viernes, 10 de mayo de 2019

Viernes... para mis amigos gestores de ciencia.

Hola a tod@s! 
Cuando decidí estudiar Física Nuclear lo hice porque intentaba comprender lo más difícil, la esencia del universo… luego todo lo demás sería fácil de asumir. Cuán equivocado andaba yo por aquel Jovellanos del siglo pasado. En realidad si quería aprender algo enmarañado pero esencial tendría que haberme hecho “gestor de ciencia”. Esta categoría se adquiere fundamentalmente estudiando leyes y economía, es contraproducente tener un título de científico o cosa parecida. Entre más alejado de un laboratorio estés más éxito tendrás creando e interpretado medidas retorcidas que van poniendo traspiés a todo aquel que quiera estudiar un fenómeno natural o incluso curar una patología. “¿Qué se habrán pensado los científicos?” creo que es el primer tema que deben pasar en su evaluación para obtener el grado exigido. Los demás módulos ni los menciono para no herir sensibilidades. 
Nunca imaginé que la Mecánica Cuántica fuera un juego de infantes comparada con el entramado burocrático que se ha tejido para gestionar un proyecto de investigación. Lo increíble y maravilloso está en la viveza involutiva de las medidas, cada una peor y más incompresible que la anterior. Pero aún más extraordinaria es la capacidad que tiene el “gestor de ciencia” de explicar y dar sentido a todas las medidas que debe aplicar cada día. Lo increíble es que, una vez sumido en la red, todo va cobrando sentido y sólo poquísimas veces recuerdan que, en una vida anterior, eran personas con una óptica común. Todo esto lo digo por pura experiencia propia, no penséis que voy de científico sabiondo que levita sobre la burocracia. No queridos, pero una vez fui normal. Por aquel entonces me percataba de las extravagancias exigidas para comprar un mísero reactivo de laboratorio, necesario para un experimento. Ya hoy estoy abducido, más de una vez me he descubierto explicando mil sin sentidos desde una lógica extrasensorial. A veces he justificado el despropósito y hasta intentado implementarlo. Mas de pronto he dicho basta. Hay otro mundo posible, donde las leyes y las medidas tengan por base el sentido común. Amigos gestores de ciencia, se puede, se puede dejar de buscar el mínimo detalle en una medida para despedir a un investigador que ha ganado una convocatoria de recursos humanos. He descubierto que se puede dejar de interpretar los extremos que nos inducen a prohibir la compra de reactivos necesarios para un proyecto de investigación… recordad que en uno de esos experimentos podrá salir la cura para una enfermedad que puedes padecer en el futuro. Pero, por encima de todo, vuelve a ser persona pensante, deja de hacerle el juego a quienes aún viven con la vista nublada… se puede, inténtalo. 
Os quiero, 
Ed.