Hola a tod@s!
La semana pasada tenía preparado un Viernes de esos que me salen “graciosos”. Alguien me había definido como “egobloguer” y me metía, así de repente, en el saco de los que opinan y opinan para crear tendencias, resultó gracioso y con el tema desarrollé un Viernes. Sin embargo, París ardió, se tiñó de sangre y mis gracias sobre la egoblogmanía y otras clasificaciones no pintaban adecuadas. A partir de entonces el ciber espacio se inundó de opiniones, todas doctas, todas acertadas y contrarias a la anterior. De repente Facebook y Twitter reventaron con análisis certeros, fundamentados… opiniones esféricas, sin aristas. ¿Quién tiene la razón? ¿Los que criticaron que pusiera la bandera francesa en mi foto de Facebook? ¿Los que la pusieron como yo? ¿Los que me señalaron con el dedo superior por haber participado en uno de los minutos de silencio institucionales con reina emérita incluida? He escuchado y leído de todo. Una catedrática de políticas vino a decir que su dolor no estaba al lado de los franceses, sus lágrimas no mojarían las heridas de un occidente al cual no siente pertenecer… todo ello con una copa de vino, occidental, en la mano. En otro extremo están los que ya ven a los refugiados como el caldo de cultivo de terroristas. ¿Dónde me sitúo? Ninguno tiene la razón y todos la tienen. Es humano la empatía con lo cercano. París está a dos horas de avión y en esos lugares pude haber estado. En Siria, probablemente no.
Entonces no es criticable que me sienta aturdido por un atentado en Francia del cual pude haber sido víctima, en el cual murió la amiga de un conocido. Pero también pienso en los orígenes de este despropósito, en el quién armó a quién y por qué. La naturaleza humana es complicada y erguirse con la bandera de la razón es en extremo peligroso. Lo único cierto es que cada vez que una bomba explota se van vidas y libertades. Por lo pronto nunca apoyaré nada que promueva ni un ápice una “cultura” donde la mujer es un ser inferior, el gay es un ente a eliminar y la historia debe ser escrita en nombre de un dios… venga de donde venga. Pero no todo ha sido terrible estos días. Como un rayito de luz minúsculo y tembloroso entre tanta oscuridad puedo decir que el Comité Olímpico Internacional me ha financiado un proyecto para combatir el dopaje estudiando marcadores del sistema inmune y, con ello, El País se ha hecho eco. También que "It gets better" ya sacó al ciber mundo algunas entrevistas para ayudar a los jóvenes LGTB a desarrollar sus vidas sin complejos. Entre ellas una mía que me ha gustado mucho. Todo eso mientras tanto el número PI aparece en la mecánica cuántica y mi equipo encuentra un tipo celular que nunca habíamos visto… lo dejo ahí.
Os quiero,
Ed.