Hola a tod@s!
De pequeños la fantasía de la inmortalidad nos envuelve. De grandes, esta ilusión a pocos se va desvaneciendo para dar paso a las recalentadas realidades que la vida nos pone en el camino. En un punto de no retorno nos percatamos que muchas cosas cuando se desmiembran no tienen una segunda oportunidad. Sin embargo, el hombre y entiendo por hombre aquel conjunto de seres de todos los sexos, orientaciones, religiones, credos y convicciones que pernoctan en este planeta, parece olvidar esta máxima que la lógica, la historia y el des cursar de las horas convertidas en días ha impuesto. La confianza, ese intangible de tan preciado valor, se labra con finas herramientas y el empeño diario. Mas, un soplo de ligera brisa puede ser causa de su desaparición. ¿Qué extraña madera nos constituye para ser tan malos? Hace poco hipotetizaba, jugaba con la idea de una comunicación directa, sin el intermediario que el lenguaje verbal significa. De cerebro a cerebro, evitando la interpretación, el giro, la suspicacia, la actuación… la mentira. ¿Quiénes seríamos? ¿Estaríamos en la cima? Esta última pregunta no la sé responder, pero con la previa me aventuro. Seríamos más felices, habría menos problemas, nos centraríamos en aquello importante y se descartarían las curvas a favor de las rectas. El sincero avanzaría y al que sólo le importa el poder por el poder se hundiría en su fango. Dejadme soñar con hombres así y cuando digo hombres hablo del conjunto de seres…
Os quiero,
Ed.