Hola a tod@s!
En inglés existe una expresión que define con exactitud cuando alguien no sé percata de algo que disfruta… lo da por hecho. Probablemente quienes me lean, no sé cuántos lo hacen, encuentren un equivalente exacto en nuestra lengua. Yo no lo tengo en mente ahora. La cuestión está en dar por sentado algunos derechos, incluso todos, y actuar como si nunca pudieran desaparecer. Sin embargo, no es así. Quienes han tenido que dejar atrás sueños, familias y raíces por ganar algo tan inmaterial como son los derechos entienden de lo que hablo. A los otros, sólo os pido que abandonéis, por unos minutos, vuestra seguridad y ocupéis, también por unos minutos, la incómoda silla de quien no posee uno o dos de los derechos que tenéis.
En unas horas, a penas dos días, estaremos votando. Un acto maravilloso donde cada ciudadano de este país podrá escoger, en libertad, el tipo de España que amanecerá el lunes 29. Un derecho que, por ejemplo, yo no tuve durante una dilatada parte de mi vida y hoy, gracias a mi nacionalidad adquirida, tengo. Sin embargo, este acto tan simple y rotundo podría peligrar. No son pocos los que piensan que el hecho de no haber nacido en suelos de la Madre Patria me hace menos español. De nada sirve saberme de memoria los poemas de Lorca y poder discutir sobre la Constitución con la propiedad que aporta haberla estudiado. No tienen peso las dos décadas dedicadas a la Ciencia en este país hermoso que me abrió sus brazos a finales del siglos pasado… no eres español nacido y crecido en España, no eres igual. Faltó decir: eres de segunda. Quizá muchos penséis que es una ficción, un diálogo inventado para este Viernes puntual. Desafortunadamente, no es así. Nunca diré sus nombres pero han sido dos conversaciones con dos personas que considero inteligentes, solidarias, cercanas y amigas… ahí lo dejo, reflexionad.
Una vez abandoné todo, en palabras de una amiga “lo dejé todo que no era mucho, pero era lo que tenía” para ser yo. Ese “yo” que durante años tuvo que esperar para realmente “ser”. Vengo de un sitio donde votar libremente es un privilegio no concedido, donde nunca pude ir de manos por la calle con mi pareja, varón igual que yo. Allí tuve que simular otro Eduardo para lograr estudiar, sin sobresaltos, lo que quería. En mi isla metafórica, Cuba para los despistados, tenía que forrar los libros prohibidos para poder leerlos sin ser señalado, conteníamos lágrimas y emociones cuando alguien partía “por unos meses” a un lugar lejano del que nunca regresaría pero simulábamos que aquello no ocurriría. Fueron muchos los años desconectando mi cuerpo de mi mente y viceversa, repitiéndome una y otra vez: “seré yo, después” mientras cantaba el himno nacional e izaba una bandera. Hoy tengo muchas cosas pero sobre todo tengo derechos, muchos de ellos ni siquiera os percatáis de su existencia, nacisteis con ellos puestos, no tuvisteis que abandonar, simular, olvidar, asumir y luchar para tenerlos… pero esto, puede cambiar. Y no valdrá un “yo voto en blanco o no voto porque nadie me representa”, tampoco valdrá un “soy apolítico”… luego las consecuencias son para todos, incluyéndote a ti. Votar, además, es un acto responsable que debemos meditar. Hacerlo con rabia y despecho se aleja de cualquier recomendación. Existe el cerebro, exprímelo y piensa qué tipo de país generarías si tu voto fuera el de todos, qué opciones de gobierno se pueden dar con tu elección. No me considero a la altura de recomendar ningún partido… yo sólo soy uno más de aquellos que muchos consideran de segunda. Pero sí creo necesario decirte que votes y no dejes el sobre vacío. No creas que por ser frecuente y estar en la zona alta de la pirámide social los demás no importamos. Piensa que en algún momento, en un resquicio, en una característica y en algún lugar te puedes volver infrecuente, entonces, adorarías tener ese derecho que hoy das “for granted”.
Os quiero,
Ed.
4 comentarios:
Cuánta verdad junta <3. El domingo, como tú ;)
Eduardo, desde que te conozco pienso en el privilegio que es tenerte como amigo. Después de leerte hoy, todavía más. Abrazos zampowskianos.
Gracias Eduardo
Gracias Eduardo! He descubierto tu Blog por casualidad y la verdad es que me siento identificado con lo dices. Tenemos en común que tb soy Físico, trabajo en Madrid, enseño robótica y programación, disfruto de estas cosas, y además hemos nacido en la misma isla. Con suerte sabemos lo que ganamos en días así, junto a lo que hemos perdido ya para siempre. Es difícil de explicar pero lo haces bien y luego es difícil de entender por aquellos que comparten nuestro día a día y nuestros actuales afectos. Quiero pensar que es por lo que dices : " lo han recibido en herencia". No saben lo que es no tenerlo. Uno de mis alumnos un día le conte que uno de mis sobrinos pequeños nunca había bebido Coca Cola y si ves la cara de toda la clase era de " no te creo lo que me cuentas".
Seguiré leyendo tu Viernes cada vez que pueda. Un abrazo Eduardo. Por cierto, estamos muy cerca currando uno de otro! Viva Cuba!
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