sábado, 21 de noviembre de 2015

Viernes... confundido

Hola a tod@s! 
La semana pasada tenía preparado un Viernes de esos que me salen “graciosos”. Alguien me había definido como “egobloguer” y me metía, así de repente, en el saco de los que opinan y opinan para crear tendencias, resultó gracioso y con el tema desarrollé un Viernes. Sin embargo, París ardió, se tiñó de sangre y mis gracias sobre la egoblogmanía y otras clasificaciones no pintaban adecuadas. A partir de entonces el ciber espacio se inundó de opiniones, todas doctas, todas acertadas y contrarias a la anterior. De repente Facebook y Twitter reventaron con análisis certeros, fundamentados… opiniones esféricas, sin aristas. ¿Quién tiene la razón? ¿Los que criticaron que pusiera la bandera francesa en mi foto de Facebook? ¿Los que la pusieron como yo? ¿Los que me señalaron con el dedo superior por haber participado en uno de los minutos de silencio institucionales con reina emérita incluida? He escuchado y leído de todo. Una catedrática de políticas vino a decir que su dolor no estaba al lado de los franceses, sus lágrimas no mojarían las heridas de un occidente al cual no siente pertenecer… todo ello con una copa de vino, occidental, en la mano. En otro extremo están los que ya ven a los refugiados como el caldo de cultivo de terroristas. ¿Dónde me sitúo? Ninguno tiene la razón y todos la tienen. Es humano la empatía con lo cercano. París está a dos horas de avión y en esos lugares pude haber estado. En Siria, probablemente no.
Entonces no es criticable que me sienta aturdido por un atentado en Francia del cual pude haber sido víctima, en el cual murió la amiga de un conocido. Pero también pienso en los orígenes de este despropósito, en el quién armó a quién y por qué. La naturaleza humana es complicada y erguirse con la bandera de la razón es en extremo peligroso. Lo único cierto es que cada vez que una bomba explota se van vidas y libertades. Por lo pronto nunca apoyaré nada que promueva ni un ápice una “cultura” donde la mujer es un ser inferior, el gay es un ente a eliminar y la historia debe ser escrita en nombre de un dios… venga de donde venga. Pero no todo ha sido terrible estos días. Como un rayito de luz minúsculo y tembloroso entre tanta oscuridad puedo decir que el Comité Olímpico Internacional me ha financiado un proyecto para combatir el dopaje estudiando marcadores del sistema inmune y, con ello, El País se ha hecho eco. También que "It gets better" ya sacó al ciber mundo algunas entrevistas para ayudar a los jóvenes LGTB a desarrollar sus vidas sin complejos. Entre ellas una mía que me ha gustado mucho. Todo eso mientras tanto el número PI aparece en la mecánica cuántica y mi equipo encuentra un tipo celular que nunca habíamos visto… lo dejo ahí.
Os quiero, 
Ed.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Viernes...

Hola a tod@s! 
Madrid vuelve a iluminarse, dicen que tan sólo por este fin de semana, pero nos vale. Luego de lluvias, nubes y grises un poco de luz activa la fotosíntesis del alma; tan necesaria por estos días en los que preferiría decir que “no sale el sol sino tu rostro”. Corren tiempos en que espero sin desespero y la verdad es que no sé exactamente qué aguardo. Probablemente los cambios son como el jet lag, se necesita reposo y mucha luz para adaptar al cuerpo a las nuevas costumbres. Mientras tanto, el mundo sigue girando, implacable este mundo. Mientras tanto, Abilio, el maestro Estévez, publica un “Archipiélago” completo y no tiene respuesta ante mi pregunta, impertinente, de por qué el escritor cubano que cuenta por décadas su exilio, sigue pariendo historias de la Isla de las Metáforas. Linda prosa la Abilio, envidia siento al leerlo. 
Otras cosas también llenan estos días. El susto y la intriga me asaltaron al saber que el cáncer retoza de especie en especie… alguien diría: “éramos pocos y parió la abuela”. Resulta que una persona con VIH y en pleno tratamiento decidió, así porque sí, dejar de tomarse los antirretrovirales. Tiempo después acudió al médico con fiebres e insuficiencia respiratoria, un tumor extraño había crecido en sus pulmones. Murió. Pero hubo un científico, especie rara de persona que el resto del planeta piensa que no tiene que cobrar por lo que hace… total no es modelo, ni futbolista, ni actor, ni vende nada, en fin volvemos, un científico decidió analizar el tumor y resultó no ser humano. Sí, estamos ante la primera evidencia de un salto entre especies. El paciente se había infectado con una tenia y esta, a su vez, generó un tumor. Preocupante. Pero bueno, sigamos financiando pasarelas. Total, de algo habrá que morirse… ¿o no? También me llamó la atención un experimento que apoya, un poco más, la explicación cuántica del todo. Aunque parezca increíble y, en apariencia, nada tiene que ver con la vida cotidiana, dos partículas “nacidas” juntas estarán pareadas para “siempre” aunque la distancia entre ellas sea medida en años luz. Eso predice la teoría cuántica, de esto se rió Einstein y de ahí su celebre frase: “Dios es sabio pero no tramposo”. Pues parece que el señor-inexistente, hablo de Dios, sí juega a los dados. A espera de experimentos más consistentes ya tenemos uno, difícil de explicar aquí, que apunta con dedo firme a mi querido Einstein y le dice: “esta vez te equivocaste”. Otros que se han equivocado, en parte, son los que afirman ya tener los elementos necesarios para explicar la metástasis y con bombo y platillo lo anunciaron en un artículo publicado en Nature. Los autores cargan sobre los hombros de los exosomas, pequeñas vesículas con información genética, el origen y final de la metástasis… yo sólo les hago una pregunta: ¿Quién los lleva de un sitio a otro? El silencio sentencia. Y así, entre días y noches que se suceden, esperando sin desesperar "la música que tengo que cantar", han pasado estos días en los he visto hasta un águila pasar por el mar… no en Madrid, por supuesto. 
Os quiero, 
Ed.