Hola a tod@s!
Vaya qué tarde me ha pillado este Viernes… ya es domingo y la semana no ha tenido desperdicio. Empezamos con un obispo diciendo por la TVE que la homosexualidad nos lleva directamente al infierno y tiene como socia la prostitución y yo, para celebrarlo, terminé bailando más de cinco horas en la boda de mis amigos Daniel y Jesús… lo mismo ya estoy en el infierno y es más divertido. Los tiempos cambian pero algunos lo niegan, en Italia catalogan de X una serie española de adolecentes donde una de las parejas, de las miles que se formaban y desintegraban, era gay. Pero no hay que irse tan lejos, por España algunas inercias se resisten al paso del tiempo y la casa de rey (minúsculas apropósito) no se percata que aquello de la caza es pretérito imperfecto y, con la está cayendo, no admite conjugación en el presente. Después del escándalo del duquesito con mano suelta y la infanta que nunca se percató de los negocios oscuros de su marido, ahora resulta que los niños “reales” juegan con armas de fuego, la reina se pasa largas temporadas fuera de España y el rey se permite ir a cazar elefantes, en viaje privado, con lo que le pagamos todos. ¿Pero qué se han pensado? Para empezar deberíamos pedir que depongan las armas y se disuelvan… ya después pensaremos que utilidad le damos, y me refiero a las armas. Ha sido de chiste divino… el mismo día de la república, salta la noticia. Pero esta semana ha dado para mucho más, un amigo nos visitaba desde su NY casi natal y me he reído mucho con él, en donde trabajo he asumido una responsabilidad difícil de llevar a cabo, se ha anunciado una subida astronómica del precio del metro en Madrid, el presidente de España evitó a la prensa y su popularidad cae en picado, los recortes ya alcanzan rango de cortes… eso sí a la iglesia católica no la han tocado y la casa real, de nuevo con los mismos, han tenido sólo re-toques en su presupuesto. ¿Por qué? y puedo seguir una lista con “etc” tardío. Sin embargo, prefiero terminar contándoles una historia de amor. Resulta que dos chicos se conocieron hace catorce años en un sitio de esos que el obispo del principio catalogó como lupanar de hombres, un mes después se fueron de Madrid para vivir en San Francisco, lugar donde uno de ellos estaba radicado. El visado terminó para el visitante y el regreso a la Madre Patria se hizo mandatorio, el que allá vivía dejó casa, trabajo y vida americana y se instaló en Madrid. Mucho ha llovido, tres rupturas, un montón de poemas, algunas empresas de éxito y varias crisis de pareja… pero al final, las historias que son de verdad lo aguantan todo. Ayer decidieron casarse, y muchos dirán que sucumbieron a la tradición, pero la realidad es que quisieron gritar al mundo que se quieren y que aquí, por ahora, podemos usar la ley para unirnos un poco más. No les deseo felicidad, porque ya la tienen, les deseo que los hombres que hacen y deshacen las leyes no les quite ese derecho.
Os quiero,
Ed.