Hola a tod@s!
Este Viernes-tardío podría empezar comentando
el disparate de clima que tenemos por España, donde andamos sobre la nieve con
ropa de verano por aquello de haber hecho el cambio de ropero. También valdría
despotricar contra Gallardón, aquel que cubría su verdad con frases progres y
gestos de izquierda. El mismo que hoy, ministro de justica, se cubre de gloria,
primero con la intención de eliminar el derecho al aborto y luego amenazando
con quitarnos la nacionalidad a los inmigrantes que protestemos. ¿Qué se ha
pensado semejante imbécil con gafas? O quizá valdría la pena hacer una
recomendación firme, y escribir un par de cuartillas a favor de un “Esperando a
Godot” que el Centro Dramático Nacional ha tenido a bien subir a sus tablas
para hacernos reflexionar sobre lo absurdo que nos es inherente. Incluso como
arranque del texto no desluciría un comentario sobre “On the road” la película
que ha vestido de largo a Kristen Stewart mientras nos hace recordar la
generación beat sin Ginsberg. Sin embargo, creo que dedicaré este Viernes a una voz necesaria para el hoy de
aquí y allá.
Resulta que hace
algún tiempo en las Isla de las Metáforas (eyyy nuevos, estoy hablando de
Cuba), apareció un molesto grano para el sistema. Este punto negro en forma de
blog comenzó a crecer hacia fuera y los cubanos de ese allá que resulta tan
disperso lo hicieron global. El blog se hizo llamar “Generación Y”, haciendo
referencia a esos nombres simpáticos que llenaban las aulas setenteras de toda
la isla… locura para los profesores que en ocasiones no sabían si Yoandri era
niño o niña, por no hablar de Yonelis, Yanetzi, Yhosvany, Yodol o Yuritsi.
Yoani Sánchez, su creadora, era una filóloga devenida tecnóloga de la
información y, fundamentalmente, eco de todo aquello que allí acontecía. A
pocos y con la ayuda de eso que nadie puede detener, internet, la voz no-oficial
elevó el volumen y se hizo escuchar nítidamente. Unos cuantos años han pasado y
hoy “Generación Y” ya es un fenómeno planetario, mientras tanto, su gestora es
aplaudida o abucheada en dependencia del credo. Lo cierto es que Yoani ha
estado en Madrid y pude escucharla mirándole los ojos. La verdad es que su voz
es necesaria, no sólo para Cuba, sino también para este mundo engreído que
habitamos. Si, engreído, no he dicho mal. Engreído y lleno de engreídos. Porque
hoy tod@s nos pensamos en posesión de la verdad, el de derecha piensa que el de
izquierda se equivoca, el de izquierda no escucha lo que se habla a su diestra.
¿Dónde está la cordura? Por ello quedé prendado de esta minúscula gran mujer
que se define como transversal y sólo pone sobre la mesa los datos irrefutables
que son base de su lucha. Yoani quiere la libertad de expresión en Cuba, quiere
borrar “las metáforas” oficiales de la “isla”, aboga por una comunicación entre
todos los cubanos, los de dentro y los de fuera, no quiere manos dadas para una
foto y sí discusión para acercar posiciones entre todos los nacidos en aquel
sitio… “con la maldición del agua por todas partes”.¿Qué hay de malo en ello? Nada. Sin embargo, aquí
el ala más radical de la izquierda la ha
sepultado, le ha negado la palabra y me pregunto: ¿Si alguien se abre a ti la
respuesta es cerrarte? Hubo quien dijo que izquierda unida (hoy así, en minúsculas) no
comulgaba con una pro-imperialista. Yo recuerdo cuando Llamazares (entonces
líder de ese partido) dijo frente a una cámara de televisión que “Cuba era la
mayor democracia que había en el mundo”. Por eso, yo y otro par de millones de
cubanos estamos fuera de la isla. ¿Quién es más imperialista?... Más críticas
llovieron cuando aparecieron en los periódicos fotos de Yoani con
representantes de UPyD y el PP. Es cierto, esos partidos y también el PSOE la
invitaron a dialogar. ¿Por qué decir no? Si se diera el caso, algo muy
improbable, y Gallardón, el mismo que llamé “imbécil con gafas”, me invitara a
dialogar allí estaría con mis argumentos e ideas, pero sobre todo, con mis
mejores intenciones para acercar posiciones y sacar provecho del debate. Apelar
al intelecto y la fuerza de las palabras es, quizá, lo que nos pueda salvar del
despropósito que vivimos. Esto, justamente, es la filosofía motora de Yoani, la
misma que cuando le pregunté si quería ser presidente de una Cuba futura me
dijo que su papel era la de una periodista con ojo crítico… “me falta cinismo”.
La misma que ha advertido que se “convertirá en la primera balsera en dirección
contraria” si el gobierno de Cuba le niega la entrada a su país. La mismísima con
quien comparto que “la sanidad y la educación no pueden ser moneda de cambio
para perder libertad”. Pero principalmente, esa que nunca pierde la
ecuanimidad, ni la esperanza de que su Teo viva en libertad.
Sé que este Viernes
no será bien recibido por muchos, sólo os pido una reflexión por el supuesto
contrario. Al final no es bueno ser ni de izquierda ni de derechas, lo esencial
es tomar lo mejor de cada lado y caminar hacia delante.
Os quiero,
Ed.
PD: Lilo… ya empieza
otra etapa. Yoss contigo tengo que conversar. Ro-He felicidades por la plaza.
Mónica… en Madrid hay sitio para todos, bienvenida.