, con análisis profundo, sobre la presencia e influencia del científico en la sociedad española. Sé que os debo, desde hace mucho, otro Viernes sobre una teoría personal, demasiado personal, del cáncer y la evolución de las especies. Mas nada de eso será posible. ¿Cómo abstraerse si un día te levantas y lees que varias decenas de homosexuales han sido baleados en una discoteca de Orlando? ¿Cómo seguir hablando de otra cosa si ayer una política británica, contraria al Brexit, terminó sus días también asesinada? ¿Cómo seguir indiferente a otras tantas masacres que, por estar lejos, se nos enfrían en la pantalla del ordenador o la tele? Mafalda una vez dijo, “parad el mundo que me bajo”… ¡si la pequeña viera lo que está ocurriendo en los prolegómenos del siglo 21! Es difícil pensar que el ser humano es bueno.

Trato de analizar, despejar, quitar tanta paja confusa, destilar y vuelvo a empezar. Todas la veces el proceso me lleva a la misma conclusión… es el opio, alguien lo dijo ya hace mucho tiempo, el opio de todos los pueblos o lo que es lo mismo, la religión. Siento mucho decepcionar a gente buena que me sigue, amigos que me desean lo mejor, que rezan por las almas… pero la idea de un ser superior que te puede perdonar lo infame, que te marca un camino escrito cuando las estrellas y los hombres eran otros, que “te hace fuerte” frente al adversario real o imaginario, ha hecho mucho daño. Aquel que apretó el gatillo en la madrugada, bañando de sangre un sitio alegre, estaba seguro que actuaba en nombre de la corrección que dicta no sé cuál religión. El otro que al día siguiente salió en una iglesia, creo que Baptista, pidiendo que los gobiernos deberían fusilar a todos los homosexuales porque están en contra de la palabra de su dios, también piensa que una limpieza de está índole es mandato de su religión. La persona religiosa se cree superior al resto porque se considera protegida y sigue los mandamientos de un ser divino. Evidentemente estos son casos de radicalismo que, por suerte, hoy y en occidente no son mayoría. Pero en el pasado si lo fueron, y en el presente existen zonas donde si lo son. Muchos me dirán que profesan una religión, una fe y “toleran” al diferente… ¡Tolerar! De alguna manera la tolerancia implica una posición dominante. Un “pobre mío, no importa yo te tolero así como eres”. ¿Me sigo preguntando qué mecanismo molecular ha convencido al frecuente o la persona que tiene una fe que es superior por ese simple hecho? Esto es germen de muchas barbaridades. Es difícil cambiar las bases sobre las que nos apoyamos, da miedo sentirse solo frente a la inmensidad y los avatares de la existencia, es fácil buscar la protección de un “algo” intangible que, por ahora, nadie puede asegurar que vive entre nosotros. Pero se puede preguntar, analizar, escrudiñar… no creer la primera lectura, ni la segunda y llegar a la tercera luego de pensar en las dos primeras de manera crítica. Y si aún así, decidimos que un ser mayor está ahí para protegernos y guiarnos… pensad que el libro que escribió hace no sé cuanto años, con reglas y suspicacias de aquel entonces, poco o nada tiene que ver con el mundo de hoy, y si aún te gusta seguirlo y hacer de sus letras tu forma de vida, intenta dejar vivir en paz a quien se salga de sus cuadrículas… no es mucho lo que pido. 
Os quiero, 
Ed.

sábado, 28 de mayo de 2016

Viernes... sosegado pero con fuego.

Hola a tod@s! 
Ayer Ismael, tras una conversación sobre células que viajan por el torrente sanguíneo, me preguntó: ¿Cómo es que aún no sabemos tantas cosas? Reconozco que una furia me invadió, también reconozco que me tranquilicé, respiré un par de veces y luego le pregunté: “¿Cuántos científicos conoces? ¿Cuántas personas de cualquier entorno deciden entender lo que sucede y no aceptar los dogmas?” La conversación derivó a temas más mundanos sobre decisiones diarias, la cuestión se diluyó en el agua de lo cotidiano. Pero el tema me asaltó al despertarme… un amigo virtual, una de esas personas con las que, gracias a la red, llevamos intercambiando ideas desde hace más de dos años, me comenta una historia triste con una amiga y el cáncer como protagonistas… la pregunta, de alguna manera, vuelve a surgir. La respuesta es la misma: ¿Cuántos científicos conoces? ¿Cuántas personas de tu entorno deciden entender la naturaleza y su complejidad? Pero hay más, conozco personas curiosas e inteligentes que tampoco han decidido invertir su tiempo, oro en todos los casos, en buscar respuestas… es más cómodo aceptar el credo y disfrutar de lo hecho. Curiosa la manera que tenemos los humanos de vivir y también exigir. La gran mayoría elige tener fe en vez de buscar respuestas. Probablemente es más fácil optar por una divinidad que nos conduzca en vez de encontrar nosotros el camino. Hace poco discutía con un amigo sobre tema. Él, devoto cristiano y persona culta, me admitía que la fe podría ser algo sin explicación pero que la biblia representaba la prueba de la existencia de un ser supremo que guía nuestros días. Me gusta discutir con personas que no tienen mi misma opinión siempre y cuando la ceguera de un “por qué sí” no sea la base de su credo. ¿La biblia prueba de la existencia de un “algo” superior? El argumento es rebatible. Amén de que apuesto lo que no tengo a que más del 80 porciento de los seguidores del libro sagrado no se lo han leído, en la biblia nunca encontré un mensaje de su escritor que me haga palmaria su divinidad… yo sí me la leí. En sus páginas no hay un “recado” del “creador” dirigido al científico del futuro con una pista notoria. Por mucho que leí nunca encontré un “… la vida está en dos hebras que se retuercen”, tampoco leí “… no viajarás más veloz que la luz”. En su lugar muchas temeridades que ya no tienen lugar, un “hágase la luz” y “comerás con el sudor de tu frente” por no citar aquello de la costilla y las plagas. Mi amigo, que ya dije es culto y nada fanático, prometió estudiar a fondo para nuestro próximo encuentro, físico o virtual, qué más da.
Por lo pronto me adelantó que lo de Sodoma y Gomorra, sin acritud, podría interpretarse como una advertencia de lo que sucedería en el futuro si nos desviábamos de la moralidad requerida… de hecho, el fuego y el azufre que destruyeron las dos prósperas ciudades con la mujer de Lot como protagonista podría ser, en la versión moderna, una plaga como la ha sido el SIDA. Reconozco que ha sido un buen intento… pero nada convincente. Prometo contaros cómo sigue esta discusión basada en lo mentalmente palpable porque, en ciencia, un gramo de realidad vale más que toneladas de teoría.
Os quiero, 
Ed.

sábado, 21 de mayo de 2016

Viernes... por Madrid.

Hola a tod@s! 
Madrid es un sitio entretenido, la gran representación de lo que España es, un lugar donde no se llega o se pasa, donde el término medio no existe. Este fin de semana que se abre ante nosotros es ejemplo de lo que digo. La ciudad se prepara para una final de fútbol con mucha polémica política, un concierto de Bruce Springsteen, una manifestación de ultras, otra de neonazis y una huelga de metro. Todo ello sumado a la habitual fiesta nocturna, ese no parar que hace estragos en cuerpos que se renuevan cada mañana al son de estimulantes, dietas proteicas y gimnasio, pasando por alto, claro está,  toda aquella cultura que se ofrece en museos, teatros y cines en versión original. Eso es Madrid, eso y también una metrópoli que acepta sin preguntar, que te deja vivir incluso si tu estilo no encuadra con el suyo. La ciudad, por aquello de ser especial y tener, tiene en su puro centro el barrio gay, surgido de las cenizas y las jeringas de las drogas en los ochenta… devenido barrio “in”, “cool”, imprescindible desde los 90. Unos cuantos bloques que osaron emular al padre Castro del lejano San Francisco y puede que hasta hayan ganado la partida. Chueca, así se llama, estuvo de fiesta hace poco. Una de sus plazas adoptó el nombre de Zerolo, aquel chico rebelde de rizos imposibles que luchó por los derechos de quienes no los tenían pero que el cáncer le ganó su última jugada. El cáncer, otra vez. Chueca también celebró el día internacional en contra de la LGTB fobia, ese odio incomprensible que una parte de la población tiene por otra por ser diferente o simplemente poco frecuente. De cualquier manera es curioso y hasta increíble un dato… resulta que según las estadísticas, siempre poco fiables, siempre traicioneras, sólo el 10 % de la población mundial es auténticamente blanca, algo que coincide con la cantidad de personas que son homosexuales en este planeta. Resulta entonces que es tan infrecuente ser blanco como no ser heterosexual… la pregunta salta y ni siquiera tengo que formularla, ¿no? Pero por si alguien aún no se la ha imaginado, ahí va: ¿Por qué, incluso por estos lares y a estas alturas, descubro miradas indiscretas cuando voy de mano con mi chico por la calle? 
Y aquí lo dejo, quizá hubiese sido más interesante hablar de esteladas prohibidas, elecciones por venir, las cinco horas que Lola Herrera vuelve a gastar hablando con Mario u otra inmensidad de injusticias que el mundo comete contra su propio mundo… pero hoy quiero ser libre de coger la mano de Ismael y que nadie me mire de reojo por hacerlo. 
Os quiero, Ed.

domingo, 1 de mayo de 2016

Viernes que parece político pero no lo es...

Hola a tod@s! 
Hace algún tiempo que este vector, el tiempo, me come. Me engulle lentamente, crudo, sin previa cocción. Los Viernes se me van atorando y no los puedo masticar. Hace algún tiempo que el poco tiempo se vuelve pereza y momentos para descansar. Pero vuelvo de vez en cuando, de cuando en vez, para contar lo que me queda por digerir y aquí estoy. Han sido días vividos sin gobierno y semanas de circo con protagonistas que cada vez menos me creo. Resulta que España votó, dijimos lo que queríamos… pero resulta incómodo y nos vuelven a preguntar, los mismos, con los mismos proyectos y la misma ilusión pretendida, disfrazada. Como los niños cuando buscan escuchar un “has lo que quieras” e insisten una y otra vez hasta lograrlo. Votaré exactamente lo mismo, todos deberíamos hacerlo. Y abandono esta cuerda que hasta desagradable se me torna. Por Madrid sigo, cada vez más viejo, cada día buscando la peculiaridad de las horas. Queriendo encontrar respuestas a un viejo problema que devora vidas, a veces vividas otras por vivir. Y parece infinito y en ocasiones pienso que es un laberinto insorteable. Cuando creo haber ganado un metro, un muro se alza ante mis ojos… un muro en forma de problema técnico, cemento que debo agrietar y cuando logro hacerle mella me quitan un obrero, se me va otro o hasta me retiran el martillo. Son esos días en los que vuelvo a casa hecho polvo, con los joules* justos para terminar la noche e irme a la cama con la sensación de haber sido, de nuevo, vencido. Pero al día siguiente, vuelvo al laboratorio con las mismas preguntas y más energía para responderlas. Parecerá cursi, lo sé… parecerá hasta pretencioso, también lo sé. Pero sobre todo sé que cuando la metástasis aparece, los que la sufren sueñan con esa cursilería que algunos tenemos y entonces quieren una respuesta, algo que frene ese avance silencioso que va invadiendo para sí cada arista vital. Mientras tanto, seguirán mirándonos con cara de compasión, con el credo de “a mí no me toca.. esa lucha es de otros”, esos otros que se cuidan solos porque para ellos su trabajo no es una vocación, es una pasión. Mejor no pensar en esto, siempre me levantaré con la idea de cazar conejos y estoy convencido que algún día mataré al león. 
Os quiero, 
Ed.
*joules: unidad de medida de la energía. 

sábado, 2 de abril de 2016

Viernes... desde un sábado reflexivo

Hola a tod@s! 
Almodóvar, aquel que nació en La Mancha, el mismo que trabajó en telefónica y por eso destrozaba un teléfono en cada una de sus primeras películas, el sobreviviente de una movida rota por el SIDA… el genio, ahora es doctor Honouris Causa por Oxford. Ya Harvard, la grande, le concedió el mismo título hace un par de años y aquí, en la España natal, sólo la Universidad de Castilla La Mancha se ha acordado de Pedro. Nadie es profeta en su tierra, pero si la tierra que te vio nacer es latina mejor no triunfes, porque sólo piedras y pocas flores te tirarán. Nunca he podido entender la miopía nacional frente a evidencias a nivel planetario. En el cine, como en cualquier tipo de actividad creativa, llegar a tener un sello personal es el objetivo cimero, lo deseado y casi nunca logrado. ¿Cuántos directores de cine pueden decir que una situación/escena/diálogo/estética determinada lleve su apellido allá donde se produzca? Si alguien combina de manera armónica colores antes imposibles, en tonos apastelados a la par de chillones, decimos inmediatamente que estamos delante de una estética almodovariana. Si un texto dispara frases alocadas con el sentido profundo de un mensaje popular lo clasificamos, invariablemente, como almodovariano… si alguien ha logrado llevar a cada rincón de este planeta el submundo femenino de la España profunda, mezclado con la modernidad de un quiero pero no puedo, es Almodóvar. Nos puede gustar o no sus películas, yo me declaro fan de aquellas que son obras de arte, pero ha creado un universo como pocos. ¿Cuál es la diferencia entre Allen y Almodóvar? Los dos son genios, los dos tienen sellos propios, los dos han experimentado, cual científicos, con la imagen, el sonido y la acción. Simplemente uno nació en La Mancha y el otro en Manhattan. Sufro cada vez que veo reacciones tan poco sustentadas contra aquellos que han creado escuela. Mientras que en Estados Unidos, esa Norteamérica tan criticada y cruel, si tienes talento te sale un patrocinador, en nuestros queridos países latinos te salen tres envidiosos y veinticinco mediocres generadores de zancadillas. ¿Es algo cultural? ¿Complejo de inferioridad? Un dato me deja perplejo, según una encuesta que, por supuesto, no he verificado a pie de calle, alrededor de un 75 % de los jóvenes españoles sueñan con ser funcionarios… este país necesita que el 75 % de sus jóvenes se quiera comer el mundo y celebren cuando uno de los suyos logre imponerse fuera de las fronteras. 
Os quiero, 
Ed.

sábado, 26 de marzo de 2016

Viernes ... uy cómo vengo!

Hola a tod@s! 
España se sumerge en su santa semana, Europa se revuelve en su falta de seguridad frente al terrorismo, Cuba se despide de los Obama y yo voy en un AVE de regreso a Madrid, por supuesto. Aprovecho el tiempo, el tren siempre inspira. Organizo ideas, convulsas, sincronizo el tiempo, difuso. Pasé unos días por el sur, culpa de Ismael y su adorable familia, pero el mundo no se detuvo. Mientras tanto, Craig sintetizó vida con tan sólo 473 genes… al menos eso es lo que dice el artículo que publicó en Science esta semana, el récord lo tenía una bacteria que necesitaba más de 500 para vivir. Cosas que se hace con ciencia, ¿para qué dirán los de siempre? Y la pregunta no tiene respuesta, por ahora. Mientras tanto, en Bélgica se llevan la vida de una treintena de personas que Pérez-Reverter cataloga de culpables o por lo menos de no-inocentes. Mientras tanto, los refugiados viven en un limbo que cada día se hace más eterno… mientras tanto, dan ganas de irse lejos pero internet llega a todas partes y no estamos a salvo. Una twitera dice que al terrorismo se ataca con inteligencia pero no me responde a la pregunta: ¿Cómo? La misma persona hace poco dijo que hay que establecer una nueva agenda para combatir el terrorismo desde la paz y el entendimiento y yo sigo preguntando: ¿Cómo? El IS, ISIS, el DAESH o como diablos se llame se creó por interacciones estúpidas de occidente en el pasado reciente. Sus armas vienen del mercado que ahora atacan… esto parece ser un hecho, un grave error, una metedura de pata enorme, una más de nuestra de civilizada sociedad… y ahora ¿qué? Ya están ahí. ¿Cuál es la agenda? ¿Cuál es la inteligencia que debemos aplicar? ¿Dónde está la mesa para sentarse a “negociar”? ¿Qué hay que negociar? En Siria matan a sirios, en Istambul, Bruselas, París, Londres, Madrid… hacen lo mismo. Mientras tanto, aquí nos ponemos finos, conmoverse por lo sucedido en Bruselas te pinta de facha, indignarte por el cierre de puertas a los refugiados te colorea de rojo-morado. ¿Y qué pasa si me empingo con la Unión Europea por dar la espalda a los refugiados y también me llena de ira que maten a personas que pude ser yo? Pues es exactamente lo que me pasa. Me cabreo con quienes dicen que no debemos aceptar a nadie más en nuestra querida Europa, sin recordar que hace menos de un siglo el mundo tuvo que ayudar a este continente. Y a la vez, me enciende la sangre los que dicen no sentirse identificados con los muertos en un atentado por el hecho de haber ocurrido en suelo europeo. Tan cínicos son los unos como los otros. Si al final es pura matemática, el espacio es curvo y los extremos se tocan. Pero mientras tanto bebemos vino tinto, disfrutamos de Europa y solucionamos el mundo en tertulias y grupos de whatsapp. 
Mas cambiemos de cuerda, viajemos a la Isla de las Metáforas, allí estuvieron los Obama y si alguien quiere escuchar un análisis claro, conciso, lleno de referencias y esperanza, escuchad el discurso de despedida del presidente americano en el Teatro Lorca, hoy creo que se llama Teatro Alicia Alonso. Mucho hay que aprender de la oratoria de Obama, de su forma de tender puentes desde riveras opuestas, sin perderse en slogans ni frases vacías. Me alegro enormemente que la gente de aquella isla hayan podido escucharle sin edición ni corta-pega. Luego vinieron las interpretaciones que dan risa floja, un militante de no sé qué decía que Obama vino a vender una democracia que Cuba no necesita, una democracia de desigualdades raciales… ¿Pintaron de blanco al presidente americano para su visita a Cuba? Me dieron gana de gritarle: “Niñooooo que es negro y es el presidente, el boss, el que manda, el corta el bacalao.” En fin, la miopía cerebral tiene difícil solución. Pero el puesto cimero, el protagonismo absoluto, el no da más se lo llevó Raúl Castro. Resulta que en la rueda de prensa con preguntas de los periodistas, el hermanito pidió, de existir, la lista de los presos políticos para liberarlos esa misma noche. ¡Hay que tener un rostro de cartón piedra! Imagino que los fieles del sistema estén celebrando la “valentía” mostrada por el “gran líder luminoso y achacoso” de enfrentarse a una rueda de prensa, término desconocido en la metafórica isla, y lo de preguntas en directo… eso ha sido el acabose. Vergüenza de sistema que habla de igualdades, libertades y no sé cuantas otras “ades” y se fornica cada segundo todos los derechos humanos. Pero las cosas van cambiando, o eso parece y eso dijo Mick Jagger en el concierto que sus Majestades Satánicas han dado en la misma Habana… años después de estar prohibidos por las verdaderas Satánicas Majestades, ¿necesito decir quienes? Estoy un poco ácido, ¿no? Y juro que por el sur no hicieron otra cosa que tratarme como un rey ☺.
Os quiero,
Ed.
PD: Angel felicidades!!!

sábado, 12 de marzo de 2016

Viernes...

Hola a tod@s!
Según un gran amigo, “a veces escuchar el silencio simplemente desespera”. Quizá tenga razón, quizá no debamos callar para poder aplacar el ruido de fondo que tanto marea, o sencillamente no permitir que los sonidos sin conceptos tomen el protagonismo del día y la noche. Tarea ardua esta, ardua e ingrata en su propia esencia. Por estos días que, dicho sea de paso y para mi suerte, sigue saliendo su rostro además del sol; las metáforas se tornan discursos y los discursos cobran vida. El patio de cada vecino se tiñe de varios colores, colores que nada tienen que ver con la primavera, ni mucho menos con rosas… colores políticos que hacen su agosto en cada esquina de este país-en-funciones, tornando lo urgente en obstáculo para lo importante. Por estos días, en los que el invierno se aferra a la silla y la primavera golpea las puertas, pienso que un segundo sin poesía y ciencia es una eternidad que se pierde. Eternidad que no se recupera. Por ello, decido rectificar el rumbo, depurar la toxicidad y hablar de cosas bellas. Empecé por ir al Teatro Real y emocionarme con “La Consagración de la Primavera” que Sasha Waltz, la Pina Bausch del 21, montó para el Mariinsky y hoy tenemos en Madrid. Seguí mi empeño y logré que durante 50 minutos en Radio Nacional de España sólo se hablase de cómo hacemos ciencia en el instituto que dirijo, mostrándonos de carne y hueso. Luego terminé un libro de Herman Hesse y me sumergí en un ensayo de Asimov, todo esto en el metro. Dejé la tristeza de alguna mala noticia para reírme con un microteatro sobre las aplicaciones para ligar que Sol y Lidia han montado en el centro de la ciudad. Otra noche lloré con Lolita, la Flores, desgarrando el texto que inmortalizó a la Colometa. Y día a día revivo con los míos aquello de que hacer ciencia no es una vocación, es pasión, estudiando cada nuevo dato que salen de las pipetas y sobre todo llenando de poesía todos los instantes por mucho que duela. 
Os quiero, 
Ed.

viernes, 4 de marzo de 2016

Viernes... de pocas palabras

Hola a tod@s! 
Si hay algo que aprecio es el silencio. La ausencia de ese ruido en el que se transforman las palabras sin sentido es poesía viva en su propia contradicción. Por esta razón se ausentan mi Viernes. Ya son muchas las frases necias que se escuchan y leen a lo largo del día para ser yo quien aumente la entropía. Hago un brindis por la razón y la inteligencia… por lo tanto, me callo. 
Os quiero, 
Ed.

sábado, 30 de enero de 2016

Viernes... ingrávido.

Hola a tod@s! 
Hay días, semanas y temporadas en las que “la levedad del ser” se agudiza y pareces pasar por encima de “la nada cotidiana”, mientras que los problemas del diario te resbalan cual babosas que han perdido sus adherencias. Esos días, semanas y temporadas son aquellos en los que no te incomoda hablar con personas incapaces de competir en inteligencia con los batracios y hasta te ríes de sus ocurrencias, las mismas que otrora provocaban apoptosis masiva neuronal. Hay días y temporadas que ni siquiera tomas en serio las barbaridades de muchos políticos, aquellos que pertenecen a la especie está es mi silla y no que no se te ocurra moverla porque te araño. Son los mismos días, semanas y temporadas en las que no importa que el sol no salga… total, ya tengo tu rostro. Pues amigos, estoy pasando por esos días que se han tornado semanas y ya adquiere rango de temporada. No obstante de estar en estos días, semanas con clasificación de temporadas, sigo siendo científico, observo y hasta experimento con mi alrededor. Es entonces que me percato, una vez más, de las reacciones curiosas y contradictorias del ser humano… esa especie, mala, malísima que nos ha tocado en la lotería natural y asumimos con algo de dignidad. Sí, es interesante ver cómo reaccionamos a los días, semanas y temporadas de absoluta ligereza gravitacional de los demás. La poca empatía con los estados de felicidad nos hace sobrevolar la razón y ocupar los escalones más elevados de la evolución-irracional para sentenciar, clasificar y mirar por encima del hombro, desgastado de tanto usar, al pobre infeliz que vive esos días, semanas y temporadas de embriaguez voluntaria y satisfactoria. Pero lo mejor de esos días, semanas y temporadas es que quienes los están viviendo hacen caso omiso a las miradas de desaprobación, comentarios viperinos e inútil etcétera alargado del resto de la especie humana. 
Os quiero, desde la absoluta levedad irracional, 
Ed.

viernes, 22 de enero de 2016

Viernes... sin rima

Hola a tod@s! 
Uno de los grandes bioquímicos españoles, Carlos Gancedo, me comentaba minutos antes de empezar una conferencia en mi instituto que aún hoy a los científicos se nos cree exentos de los principales rasgos humanos. Nos ven como seres que velan por el bienestar de los demás, preocupados por la salud del prójimo, desinteresados, despistados… y una larga lista a la cual muchos añaden: mal vestidos, despreocupados por las tendencias, “freakies” en extremo, aburridos y hasta a-sexy (sí, me inventé el término). Todo esto porque a veces damos con la cura para algún mal que lleva azotando la humanidad desde sus albores o recodamos una puerta de embarque usando algún recurso nemotécnico relacionado con lo que hacemos. Sin ir más allá, suelo memorizar los números usando sus características: si son primos, múltiplos de algo, etc… Y, tal y como hice en un viaje reciente con amigos a-científicos a Londres, recordé la puerta de embarque porque era B19, los linfocitos B tienen una molécula de membrana que se identifica por el número 19… B-19. Pues queridos míos, no es así. Los que nos dedicamos a la ciencia simplemente somos curiosos. De la misma manera que hacen los artistas, nos complace ser los primeros en poner nuestra rúbrica en algo y de paso crear, descubrir, arrebatar secretos a la naturaleza, explicar lo que no se comprende… en fin, cosas de ego. La clave está en que los potenciales resultados de nuestra labor pueden sobrevivirnos y tienen un calaje real en la evolución de la sociedad. Es evidente que no todo lo que hacemos se convierte en oro, pero nunca sabemos qué, cuándo y dónde algo de lo que perseguimos se transformará en el preciado metal. Por eso hay que mimarnos, cuidarnos y financiarnos… a pesar de que no seamos todo lo sexy que gustaría, ni estemos al día en cuanta tendencia surja. Simplemente, luego nos gusta que las cosas funciones, sin embargo, las app tienen su base en ciencia… os lo recuerdo. Pero dejemos el tema que ya me habéis tildado de aburrido. En España seguimos sin gobierno, ahora parece que Iglesias se conformaría con un segundo plano donde el protagonista fuera Sánchez, una gerencia sin los azules ni los naranjas. Me resulta difícil visualizar a Pablo Iglesias como secundario de una historia. ¿Y a vosotros? Los que sí ya tienen president son los catalanes que siguen erre con erre con la independencia y su supremacía de raza elegida para dirigir el porvenir del sistema solar. Bromas apartes, sigo sin entender muy bien el independentismo catalán. Como tampoco entiendo que a estas alturas algunos sigan identificando transexualidad con homosexualidad. Más de una vez, en pleno siglo XXI, he tenido que aclarar que el hecho de que te gusten personas del mismo sexo no implica, ni remotamente, que estés en desacuerdo con tu sexo biológico. ¿Por qué habló de esto así de repente? Es que he visto una joya cinematográfica que recomiendo, hablo de “The danish girl” que con una excelente factura, fotografía y música incluidas, nos cuenta los primeros devaneos médicos y sociales en Europa al tratar la transexualidad. Aunque, tal y como siempre ocurre, la historia está deformada en aras de la fluidez cinematográfica y porque a veces los creadores piensan que es mejor contar otra historia en lugar de lo realmente acontecido, la película es deliciosa y su protagonista, Eddie Redmayne, sigue en la cúspide. Continuando con cine, esta semana fue la tercera edición de los premios Feroz, los mismo que crearon un grupo de amigo con David a la cabeza. También estuve allí e incluso participé como anónimo en una broma con los guionistas de las películas nominadas… pero lo de anónimo me duró poco, un periodista de Redacción Médica me reconoció y el chiste saltó a la web de la revista. Y poco más me queda por contar además de que parece que encontraron el planeta X… como dijo el poeta: “hoy no es día inteligente y no puedo ir más allá…” 
Os quiero, 
Ed.