“¿Por qué tengo que darte la enhorabuena por estar en una lista de homosexuales influyentes?” Fue la pregunta de una amiga. “¿No entiendo eso de celebrar el orgullo gay? ¿Acaso celebro yo ser hetero?” Otro comentario… Y creedme, estas palabras provienen de personas que están lejos de la homofobia, pero simplemente nunca han padecido la infrecuencia. España, y al parecer el planeta entero, está dando pasos importantes por equipar los derechos, las leyes ayudan a la normalización de lo que es corriente pero lleva siglos sin reconocerse como tal. Ahora bien, esto no hubiese sido posible sin la valentía de quienes se levantaron un día y dijeron “basta de creerme inferior por ser infrecuente”. Generaciones enteras tuvieron que vivir en la mentira o bajo tierra, escabullendo la mirada superior de quien decidió señalarlos con el dedo por ser diferentes. Muchas son las personas como mi amiga que piensan que ya todo está hecho, que no son necesarias las listas, ni celebrar ningún orgullo… muchos son los que sueñan con que la aceptación es plena. Pero no es así. En la mismísima Madrid se dan casos de agresiones a parejas de homosexuales por mostrarse tal cual en la calle. En el trabajo la palabra novio para referirse la pareja de un chico se atraganta. El cotilleo y la risa nerviosa son protagonistas cuando se habla del tema, y la enhorabuena por destacar entre este colectivo es una ausencia incómoda que no se sabe gestionar. El año pasado, cuando El Mundo decidió ponerme en la lista de los homosexuales más influyentes del país, en mi hospital se armó un cristo. Desde Comunicación me reprochaban no haberlo informado antes, mi amiga, la que no encuentra motivos para darme la enhorabuena, se enfadaba por tenerse que enterar a partir de terceros y así el etcétera se hacía infinito. Este año, cuando ya tenía medio seguro que volvería aparecer, envié un email a Comunicación con copia a las “fuerzas vivas del hospital”, les decía que era un honor para mí estar allí y una publicidad blanca para el Instituto que dirijo… entonces, el silencio se instauró en mi email. ¿No lo saben gestionar?, ¿les molesta?, ¿les parece inadecuado?… nunca lo sabré. Sé que desde la sombra las interferencias han estado en marcha durante un año, pero las cosas van cambiando, quieran o no. No seré yo quien dé marcha atrás.
Os quiero y feliz día del Orgullo Gay,Ed.
PD: http://www.elmundo.es/album/loc/2015/06/27/558d8120e2704ece458b458c_11.html