Hola a tod@s!
Culmina una semana con el protagonismo compartido entre la re-contra-sabida-e-inventada crisis mundial del modelo capitalista y la carrera, ya ganada, por la presidencia de la Madre Patria. La crisis sigue su rumbo caótico de primas de riesgos, deudas soberanas y otros inventos financieros cuyo único objetivo es multiplicar por mil cada bien que se produce en el planeta, ahora además con el “temor” de un “crash” en Italia y yo me pregunto: ¿Me vais hacer creer que Italia se ahoga? Señores, en África a los niños se les nombra cuando ya pasan de los dos años, antes de ese tiempo no se cuenta con sus vidas… no me jodan con que en Europa estamos en crisis. La otra cara de las noticias, las elecciones, ha aumentado la intención real de vómito de todos los que tienen más de un dedo de frente (y lo de no utilizar dos dedos corresponde a un cálculo real). Yo sigo pensando que es muy triste tener que hacer uso del voto útil por aquello de que en aras de sacarnos de la dichosa crisis con una fórmula mágica, guardada en el baúl de la abuela de Fraga, tendremos que entregar nuestros derechos a los fachas. Por suerte, otras cosas han pasado: un amigo vino de Barcelona y discutimos y nos reímos, a otro lo despedimos porque USA se percató de su valía, a Eriel (uno de mis postdocs) París lo reclama con un contrato como científico y yo estuve disfrutando de un tostón encantador que lleva por título “Melancholia”… hablo de la última película de Lars von Trier que, siguiendo el camino iniciado con su Anticristo, lleva la imagen al sumo delirio de la poesía visual.
De todas formas no quería dedicar mi nuevo Viernes dominical a hablar de crisis, bancarrotas, ni del cara a cara entre Rasputín y el Babas, ¿aclaro quien es quien?, sino de otra cosa quizá más agradable. Esta semana, si la biología lo hubiese permitido, Mdme Curie cumpliría 144 años. El buscador Google se acordó de ella y le dedicó un doodle durante las 24 horas del día marcado y no una amiga, sino hasta cinco personas me escribieron llamando mi atención sobre el hecho. Entonces me vino a la mente un recuerdo dulce: tenía cuatro años y vivía en un pueblo perdido de Cuba con nombre de humanista asturiano (Jovellanos), tras una insistencia casi febril, mi madre accedió a comprarme un pequeño libro escrito por Herminio Almendros sin entender muy bien aquel empeño. El libro hablaba de una señora polaca que se enamoró de la ciencia e hizo de este amor su vida. Desde ese momento la Curie fue una especie de Hada Madrina, azul por aquello de las emisiones radiactivas del radio y el polonio, que guió mi vocación y hasta la selección de la carrera que luego estudié. “A pocos” fui humanizando aquella aparición en tiempos de mi infancia y ya en Madrid tuve noción de su dureza y escarceos. Sin embargo, nada emborronó mi hada azul, nada impidió que en mi primera visita a Paris, entre el Louvre y el Orsay, buscara el sitio donde la tímida polaca que llamaban Marie encontró la aguja en el pajar. Hoy también recuerdo que un amigo de la carrera, misógino y elitista, la hacía descender hasta el infierno con comentarios despectivos sobre la mujer que logró un puesto entre tanto hombre-sabio en los tiempos que la física se revolucionó… esto tampoco melló la imagen primera de mi madame. Unas cuantas décadas después, con canas y más de una decepción, la Curie sigue visitándome de vez en cuando y esto lo quería compartir con todos vosotros.
Os quiero,
Ed.
Culmina una semana con el protagonismo compartido entre la re-contra-sabida-e-inventada crisis mundial del modelo capitalista y la carrera, ya ganada, por la presidencia de la Madre Patria. La crisis sigue su rumbo caótico de primas de riesgos, deudas soberanas y otros inventos financieros cuyo único objetivo es multiplicar por mil cada bien que se produce en el planeta, ahora además con el “temor” de un “crash” en Italia y yo me pregunto: ¿Me vais hacer creer que Italia se ahoga? Señores, en África a los niños se les nombra cuando ya pasan de los dos años, antes de ese tiempo no se cuenta con sus vidas… no me jodan con que en Europa estamos en crisis. La otra cara de las noticias, las elecciones, ha aumentado la intención real de vómito de todos los que tienen más de un dedo de frente (y lo de no utilizar dos dedos corresponde a un cálculo real). Yo sigo pensando que es muy triste tener que hacer uso del voto útil por aquello de que en aras de sacarnos de la dichosa crisis con una fórmula mágica, guardada en el baúl de la abuela de Fraga, tendremos que entregar nuestros derechos a los fachas. Por suerte, otras cosas han pasado: un amigo vino de Barcelona y discutimos y nos reímos, a otro lo despedimos porque USA se percató de su valía, a Eriel (uno de mis postdocs) París lo reclama con un contrato como científico y yo estuve disfrutando de un tostón encantador que lleva por título “Melancholia”… hablo de la última película de Lars von Trier que, siguiendo el camino iniciado con su Anticristo, lleva la imagen al sumo delirio de la poesía visual.
De todas formas no quería dedicar mi nuevo Viernes dominical a hablar de crisis, bancarrotas, ni del cara a cara entre Rasputín y el Babas, ¿aclaro quien es quien?, sino de otra cosa quizá más agradable. Esta semana, si la biología lo hubiese permitido, Mdme Curie cumpliría 144 años. El buscador Google se acordó de ella y le dedicó un doodle durante las 24 horas del día marcado y no una amiga, sino hasta cinco personas me escribieron llamando mi atención sobre el hecho. Entonces me vino a la mente un recuerdo dulce: tenía cuatro años y vivía en un pueblo perdido de Cuba con nombre de humanista asturiano (Jovellanos), tras una insistencia casi febril, mi madre accedió a comprarme un pequeño libro escrito por Herminio Almendros sin entender muy bien aquel empeño. El libro hablaba de una señora polaca que se enamoró de la ciencia e hizo de este amor su vida. Desde ese momento la Curie fue una especie de Hada Madrina, azul por aquello de las emisiones radiactivas del radio y el polonio, que guió mi vocación y hasta la selección de la carrera que luego estudié. “A pocos” fui humanizando aquella aparición en tiempos de mi infancia y ya en Madrid tuve noción de su dureza y escarceos. Sin embargo, nada emborronó mi hada azul, nada impidió que en mi primera visita a Paris, entre el Louvre y el Orsay, buscara el sitio donde la tímida polaca que llamaban Marie encontró la aguja en el pajar. Hoy también recuerdo que un amigo de la carrera, misógino y elitista, la hacía descender hasta el infierno con comentarios despectivos sobre la mujer que logró un puesto entre tanto hombre-sabio en los tiempos que la física se revolucionó… esto tampoco melló la imagen primera de mi madame. Unas cuantas décadas después, con canas y más de una decepción, la Curie sigue visitándome de vez en cuando y esto lo quería compartir con todos vosotros.
Os quiero,
Ed.
8 comentarios:
Bonita historia Ed.
Vemos que no te quieres meter en las elecciones :-)
Sí, Ed, para todos los que amamos la ciencia, Maria Slodowska Curie es un hada madrina. La conservamos entre nuestros más preciados valores, sea cual fuere la valoración que se inventen aquellos que usan la crítica para intentar, en su mediocridad, marcarse "un tanto". Y en lo referente a esta vorágine económico - político - social que vive el mundo, y en particular la CCEE, también deberíamos preguntarnos a qué nos conduce: ¿a una sustitución de la democracia por una oligarco-cracia?
Ole!, Ole! y Ole!
vaya esto en honor de Maleva, Cenobia, Diotima y tantas otras.
Bilitis
Cuando te pones así de romántico, me encantas!
Aquí tenemos un científico enamorado de lo que hace y con vocación humanista. Seguro que alguno vendrá a criticarlo y seguro que será por envidia.
me gustó mucho tu viernes ...sobre todo los recuerdos que te
trae a la mente la imagen de la Curie; la infancia, la carrera, en
fin!!!!
un beso
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