sábado, 27 de junio de 2015

Viernes... orgulloso, como no podía ser de otra manera.

Hola a tod@s!
“¿Por qué tengo que darte la enhorabuena por estar en una lista de homosexuales influyentes?” Fue la pregunta de una amiga. “¿No entiendo eso de celebrar el orgullo gay? ¿Acaso celebro yo ser hetero?” Otro comentario… Y creedme, estas palabras provienen de personas que están lejos de la homofobia, pero simplemente nunca han padecido la infrecuencia. España, y al parecer el planeta entero, está dando pasos importantes por equipar los derechos, las leyes ayudan a la normalización de lo que es corriente pero lleva siglos sin reconocerse como tal. Ahora bien, esto no hubiese sido posible sin la valentía de quienes se levantaron un día y dijeron “basta de creerme inferior por ser infrecuente”. Generaciones enteras tuvieron que vivir en la mentira o bajo tierra, escabullendo la mirada superior de quien decidió señalarlos con el dedo por ser diferentes. Muchas son las personas como mi amiga que piensan que ya todo está hecho, que no son necesarias las listas, ni celebrar ningún orgullo… muchos son los que sueñan con que la aceptación es plena. Pero no es así. En la mismísima Madrid se dan casos de agresiones a parejas de homosexuales por mostrarse tal cual en la calle. En el trabajo la palabra novio para referirse la pareja de un chico se atraganta. El cotilleo y la risa nerviosa son protagonistas cuando se habla del tema, y la enhorabuena por destacar entre este colectivo es una ausencia incómoda que no se sabe gestionar. El año pasado, cuando El Mundo decidió ponerme en la lista de los homosexuales más influyentes del país, en mi hospital se armó un cristo. Desde Comunicación me reprochaban no haberlo informado antes, mi amiga, la que no encuentra motivos para darme la enhorabuena, se enfadaba por tenerse que enterar a partir de terceros y así el etcétera se hacía infinito. Este año, cuando ya tenía medio seguro que volvería aparecer, envié un email a Comunicación con copia a las “fuerzas vivas del hospital”, les decía que era un honor para mí estar allí y una publicidad blanca para el Instituto que dirijo… entonces, el silencio se instauró en mi email. ¿No lo saben gestionar?, ¿les molesta?, ¿les parece inadecuado?… nunca lo sabré. Sé que desde la sombra las interferencias han estado en marcha durante un año, pero las cosas van cambiando, quieran o no. No seré yo quien dé marcha atrás. 
Os quiero y feliz día del Orgullo Gay,
Ed.
PD: http://www.elmundo.es/album/loc/2015/06/27/558d8120e2704ece458b458c_11.html

viernes, 19 de junio de 2015

Viernes... uno más.

Hola a tod@s!
Hoy es Viernes, algunos dicen “por fin”, yo ya no sé si es mejor tener un fin de semana para llenar con una búsqueda infructuosa de piso, o seguir trabajando para tener alegrías puntuales con las que refrescar la existencia. Mientras tanto, Madrid se ha debatido entre el tórrido verano y coletazos invernales. El fuego infernal se instauró por unos días precediendo una bajada de temperaturas que llenaron de gripe las urgencias. Y es que nada en esta ciudad se trata con calma, mirad la llegada de Manuela a la alcaldía. Sin saber aún donde estaba su silla ya tenía una crisis de gobierno, con el ordenador frío y sin encender tuvo que dar explicaciones, ruedas de prensa y entrevistas varias. Ahora nos hemos vuelto finos, refinados, tiquismiquis y uso el plural porque me incluyo. Ni lo veo mal, ni lo veo bien… simplemente lo veo. Estoy planteándome re-leer mis tweets y mis Viernes, analizar cada palabra escrita o dicha, maquillar el pasado, todo puede ser usado en contra. Pero no parece ser fiebre española, en el Reino Unido un premio Nobel ha tenido que dimitir por contar la manera en que se han desarrollado sus relaciones con las mujeres científicas que ha tenido en el laboratorio. ¿Machista? Seguro que sí. Pero dónde está el límite. En realidad somos diferentes, reaccionamos diferentes y en ello puede estar la sal y el azúcar de la vida. El hombre, por lo general, es menos sensible. La mujer, en casi todos los casos, acerca las críticas a la esfera personal. Y mejor lo dejo aquí porque no quiero tener que dimitir de… bueno en realidad no tengo de qué dimitir pero nadie sabe si en el futuro he de dar explicaciones. Así que prefiero cambiar de cuerda, pasar del activo al descriptivo. Decir, por ejemplo, que me aburrí soberanamente con la puesta de “Porgy and Bess” del Teatro Real, ni el “Sumertime” logró espabilarme. Sin embargo, el plano falsamente único de “Hablar” me dibujó una sonrisa, de miércoles por la noche, en una ciudad que parecía estar viviendo los prolegómenos de un desastre… y hablo de Madrid, por su puesto. “Hablar” es un eterno plano secuencia que enamora y huele a premio, a pesar de defectos y efectos. También puedo decir y digo que estos días se me han llenado de amigos, distantes como Paneque que me anuncia por whatsapp “estoy en Madrid” luego de 3 años de ausencia, amigos como Ernesto que me monta una cena en Barcelona o Carlín que me enseña una playa escondida. Amigos como Lilo que camina y camina conmigo en su nueva ciudad y me cuenta y le cuento.
Y así, entre uno y otros, sigo andando, buscando una verdad que a veces se esconde.
Os quiero,
Ed.